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Reportaje:Apuntes

No todas las patentes son oro

El registro de invenciones crece un 10% anual, pero se explota una minoría y aún dan poco dinero - La Politécnica ingresa 80 de cada 100 euros por este concepto

Ignacio Zafra

"Las patentes son como una escalada al Everest: hasta cierto nivel tienen su dificultad, y al final resulta complicadísimo", dice Josep Medina, catedrático de la Universidad Politécnica de Valencia. En 1989, cuando pocos en su universidad (y aún menos en otras) se preocupaban por el tema, Medina tuvo lo que en aquel momento le pareció una buena idea. Los diques en talud se fabricaban y siguen fabricándose con espesor uniforme. ¿Por qué no hacerlos más anchos por donde corta el nivel de agua, de modo que soportaran mejor la erosión del mar? No sin pelear, la invención fue aceptada por las oficinas de patentes española, europeas y de EE UU. Y ahí se quedó. "Nunca fue licenciada", explica Medina, lo que significa que ninguna empresa ni organismo se interesó por ella. "Y cuando eso ocurre lo único que has conseguido es una felicitación de los compañeros y que la idea quede por escrito, como si fuera un artículo científico".

Ante la falta de interés industrial, la alternativa es crear una 'spin off'
Las 48 universidades españolas ganaron menos de ocho millones en 5 años

En el quinquenio 2002-2006 las universidades públicas españolas solicitaron 1.453 patentes a la oficina estatal. Durante ese mismo periodo, 561 estaban en explotación ("generaban resultados monetarios"). En total daban algo menos de ocho millones de euros, según el informe La Universidad en cifras 2008. ¿Es mucho o poco? Depende de con qué se compare. Medina comenta que las mejores del mundo en la materia, en EE UU, ingresan 80 millones al año: diez veces más que 48 universidades españolas en un lustro.

La progresión es, sin embargo, esperanzadora. Desde el año 2000, las solicitudes a la Oficina Española de Patentes crecen a una tasa media cercana al 10% anual, según el informe Red Otri de 2008. Y los ingresos totales han pasado de 1,1 millones en 2002 a 2,4 millones en 2006.

La Politécnica era la universidad española que más patentes en explotación tenía en 2006 (46) y la quinta en la clasificación por ingresos en el periodo 2002-2006 (1,12 millones). A escala valenciana su reinado es aplastante: ingresó 80 de cada 100 euros que ganaron los cinco campus por este concepto en el quinquenio analizado.

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Y el rendimiento es importante porque patentar no es gratis. Al cabo de 20 años (el plazo máximo de una patente, salvo excepciones), proteger una invención en España, los seis mayores países europeos, Estados Unidos y Japón, asciende a unos 250.000 euros, estima Fernando Conesa, director adjunto del Centro de Transferencia de Tecnología (CTT) de la Politécnica.

Medina, que tras su fallido primer intento ha tenido éxito con dos patentes (en el desarrollo de una de ellas Sato-HL ha invertido dos millones de euros) afirma: "Lo que entendí es que no se trata sólo de tener una buena idea, sino de venderla. Y los investigadores podemos tener una cierta visión del mercado, pero no deja de ser escasa". Es fundamental, añade, contar con un departamento, como el CTT de la Politécnica, que sepa cómo hacer llegar la idea a las empresas u organismos públicos potencialmente interesados.

Queda una alternativa que conoce bien Javier Martí, catedrático de la misma universidad. "Hay determinadas tecnologías donde licenciar a una empresa tiene mucho sentido, como la química". Hubo una época, en efecto, en la que Avelino Corma, director del Instituto de Tecnología Química, era responsable de casi la mitad de las patentes registradas en la universidad, que solían ser explotadas por petroleras. "Nuestro caso es diferente", dice Martí, director del Centro de Tecnología Nanofotónica: "Se habla mucho de que España va retrasada en patentes. Yo creo que el problema no es el número de patentes, sino de la calidad de esas patentes, y de que tampoco tenemos un entorno industrial de alta tecnología que pueda aprovecharlo".

Y ahí entra la alternativa de Martí, que consiste en explotar directamente las invenciones a través de una spin off (empresa surgida de una rama de investigación). La suya se llama Das Photonics y está explotando dos patentes, una de tecnología para el observatorio astronómico chileno Alma y otra para chips de silicio. Cada universidad reparte los beneficios de las patentes a su manera, explica Martí; en la Politécnica la mitad va al grupo de investigación, que suele reinvertirlo en nuevos equipos, y la otra mitad a la universidad, que suele hacer lo mismo.

Un árbol en el desierto

Un vistazo a las tablas que recogen las patentes universitarias que estaban en explotación en el año 2006 y los ingresos que las patentes generaron desde 2002 a 2006 revela una contradicción: la Politécnica de Valencia era el centro que más patentes tenía en explotación, 47. Y sin embargo recibía una cantidad de dinero bastante inferior a la que obtenía la Autónoma de Madrid, una universidad que apenas contaba con seis patentes en explotación.

"Aunque estamos mejorando, el sistema sigue siendo todavía muy bajo. Basta con que la Autónoma tenga una o dos buenas patentes que den dinero para que ingrese más que cualquier otra. Es como si estuviéramos en el desierto y ahí hubiera una palmera", afirma el catedrático de Ingeniería de Infraestructura de los Transportes Josep Medina.

Algunas patentes licenciadas por la Politécnica de Valencia se han destinado a crear empresas vinculadas a la universidad; o se han cedido a cambio de cantidades modestas de dinero pero a condición de que la iniciativa privada corriera con los gastos, a veces elevados, de poner en práctica la idea.

El camino adecuado, opina Medina, es el que ha elegido la Politécnica: apostar por elevar el número de patentes, profesionalizar los mecanismos de conexión entre éstas y el tejido productivo y aguantar. "De esta forma, lo más probable es que dentro de diez años la Politécnica tendrá resultados mucho mejores que los de la Autónoma".

Ingresos por patentes (2002-06)

- Autónoma de Madrid: 1,56 millones de euros.

- Universidad Zaragoza: 1,25 millones de euros.

- Politécnica de Cataluña: 1,14 millones de euros.

- Politécnica de Valencia: 1,12 millones de euros.

- Politécnica de Madrid: 802.141 euros.

- Universidad Barcelona: 429.300 euros.

- Universitat de València: 134.800 euros.

- Univ. Miguel Hernández de Elche: 95.400 euros.

- Universidad de Alicante: 31.800 euros.

Patentes en explotación (2006)

- Politécnica Valencia: 47

- Politécnica Cataluña: 15

- Univ. La Rioja: 12

- Univ. Granada: 8

- Univ. Barcelona: 6

- Autónoma Madrid: 6

- Univ. Extremadura: 6

- Politécnica Madrid: 5

- Univ. Navarra: 5

- Univ. País Vasco: 5

- Univ. Miguel Hernández de Elche: 3

- Univ. València: 2

- Univ. de Alicante: 1

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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