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Reportaje:

El nuevo estilo de Nacho Casanova

El dibujante valenciano prescinde en su 'Autobiografía no autorizada' de las masas negras que caracterizaban sus historietas

Nacho Casanova presentará su última obra esta tarde en Futurama, una conocida librería de tebeos de Valencia. Dicho así, suena como un tebeo más, pero hay unos cuantos detalles que hacen de la presentación de su Autobiografía no autorizada un momento muy interesante. Esta obra marca un punto de inflexión en la obra de Casanova porque trae un cambio gráfico muy relevante. "Decidí que necesitaba un estilo nuevo" explica Nacho, "que me permitiese contar mis historias desde un punto de vista cercano, como si las contase en una cena de amigos". La diferencia es notable: el álbum es terriblemente parecido al cuaderno de notas que trae en las manos y prescinde de las dramáticas masas negras que llenaban de matices sus anteriores páginas. Ahora el tono es más vivo, más ágil, como liberado de una pesadumbre que caracterizaba sus dibujos. Y es, evidentemente, muy apropiado al tono de sus historias.

"Algunos amigos me llegan a preguntar si sucedieron así las cosas"

"No ha sido sencillo encontrar quien me publicase este álbum", admite Nacho. "A veces envías la obra a diversos editores, a muchos, y casi todos dan una respuesta positiva con algunas reservas. Está el caso, por ejemplo, de una editora francesa que me dijo que mi trabajo era demasiado español y que los franceses no iban a comprender cosas como la botella de butano en el balcón". No deja de sorprender que un género en el que se mueve Nacho, que los americanos denominan slice of life, y que es, simplemente, un voto por lo cotidiano, lo real, lo cercano, las historias que nos pasan con nuestros vecinos, y que tiene plena vigencia en la práctica totalidad de las referencias culturales occidentales, reciba comentarios como estos. Porque la obra de Casanova es, sobre todo, cercana. Pero Nacho Casanova es un tahúr. También es un autor de tebeos, pero lo que hace con sus historias tiene más que ver con los trileros sobre una caja de cartón que con otra cosa. Escogió cuidadosamente el título al igual que los engaños y ficciones que salpimentan sus páginas. "Es curioso", detalla Casanova, "porque algunos amigos que vivieron algunas de las historias que aparecen, me llegan a preguntar si sucedieron así las cosas. Y evidentemente, no fue así. Pero lo importante es hacer una historia, no mantener una fidelidad a los hechos. Sin embargo, que ellos lleguen a decir estas cosas es una señal de que he conseguido transmitir proximidad, que era uno de los objetivos principales". El objetivo está, en cualquier caso, cumplido: la lectura de esta autobiografía resulta cercana, agridulce, con toques de humor y momentos con una carga dramática en la que Nacho no duda en expresar temores, ilusiones y sentimientos. Al acabar, uno ha compartido momentos muy especiales con él. O más bien no, porque Nacho Casanova nos ha engañado: ha enseñado verdades y sentimientos prestados, realidades e invenciones. Las ha barajado con cuidado y, de repente, uno se siente muy amigo de alguien que, en realidad, no existe.

El título completo de la obra presentada es Autobiografía no autorizada, volumen 1. Eso quiere decir que existe un segundo volumen que está prácticamente acabado y que también está constituido de relatos breves construidos a base de retales de realidad, recuerdos atribuidos a otros, historias inventadas y un estilo limpio en el que se prescinde de todo artificio: una página en blanco, un rotulador y después unas tramas, y ya está. Libre de artificios, concebido para que caigamos dentro de la historia como si realmente hubiesemos estado allí.

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