Los niños dan la nota en la pasarela
La Feria Internacional de Moda Infantil y Juvenil (FIMI) presenta las tendencias en Valencia
Se abre el calendario de pasarelas de moda en el año de la crisis y con el temor de una recesión en ciernes. El 2008 fue un año caótico para la moda, que estuvo caracterizado por un vertiginoso loop entre la indecisión y los extremos. El mantra consumista era "se-puede-tener-todo". Pero ahora, es otra canción. Llega la resaca moral. La más madrugadora de las citas con la moda es FIMI -la Feria Internacional de Moda Infantil y Juvenil- que se celebra en Feria Valencia del 16 al 18 de enero, coincidiendo con la Feria Internacional de Puericultura. La feria acoge todas las novedades para la temporada Otoño-Invierno 2009-2010, propuestas que se materializan en la Pasarela FIMI Fashion Show que esta vez rinde homenaje al ambiente y escenografía de los palacios barrocos.
Y es que la moda infantil sigue sus propios designios, siempre tan sui generis. Los caminos del mercado son inescrutables. Las firmas que participan en esta edición son: AKR Kids, Barcarola, DDP, Elisa Menuts, Giesswein, Girandola, Gorila, Me Too, Mim-Pi y Tuc Tuc. Será un invierno urbano y depurado, nos dicen. Despunta un nuevo minimalismo, pero esto no significa necesariamente aburrido. Sólo más racional y refinado. Prendas muy invernales con materiales nuevos que dan un cambio absoluto al colorido, huyendo -por fin- de los edulcorados pasteles. Vestidos simples, blusas y faldas capa, pantalones largos al tobillo. Toques románticos sin ñoñerías. Despliegue de estilos y formas. Colores contundentes para los días grises. Panas lisas, cordelé y franelas. El oversize se conjuga con la tradición sartorial, el clasicismo evolucionado suena más a rock que al cocherito-leré. Tejidos ricos en texturas, bordados ornamentales, gorgeritas en chico y chica, mangas fruncidas y farol, y cheviot muy recargado.
La tendencia rockera se parece más que nada a una parodia de The Killers. Resulta o bien inspirador o bien aterrador. Por no mencionar el hecho de que la industria de la moda infantil coge muchas de las mutaciones por las que pasa su "hermana mayor" y no solo las vuelve explícitas, sino que parece regodearse en ellas. Born to be wild.