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La oposición acusa a Barberá de frivolizar con el 23-F

Como tantos otros políticos españoles, la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, relató ayer, a preguntas de los periodistas, cómo vivió el intento de golpe de Estado del 23-F de 1981. Ayer se cumplieron 30 años de la intentona golpista. Barberá, entonces periodista en el Gobierno Civil de Valencia, rememoró con cierta relajación y, en algún momento sin contener la risa, los acontecimientos vividos aquella noche en la sede gubernativa.

Barberá recordó cómo oyó por la radio -seguía la sesión de investidura de Leopoldo Calvo-Sotelo- los disparos y la famosa frase de los golpistas "todos al suelo". Explicó cómo luego recibió la llamada del gobernador civil de Valencia, José María Fernández del Río, para que acudiese al Palacio del Temple, y relató que a su llegada coincidió con el gobernador militar, el General Caruana, responsable de comunicar al gobernador el estado de sitio.

"De repente, Enguídanos [un funcionario de Gobierno Civil] nos dijo que había llegado un bando tremendo y empezamos a oír por la radio a Palmer [un periodista], que leía ese bando con las órdenes del entonces capitán general Jaime Milans del Bosch, con la anulación de los partidos políticos y el decreto de estado de sitio", agregó.

La alcaldesa siguió su relato y en un momento dado contó cómo después aparecieron los tanques en los jardines del Gobierno Civil: "Hasta que aparecieron los tanques. Uno se metió allí en medio... [risas] e hizo con la tanqueta purrrrr y luego se volvió [apuntando] a la fachada [del Gobierno Civil]. Y después, la alegría de ver al Rey en la televisión. De eso me acuerdo muy bien", concluyó.

Oposición indignada

No fue tanto lo que contó sino cómo lo hizo lo que molestó ayer a la oposición municipal. Oídas sus declaraciones, el concejal socialista Juan Soto lamentó la "relajación" y las "sonrisas" de la alcaldesa al referirse al 23-F. "Supone [el tono de sus declaraciones] un desprecio a todos los que pasaron mal aquella noche", agregó el edil, quien apostilló que "si había una familia en Valencia que podía estar totalmente tranquila y no temer nada, por sus antecedentes y su trayectoria, era la familia Barberá Nolla". Soto no quiso entrar en detalles pero se estaba refiriendo a la relación del padre de la alcaldesa con el franquismo.

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El concejal de Gobierno Miquel Domínguez acusó a Soto de "mentalidad sectaria" y criticó la "mezquindad" de sus palabras.

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