_
_
_
_
_
Apuntes

La prisa por implantar la carrera complica la vida a 60 alumnos

Ignacio Zafra

El rector de la Universidad Católica de Valencia, su Gran Canciller (el arzobispo de Valencia) y los valedores políticos de su facultad de Medicina (que hicieron posible su creación a la velocidad de la luz) tenían mucha prisa por poner en marcha la carrera. Tanta, que aunque la implantación de nuevos títulos estaba suspendida por un decreto del Gobierno, y aunque la misma Generalitat se había expresado en el mismo sentido poco antes, intentaron por todos los medios arreglar todo el papeleo a principios del año pasado para que este curso (el 2007-2008) la titulación ya estuviese funcionando. No lo consiguieron, pero para cuando el consejero de Educación, Alejandro Font de Mora, admitió que la universidad había renunciado a sus planes, la cosa había ido muy lejos para 60 alumnos, que se habían matriculado con la esperanza (aunque advertidos de los riesgos) de que finalmente la carrera sería aprobada.

Más información
La facultad católica de Medicina suspende en profesores y hospitales

Se puso en marcha entonces el plan b. Los chavales fueron inscritos en un título propio (no oficial, que no sirve para trabajar de médico), con el objetivo más o menos público de que en el curso 2008-2009, ya con la titulación aprobada, se buscaría la forma de transformar los conocimientos adquiridos durante ese año en créditos universitarios.

Los estudiantes podían aprobar en un curso, por ejemplo, el equivalente a dos, si la corrección de los exámenes correspondientes era lo bastante generosa. Fuentes del Ministerio de Educación reconocieron que cosas más raras se habían visto, y que para los inspectores eran difíciles de probar.

Si el Consejo de Universidades valida finalmente el informe de la Aneca, sin embargo, el plan b amenaza con saltar por los aires. Una cosa es aprobar dos cursos en un año, y otra, aprobar tres. De modo que los 60 alumnos de Introducción a Ciencias de la Salud podrían acabar en una especie de limbo académico no oficial. Y lo mismo puede ocurrir con los chavales matriculados en Odontología, Fisioterapia y Podología, los otros tres títulos en los que la Católica utilizó el mismo sistema y cuyas solicitudes también han sido informadas desfavorablemente.

La misma universidad está ante un dilema: vivimos una época de falta de alumnos (en las universidades públicas y más todavía en las privadas). Si le tumban finalmente las cuatro carreras, ¿qué hará? ¿Impartirá el año que viene primer y segundo curso de Introducción a las Ciencias de la Salud (y del resto de títulos propios)? ¿O renunciará a cientos de nuevos estudiantes?

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_