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Los planes de formación flexibles recuperan a los objetores escolares

El recorte de 400 docentes en planes de apoyo y refuerzo dificulta la continuidad

"No podemos desaprovechar los primeros 18 años de la vida de una persona. Si no se le incluye en este periodo, no se le incluirá jamás". Ésta es la cruda reflexión que sale de la boca de uno de los sociólogos más reconocidos dentro y fuera de Europa, Ramón Flecha, director desde noviembre de 2009 del proyecto europeo Includ-ed, que busca fórmulas educativas incluyentes entre los más desfavorecidos, y es "el proyecto educativo de la UE más caro de la historia, con un presupuesto de 3,5 millones de euro". Flecha, además, es el promotor más activo de las "comunidades de aprendizaje". Una realidad educativa de éxito probado que funciona en varias comunidades autónomas en 77 centros educativos. Junto a él, directores de una decena de colegios e institutos valencianos coordinados por el profesor e investigador Xoxé Manuel Souto debaten sobre la segregación o integración de los alumnos "al borde del desahucio".

Flecha dirige un proyecto de la UE sobre la educación incluyente
"Si a una persona no se le incluye en sus 18 años de vida, no lo hará nunca"

Trabajan con los llamados objetores escolares a quienes -antes de abandonar el microsistema escolar- el sistema social o el familiar ya les habían dado la espalda. Pero no todo está perdido. La "flexibilización" académica en forma de programas paralelos al currículo ordinario, talleres o Programas de Cualificación Profesional (PCPI) dentro de los centros facilita a los profesores la "recuperación" de un "crisol" de jóvenes procedente de diferentes nacionalidades y clases sociales "muy desfavorecidas", como explica Anna Llopis, directora desde hace seis años del IES Orriols de Valencia, en el barrio obrero del mismo nombre, marcado por la inmigración.

Llopis muestra una escena en su instituto, en colaboración con la ONG Save the children, en la que cuatro alumnos y alumnas se tumban en el suelo con las cabezas en el mismo punto. Para levantarse requieren de la coordinación de los otros. ¿Cuál es el mensaje que quiere trasladarles? "Necesitamos el esfuerzo de todos. Por eso, para levantarnos, necesitamos ponernos de acuerdo todos", comenta a un auditorio entregado, en las jornadas de primavera organizadas por CC OO para debatir sobre "la educación como instrumento de inclusión social".

La implantación de los PCPI en el mismo instituto y la colaboración con entidades del barrio como Xabec han servido para que "niños desescolarizados de la calle, se reenganchen" a los estudios. En las encuestas anuales, el clima escolar ha mejorado un 90% y las cifras de integración son brutales. "Más del 60% de los alumnos de 1º curso de PCPI de jardinería y hasta un 80 de 2º, en informática han acabado".

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A los PCPI, diseñados por la Ley Orgánica de Educación, se suman otros planes como el autonómico Integra, para la prevención del absentismo, o los estatales PROA y PASE, de apoyo y refuerzo -que con el recorte de 400 docentes programado por la consejería para el próximo curso- perderán su consolidación.

Hasta 78 centros, con problemas sociales muy concretos, funcionan así. Por ejemplo, el instituto público La Coma, que fue pionero en su introducción.

Arnaldo Mira, del IES La Coma -un centro particular cuya matrícula "varía cada semana"-, explica que se trabaja en "dos direcciones" nuevas. Una, introducir al alumnado en la gestión del centro. Y dos, en "medidas alternativas para casos de infracciones muy graves". Los profesores debaten en este momento el método de la expulsión como respuesta a una infracción grave. "El resultado a medio plazo es que el chico vuelve tras la expulsión mucho peor, porque ha pasado 15 o 20 días en la calle. Es evidente que la expulsión del centro es todo, menos educativa", comenta Mira. Para ello estudian crear un espacio paralelo, muy planificado, para estos casos. "Pero no se trata de un aula-prisión, nuestra meta es la inclusión, no lo contrario", dice.

La extensión de la tarea formativa que se realiza en el IES de La Coma se completa desde hace 10 años en el taller Itaca-La Coma, de CC OO. Allí unos 40 alumnos, desde los 16 años en adelante, se forman en albañilería, fontanería y electricidad. Realizan sus prácticas fuera del centro, rehabilitando viviendas del IVVSA en el barrio. La experiencia, lejos de segregar, ha logrado recuperar a gente que antes estaba en la calle.

"¿Segregar o integrar? No están más integrados en el último rincón del aula, durmiendo", concluye Francisco Cobacho, del IES La Senda de Quart de Poblet. Un centro modélico por su colaboración con las brigadas municipales de trabajos de jardinería o mecánica. "¡La raíz cuadrada, qué gran tema! A mí no me ha servido nunca", ironiza. "¿Qué es más importante la sociolingüística de un oficio o la sinalefa?"

QUART DE POBLET: "Antes rompían las cosas, ahora arreglan motos y jardines"

"El trabajo de oficios es el eje de todo lo que explicamos en clase. ¿Por qué hace falta aprender el sistema decimal? Para medir", explica Francisco Cobacho, profesor de largo recorrido del IES La Senda Quart de Poblet. "No les enseñamos un oficio, pero sí hábitos en primeras destrezas que les pueden ser útiles en la sociedad. Además de que tratamos de recuperar su autoestima, porque eran alumnos desahuciados del sistema escolar. Y les damos una preparación, en general, para la vida no escolar". El taller de mecánica o el de jardinería se hacen colaborando con las brigadas municipales. "Antes eran los que rompían las cosas. Ahora arreglan motos robadas o los bancos y jardines de los parques".

PATERNA-LA COMA: "Tenemos alumnos llegados en cayuco desde Canarias"

"La matrícula varía casi cada semana, pero aproximadamente hay unos 150 alumnos", cuenta Arnaldo Mira, del IES La Coma (Paterna). "La población del barrio es extremadamente itinerante, porque alumnos matriculados en septiembre ahora pueden estar trabajando con su familia en La Rioja". "Uno de los retos de todos los que trabajamos en estos programas -ONGs, Ayuntamiento, Servicios Sociales- es erradir el absentismo escolar", precisa este profesor de un centro con "el 35% de población de etnia gitana y un 60 o 70% procedentes del África subsahariana (Malí, Senegal, Gambia, Mauritania) llegados en cayucos a Canarias, que viven en pisos de acogida en Burjassot".

TORREFIEL: "El instituto es un crisol. Hay todo tipo de programas"

Torrefiel es un barrio de Valencia nacido en los sesenta con inmigrantes procedentes de Castilla-La Mancha. En 2000, se establecieron familias extranjeras que no trabajan, algunas de ellas "desestructuradas dramáticamente". "El instituto es un crisol de alumnos amplísimo, donde ser inmigrante es solo una diferencia más. Eso nos ha costado de entender", explican Susi Gil y Amparo Rodríguez. Por eso tienen planes de diversificación curricular desde 1998. También un Aula PASE para inmigrantes no hispanohablantes. "Hemos buscado programas para todos ellos, después de detectar sus problemas y comprender su contexto social. Antes hasta sus familias dudaban y ahora los apoyan".

ORRIOLS: "La escuela sola no cambiará, tenemos que cambiar"

"La escuela sola no va a cambiar. Somos nosotros los que tenemos que cambiar y aprender a trabajar con lo que tenemos", afirma Anna Llopis, directora del IES Orriols de Valencia. Un instituto que desde 2003 ha implantado programas de compensatoria dirigidos a los alumnos recién llegados, pese a que "el 40% de su plantilla docente" es itinerante y se renueva cada curso, para el cual se han inventado un plan de acogida para tutorizar e integrar a los docentes nuevos. También han puesto en marcha otro de convivencia para mejorar el clima escolar y lo han conseguido, gracias a los alumnos mediadores. Los PCPI han frenado el absentismo y reenganchado a jóvenes de la calle.

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