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Entrevista:LUIS SENDRA MENGUAL | Presidente del Colegio de Arquitectos de Valencia

"No se puede crecer sin tener ordenado todo el territorio"

Sara Velert

Valencia

Luis Sendra Mengual (46 años) asume la presidencia del Colegio Territorial de Arquitectos de Valencia en un momento de vacas flacas para el sector. Tras una etapa de frenesí urbanístico, cree que es momento de reflexionar sobre el desarrollo futuro y quiere que en el debate se escuche a los arquitectos.

Pregunta. ¿Cómo afrontan la crisis inmobiliaria?

"Igual que se decía que Valencia vivía de espaldas al mar y ahora ya vemos el mar, estamos de espaldas a la huerta, nos miramos el ombligo"
"La Comunidad Valenciana ha avanzado mucho en diez años"
"Yo prolongaría Blasco Ibáñez, con el menor daño posible"
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Respuesta. Apretándonos el cinturón. La crisis no es de la construcción, es una crisis económica fuerte del país. El problema es que nuestro sector es un motor importantísimo. Lo primero que se ha perdido es la confianza y la gente ha dejado de comprar vivienda. Hay una psicosis de crisis que hay que evitar, pero los encargos a los arquitectos de viviendas se han reducido en estos primeros seis meses un 50% respecto a los del año pasado. Además, la vivienda protegida (VPO) en 2007 suponía un 8% frente al 92% de la libre. Ahora cae todo a la mitad y la VPO llega al 31%.

P. ¿Es una salida la VPO?

R. Se está haciendo más y seguirá subiendo, pero tiene un problema, y es que el precio de venta es fijo. Además, en el suelo de la VPO sólo se puede invertir el 15% del valor de la venta. La Administración ha subido ahora el módulo [de precio] de la VPO porque si no, no le entra ningún suelo por el coste.

P. ¿Qué opina del desarrollo urbanístico de la última década?

R. Nuestra comunidad en estos 10 años ha avanzado mucho. Hay cosas mal hechas y otras que se podrían haber hecho mejor, pero ha avanzado muchísimo. Lo que ocurre es que no se puede crecer sin tener ordenado todo el territorio. La LRAU permitía crecimientos fuera del planeamiento general. En origen fue una medida progresista que buscaba liberalizar el sector pensando en un abaratamiento del suelo y la vivienda. Pero eso no se produjo así. Hubo empresas que hicieron grandes proyectos que hacían falta, pero se quería quitar tanto peso al propietario que se dio alas a otro tipo de personaje.

P. ¿Al especulador?

R. Hablar de especulador en general... No es la palabra. Cuando abres el mercado entran especuladores, profesionales y gente que quiere ser empresario y dar soluciones. Ni es bueno el que amarra el suelo ni el que especula. En medio hay un río de gente que quiere hacer cosas y le sale bien, gana mucho. Pero lo de trabajar al margen de un planeamiento general se ha corregido con la nueva ley y lo va a corregir el propio mercado porque ahora no se vende. Mucho suelo del que se generó con expectativas, si se quiere, especulativas, no se va a desarrollar nunca.

P. O sea, que será la crisis la que frene la ocupación acelerada del territorio.

R. Va a ayudar a ordenar un poco más el territorio. Había una demanda continuada de vivienda en esta comunidad, un sitio cómodo, bonito. Ha venido mucha gente a la que le gustan nuestras ciudades, lo que tenemos. Y eso es lo que hay que proteger. La Comunidad Valenciana ha dado un salto cualitativo. Ahora son necesarios planes globales.

P. ¿Qué ordenación hace falta?

R. Hace falta un planeamiento territorial y hay que hablar con los municipios para ver cuál es su futuro. Lo que echábamos de menos es una estrategia territorial. La ha presentado el Consell y ahora por lo menos se va a hablar. No se puede estar en una comunidad y que cada uno vaya a la suya. Las infraestructuras, comunicaciones, espacios protegidos, los parques, son de todos. Ese plan territorial aún está en mantillas, pero empieza el debate. Ver la comunidad de una tacada es mucho más efectivo para el urbanismo y la calidad de vida que ver trozos localizados.

P. También se acaba de presentar el plan de la huerta. ¿Qué le parece?

R. Debemos ser capaces de mantener la huerta en el territorio metropolitano y darle un uso, porque las zonas que se protegen absolutamente al final se degradan. La huerta hay que usarla, tiene que haber un señor que la cuide, alguien que la pueda pasear. Es un bien para disfrutarlo. Igual que se decía que Valencia vivía de espaldas al mar y ahora ya vemos el mar, estamos de espaldas a la huerta, nos miramos el ombligo. Hace años que pedimos un plan para la huerta. Entre todos tenemos que darle una salida, pero de uso. No se puede preservar la huerta como en una urna. Si dejan hablar a todo el mundo seguro que sale algo positivo. Es un tema de acuerdo.

P. Valencia revisa su plan general. ¿Cómo debe crecer?

R. Es una revisión reducida y un reconocimiento de un plan de 1988 que se hizo con mucho futuro. Podemos estar contentos del desarrollo. Esta ciudad tiene que marcarse otra vez ese futuro y, con el cinturón de la huerta protegido, éste será el último momento. El final de la ciudad saldrá de este planeamiento. Valencia estará rodeada por L'Albufera, el parque del Turia y la huerta. El siguiente crecimiento será en municipios cercanos, pero la ciudad hay que acabarla.

P. ¿Y cómo hay que acabarla?

R. Se han propuesto una serie de enclaves. Están cogiendo espacios que eran de la huerta, pero por algún sitio hay que crecer. Lo que está claro es que cuando se aprueben el plan de la huerta y el plan general, la ciudad habrá acabado. El borde de la ciudad será la fachada a la huerta y habrá que tratarlo.

P. Ese borde se cerrará precisamente a costa de cuatro millones de metros cuadrados de huerta.

R. Normalmente, estamos a un 50% de ocupación en un plan urbanístico, porque habrá parques, etc. Imaginemos un final de baja densidad, un enlace entre la huerta y la ciudad escalonado. Eso me parecería bien. La sociedad demanda eso, una integración de la huerta en la ciudad. El plan ahora sólo habla de la acción territorial, luego se desarrollará y de eso aún no tenemos datos. Si esos bordes se tratan con cariño, creo que embellecerían la ciudad. Nosotros hemos hecho una alegación al plan y nos gustaría que se hablara de la ciudad con una visión metropolitana. A mí me gustaría que se mantuviera el máximo de huerta posible, pero no a cualquier precio. Debemos tener una huerta que se pueda mantener, darle carta de naturaleza al labrador, porque nos ayudará a ser la mejor ciudad de Europa.

P. ¿Qué actuación propondría para El Cabanyal?

R. Estoy aquí como representantes de los arquitectos valencianos y, en nuestro seno, pues hay de todo. Gente que estará a favor de una prolongación de Blasco Ibáñez a lo bruto, gente que dice que un barrio de pescadores con esa trama hay que mantenerlo al 100%, otra que piensa que hay que comunicar los sitios si queremos utilizarlos... Yo creo que la ciudad tiene que estar conectada con todas partes. ¿Qué le pasa a Blasco Ibáñez? Pues que es una avenida que va de un sitio a ninguna parte. Y luego tenemos una trama singular en un barrio que está en una zona a la que le cuesta arrancar, con bolsas depresivas. Yo prolongaría Blasco Ibáñez con el menor daño posible, cambiaría la escala. Pero desde luego hay que llegar de una forma cómoda con un estudio riguroso para mantener esa trama. Se puede compatibilizar la integración.

P. Otra intervención polémica, la de Tabacalera.

R. Tabacalera es un edificio de la Exposición Regional que en su origen no tenía las naves laterales. Estoy encantado con que tenga un uso. Lo que me molesta es que en esa manzana se vayan a hacer dos torres de viviendas. Tendrán que pensarlas mucho para integrarlas en una manzana singular. Quitar esas naves para un parque o un esponjamiento, no creo que sea lo más grave, sino que teniendo ciudad se tengan que hacer ahí dos edificios.

P. ¿Qué opina de la política de hitos arquitectónicos?

R. Los políticos tienen miedo a la crítica y, si cogen a alguien con nombre, piensan que no les ocurrirá. Tienen un poco de miedo a abrir la espita de los concursos, pero creo que tenemos muchos arquitectos capaces de hacer grandes proyectos. Algunos elementos singulares, bien colocados, siempre son buenos.

P. Quiere reforzar la presencia de los arquitectos en los debates públicos. ¿No les escuchan?

R. Yo creo que sí. Nuestro papel es el de asesorar y nos sentimos respaldados por la sociedad. Lo que no quiere nadie es ser utilizado. Hemos de estar siempre, no cuando le interese a alguien que estemos o nuestra opinión sea favorable a uno u otro. En el fondo, todos queremos lo mismo: ciudades bonitas, que se cuide el patrimonio, el entorno y que sean sostenibles.

El presidente del Colegio de Arquitectos de Valencia aboga por evitar la psicosis de crisis.
El presidente del Colegio de Arquitectos de Valencia aboga por evitar la psicosis de crisis.TANIA CASTRO

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Sobre la firma

Sara Velert
Redactora de Internacional. Trabaja en EL PAÍS desde 1993, donde ha pasado también por la sección de Última Hora y ha cubierto en Valencia la información municipal, de medio ambiente y tribunales. Es licenciada en Geografía e Historia y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS, de cuya escuela ha sido profesora de redacción.

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