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Entrevista:ALFONSO VEGARA | Premio Jaime I de Urbanismo, Paisaje y Sostenibilidad

"El traslado del puerto a Sagunto daría oportunidades a Valencia"

El arquitecto y presidente de la fundación Metrópoli acaba de ser distinguido por sus enfoques novedosos sobre estrategia territorial y su defensa del valor estratégico de las ciudades y de la política urbana

Miquel Alberola

Valencia

Alfonso Vegara (Jacarilla, Alicante, 1955) es arquitecto, economista y sociólogo, y bajo esa visión multidisciplinar ha realizado propuestas de hondo calado como el proyecto internacional Cities, la Ruta Azul o el triángulo Alicante-Elche-Santa Pola.

Pregunta. Una de sus últimas aportaciones es el Diamante Mediterráneo de Madrid-Barcelona-Valencia.

"No es lógico que toda la actividad logística esté en el centro de la ciudad"
"La escala de reflexión no es la de los planes generales tradicionales"
"El triángulo Murcia Cartagena Alicante sería la tercera ciudad de España"
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"El aeropuerto que está haciendo entre montañas Castellón es anecdótico"

Respuesta. Es una investigación sobre la Diagonal Europea, el eje Lisboa-Madrid-Barcelona-Marsella-Milán, realizada en colaboración con un grupo internacional muy interesante y está a punto de ser publicada. Y hemos detectado la zona crítica de la diagonal, su centro de gravedad, que es la parte entre Madrid, Barcelona y Valencia, y que genera el triángulo de mayor potencia de la economía española. Hemos llegado a la conclusión de que la nueva escala del territorio para ser competitivos a nivel global es mayor que la de las ciudades tradicionales. Es decir, Madrid es competitivo porque tiene los puertos de Valencia y Barcelona. O Madrid puede desarrollar ciertos programas empresariales porque tiene capacidad de diseño e innovación que hay en Barcelona. Madrid tiene como punto más próximo de la costa española a Valencia, por lo que su segunda residencia se desarrolla en la Comunidad Valenciana. Hay unas interacciones cada vez más potentes que se dan en la escala de las superciudades. Y Valencia puede dialogar con Madrid y Barcelona, rompiendo el diálogo prohibido de estas dos ciudades.

P. Si va a ser la zona de máximo crecimiento territorial y desarrollo urbanístico, ¿qué retos entraña?

R. La clave es que diseñar el futuro de Valencia como municipio sin analizar el área metropolitana tiene muchas limitaciones. La costa metropolitana de Valencia es un elemento muy amplio, desde Sagunto hasta Cullera. Ya se empieza a entender que la escala de reflexión no es la de los planes generales tradicionales sino la escala del territorio más amplio. Es necesario articular una estrategia territorial para el conjunto de la Comunidad Valenciana y verlo en función de los posicionamientos de Barcelona y Madrid para identificar un perfil inteligente para Valencia. Un perfil que le lleve a fortalecer adecuadamente las infraestructuras de colectividad global, como el aeropuerto, que ni en carga ni en pasajeros está en sintonía con el de la tercera ciudad española. O todos los retos de reestructuración portuaria para hacer un diálogo coherente entre Valencia y el mar. Lo más importante es posicionar a las ciudades para que sean innovadoras y la clave va a ser no competir por la atracción de industria y turismo únicamente, sino por la atracción de talento que contribuya de manera significativa a la evolución de los territorios.

P. Pasar del tangible al intangible.

R. Ahí está. Ahora la revolución es la del conocimiento y la del talento, y tenemos muchas cualidades como territorio para ofrecer opciones muy interesantes. El Mediterráneo podría ser la California de Europa si somos ambiciosos, cuidamos nuestros paisajes y protegemos la identidad de nuestros núcleos.

P. Su proyecto Ruta Azul apostaba por trasladar el puerto a Sagunto,

R. Valencia está dando pasos importantes para reorganizar las actividades portuarias entre las dos dársenas. La de Valencia es mucho más urbana y no es lógico que toda la actividad logística se haga en el centro de la ciudad sino un poco más al norte, donde se produce además la confluencia del arco mediterráneo con el eje hacia Zaragoza y ofrece más ventajas logísticas. Valencia tiene la ventaja de que al tener las dos dársenas cerca puede compaginar las actividades logísticas con las urbanas.

P. ¿Qué ventajas tendría para la ciudad llevar la actividad industrial portuaria a Sagunto?

R. El puerto es una infraestructura muy importante para la competitividad del sistema productivo de la Comunidad Valenciana. El tema es dónde desarrollar prioritariamente las actividades. Ruta Azul proponía ir desplazando poco a poco las actividades hacia Sagunto y liberando espacios del puerto para actividades urbanas de valor añadido. Hay muchas ciudades en el mundo que ya han hecho esta transformación: Barcelona, Bilbao... Lo está haciendo Toronto... Valencia tiene la gran ventaja de tener dos dársenas a poca distancia. Nuestra propuesta era, llevando el aeropuerto también a Sagunto, hacer una plataforma intermodal con la conexión a Zaragoza y a alta velocidad hacia Barcelona que sería la más importante del Mediterráneo. Con muchísima diferencia.

P. ¿Qué ganaría la ciudad trasladando estas actividades?

R. Pues unas oportunidades de desarrollar actividades de altísimo valor añadido y de atracción de talento en los espacios portuarios, que son los más bellos de la ciudad y los de más potencial de futuro.

P. Toda ciudad necesita identificar un perfil de excelencia. ¿Cuál es el de Valencia?

R. Tiene un perfil mediterráneo formidable. Es una ciudad media a nivel global que está liderando un sistema de ciudades muy interesante, con una conectividad con Madrid fantástica. Algunos de sus componentes de excelencia son el propio Mediterráneo, el clima, su conectividad con Madrid y Baleares, y sobre todo, poder utilizar la gran infraestructura turística como factor de atracción de talento y economía creativa.

P. ¿Qué perfiles de excelencia tienen Alicante y Castellón?

R. A veces las grandes oportunidades del territorio se descubren mirando desde una perspectiva más amplia. Alicante y La Vega Baja tienen una relación funcional muy fuerte con Murcia y Cartagena. El triángulo Alicante-Murcia-Cartagena suma más de dos millones de habitantes. Es más grande que el área metropolitana de Valencia y sería la tercera ciudad española si hubiera una interacción y una interrelación sólida. Ahí Alicante podría jugar de una gran charnela de la Comunidad Valenciana con Murcia, que es la comunidad en la que más ha crecido el PIB en los últimos diez años. Es una de las zonas del Mediterráneo con mayor potencial y futuro, aunque sin la masa crítica que tienen Madrid y Barcelona.

P. ¿El modelo de su propuesta del triángulo Alicante-Elche-Santa Pola ha quedado superado por esa nueva realidad?

R. El eje fue la conclusión de mi tesis doctoral hace 20 años, un momento en que la principal medida que se podía tomar en la provincia de Alicante era fortalecer ese espacio, al que se unía Santa Pola por darle componente territorial y valor ambiental. Esa idea se desarrolló en el plan general de Elche, pero todavía hay posibilidades de implantarlo, especialmente en la conexión del aeropuerto con Alicante, que es una zona desastrosa y además es la entrada de Europa en Alicante.

P. Nos hemos olvidado de Castellón.

R. Tiene un perfil como otras ciudades medias en el Mediterráneo. Además, tiene muy buena conectividad con las comarcas y está muy cerca de Valencia. Antes hablábamos del aeropuerto en Sagunto; pues la distancia entre Sagunto y Benicàssim es la misma que hay entre Alicante y Benidorm. El aeropuerto de Alicante es importantísimo porque es también el de Benidorm. Es decir que un aeropuerto al norte de Valencia podría ser un instrumento poderosísimo para el desarrollo del turismo de Castellón. Porque ese aeropuerto que está haciendo entre montañas es anecdótico.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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