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La suciedad invade el solar previsto para la sede de la Acadèmia de la Llengua

Pablo Ferri

Hace algo menos de cinco años, el expresidente de la Generalitat Francisco Camps prometió que construiría la nueva sede de la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL) en un solar propiedad de la Generalitat en la capital. Entonces, en pleno boom de la construcción, el jefe del Consell aceptó encargarse del proyecto y dotar así a la institución de un hogar propio. Sin embargo, cinco años después, el solar sigue igual que entonces, sucio, lleno de maleza y sin perspectivas de albergar actividad alguna.

El asunto vuelve a la actualidad porque esta misma semana el Ayuntamiento de Valencia ha aceptado hacerse cargo de la limpieza del solar ante la pasividad de la Generalitat. Las obras no empiezan, no hay dinero. Los hierbajos crecen y la Acadèmia ha preferido que el Ayuntamiento se encargue de la limpieza y luego le pase la factura a la Generalitat. El Gobierno local se encargará así de los trabajos, que tienen un coste de 980 euros.

El concejal socialista Vicent Sarrià denunció ayer los hechos y criticó el estado del solar, lleno de "suciedad y con restos de edificación en ruinas, que provoca molestias a los vecinos". Sarrià recordó además que la Acadèmia de la Llengua debería estar en su sede desde hace años, pues Camps apuntó en 2006 que en solo dos años la sede estaría a punto para el traslado. Ante el retraso, la institución continúa su exilio en el monasterio de San Miguel de los Reyes, en una zona alejada del centro de Valencia.

La ubicación de la Acadèmia generó bastante discusión en la época. Antes de que Camps ofreciese el solar de la calle de Flora, a espaldas del Museo San Pio V, la entidad consideraba el convento de San Vicente de la Roqueta, un espacio en la remodelación de la antigua cárcel modelo o un palacete situado en la plaza de San Nicolás. La entidad recibió otras ofertas, como la que expresó el alcalde de Alfara con la Casa de la Serena. Finalmente, Camps se comprometió a ceder el solar, de 1.800 metros cuadrados y la presidenta de la Acadèmia, Ascensió Figueres, exdiputada del PP, quedó contenta. De hecho, una vez se concretó la cesión del solar no quiso volver a hablar del tema y rechazó reabrir la discusión.

Cinco años después, nada se sabe de la nueva sede. El anuncio que hizo Camps, "un regalo magnífico", según describió Figueres, pasa a engrosar la lista de asuntos pendientes del nuevo presidente, Alberto Fabra, que tomó posesión hace unas semanas tras la dimisión de Camps. El expresidente dijo entonces que con la nueva sede, el conflicto "se ha acabado para todos".

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Sobre la firma

Pablo Ferri
Reportero en la oficina de Ciudad de México desde 2015. Cubre el área de interior, con atención a temas de violencia, seguridad, derechos humanos y justicia. También escribe de arqueología, antropología e historia. Ferri es autor de Narcoamérica (Tusquets, 2015) y La Tropa (Aguilar, 2019).

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