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El suflé de Calabuig

El candidato del PSPV por Valencia amaga con dimitir y da marcha atrás

El año había comenzado bien para los socialistas valencianos con el anuncio, hace dos días, de que su secretario general, Jorge Alarte, se reunirá con el presidente Francisco Camps para intentar un acuerdo frente a la crisis y en la reforma del Estatut d'Autonomia. Pero la tranquilidad duró poco. El malestar del candidato a la alcaldía de Valencia, Joan Calabuig, con la ejecutiva local que dirige Salvador Broseta por los preparativos de la campaña del próximo mayo y la confección de la lista electoral se convirtieron en un amago de dimisión que publicaron ayer dos periódicos.

El órdago del candidato se desinfló a última hora de la tarde tras una reunión con Alarte de la que salió afirmando que tenía "todo el apoyo" del secretario general y negó que hubiera pensado en dimitir. "Lo único que he expresado es que necesitamos un mayor esfuerzo", afirmó Calabuig. Sí admitió diferencias con la ejecutiva local y que estaba "preocupado" porque, en su opinión, la campaña se preparaba de forma "más enérgica" en otras ciudades, como Alicante, donde ya se distribuyen carteles de la candidata, Elena Martín. "Necesitábamos hacer ajustes y ahora se han hecho", aseguró Calabuig, que reiteró su agradecimiento a Alarte por el apoyo "para desarrollar la campaña" y se mostró convencido de que ahora se irá "por el buen camino".

Tras reunirse con Alarte destacó que tiene el apoyo del secretario general

Desde el partido admitieron que habían existido "pequeñas tensiones" previas al inicio de la campaña, pero aseguraron que a Calabuig "no se le dio ningún apoyo que no tuviera ya dos semanas antes". Con todo, advirtieron de que el candidato y el secretario general de Valencia ocupan espacios diferentes y el primero no puede solapar al segundo.

Calabuig quiere protagonismo en la elaboración de la lista y un apoyo claro para proyectar su imagen. "El candidato siente que no está atendido debidamente y cada día están más próximas las elecciones", comentaron ayer fuentes cercanas al candidato, que se enfrentará a Rita Barberá, alcaldesa desde 1991 y con una mayoría absoluta que ratifican e incluso agrandan las encuestas. Calabuig ha expresado su malestar por la "actitud pasiva", casi de "indolencia" que ve en la ejecutiva para abordar la campaña, y considera que incluso hay "una actitud negativa" hacia sus propuestas.

Tras el encuentro con Alarte, el aspirante a la alcaldía de Valencia insistió en que el secretario general del PSPV-PSOE había coincidido con él "en la necesidad de reforzar la campaña en Valencia". Calabuig rebajó el tono de crítica hacia la ejecutiva de ciudad y afirmó que tiene una buena relación personal con Broseta. En lo político, admitió "perspectivas diferentes" que minimizó porque son "normales".

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Calabuig ya lanzó un aviso hace unos días al reclamar públicamente una intervención directa en las listas municipales. "La candidatura tiene que ser de acuerdo con el candidato, por tanto, yo daré mi opinión y expresaré mis criterios, con carácter general y sobre las personas que la conformen", advirtió. "Quiero contar con una candidatura que sea creíble para gobernar la ciudad y que combine experiencia y nuevas ideas", añadió. El pasado lunes, durante la comparecencia en la que anunció el inicio del diálogo con el PP, Alarte le contestó que "no solo tiene que participar, sino liderar la lista para ser el próximo alcalde de Valencia".

Pero esa declaración no fue suficiente para apaciguar "el mar de fondo" que se ha ido generando. En el gesto de Calabuig subyace no solo un pulso por el control de la lista electoral, que se hará pública la tercera semana de enero. Según fuentes del partido, en el fondo, lo que trata de hacer Calabuig, adscrito al sector lermista, es marcar posiciones "para la gestión del día después de las elecciones autonómicas", en el caso de que Alarte "sacara un voto menos que Joan Ignasi Pla". En ese sentido, desde el partido afirmaron que no les constaba que Calabuig pretendiera renunciar "a nada" y atribuyeron la polémica de ayer a una "movida ficticia" del lermismo "para desestabilizar el comité nacional del sábado".

El encaje de Calabuig con la dirección local y la municipal, encabezada por Carmen Alborch, que renunció en septiembre pasado a liderar de nuevo la lista y ha dejado de marcar la agenda para abrirle espacio, no ha sido sencillo para el candidato. Además, sus declaraciones en algunos temas de política municipal, como el futuro del barrio de El Cabanyal, han creado sorpresa y algunas tensiones en el partido y con el grupo socialista en el Ayuntamiento.

A lo largo del día de ayer nadie daba crédito a la renuncia de Calabuig, quien ganó las primarias al diputado autonómico Manuel Mata el pasado octubre con el apoyo de la ejecutiva local y del propio Alarte. Tampoco lo creyó la portavoz del Comité Electoral del PSOE, Elena Valenciano, que afirmó: "No está pensando en retirarse. Casi pondría la mano en el fuego". No hizo falta, el órdago del propio candidato se desinfló como un suflé.

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