_
_
_
_
_
APUNTES

Las universidades planean reconvertir 57 carreras que apenas tienen alumnos

La Politécnica, que eliminará 18 titulaciones, dice que el impacto en el empleo será "mínimo"

Ignacio Zafra

Las universidades valencianas tienen 57 carreras en las que se matriculan menos de 50 alumnos al año. Unas cifras que hacen casi imposible su continuidad. Después de 15 años de expansión, los campus preparan las tijeras.

"Es un proceso puro y duro de reconversión industrial", dice un vicerrector de Elche
La reforma permitirá reciclar parte de las actuales carreras en másteres oficiales

La Politécnica ha sido la primera y la única que ha anunciado una reducción radical: eliminará 18 titulaciones que apenas tienen demanda. Pero no hay una sola universidad pública que no asuma la necesidad de llevar a cabo "cambios en profundidad". Lo que incluirá "reconvertir o cerrar". El rector del campus de Vera, Juan Juliá, prevé un impacto "mínimo" en el empleo de lo profesores. Todos los centros coinciden en que la desaparición de licenciaturas y diplomaturas (que se denominarán Grados) les proporciona la ocasión perfecta.

La Politécnica ha sido la primera porque la reflexión sobre la viabilidad de los estudios coincidió con la elaboración de su plan estratégico. Y también porque es la más afectada: 21 de sus carreras no alcanzaron 50 alumnos en el curso 2004-2005. El dato proviene del Atlas de la España Universitaria, el documento presentado en enero por la ministra de Educación que abrió la reflexión pública.

El Atlas, elaborado por la Universidad de Cantabria, fijó en 125 el número de nuevos alumnos que debía tener una titulación para ser viable. Ese listón, que dejaba fuera al 75% de las carreras del Estado, fue muy criticado. "Lo que no hacen las mejores universidades del mundo es tener títulos con 125 alumnos", afirma el rector de Alicante, Ignacio Jiménez Raneda, que considera más que aceptable contar con 80, 70 ó 60 nuevos matriculados. Nadie, sin embargo, defiende la buena salud con menos de 50. Los hay que matriculan entre cero y tres.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

La segunda más castigada es la Miguel Hernández, donde 17 de las 30 carreras -el Atlas no contempla las titulaciones de sólo segundo ciclo- no alcanzan el medio centenar. En la universidad de Elche ha empezado el debate, "centro por centro y con la participación de la sociedad civil de la provincia", sobre su destino. Cuando concluya, hacia noviembre, "tomaremos una decisión: si se pueden reflotar se reflotarán y si hay que cerrar se cerrarán", afirma José Vicente Segura, vicerrector de Ordenación Académica. Segura considera que nos encontramos ante "un proceso de reconversión industrial puro y duro en un sector tan sensible como el de la educación superior". Y apunta que el verdadero problema no lo ha provocado tanto el descenso de estudiantes -desde 1990 hasta hoy los universitarios valencianos han disminuido mucho menos que la media española- como la multiplicación de las universidades. Hace 17 años sólo había tres universidades públicas. Ahora hay cinco públicas y dos privadas, sin contar la Valencian International University (VIU) creada por el consejero Justo Nieto.

A ello hay que sumar, señala Raneda, "el troceamiento de carreras" para generar nuevas titulaciones. Un ejemplo claro son las filologías. Y Francisco Toledo, rector de la Jaume I de Castellón, destaca "la falta de coordinación del sistema". Un caso: Castellón tenía una saludable carrera de Humanidades. El Consell se la aprobó a Alicante, y a la Universitat de València y a la Politécnica -cuyo nuevo equipo de gobierno descartó finalmente implantarla- y acaba de hacerlo para la VIU. El resultado es que la matrícula en la Jaume I se encuentra hoy en torno a 33.

El asunto no es tan grave en Castellón, la Universitat de València (con cinco carreras cada una) y Alicante (nueve). Lo cual no significa que no tengan problemas. La Universitat de València los tiene claramente con parte de las filologías -Francesa, Alemana e Italiana-. La solución, señala Antonio Ariño, vicerrector de Convergencia Europea, pasará probablemente por la fusión en un único Grado de Lenguas Modernas, de perfil más generalista.

Esa es la idea de la Politécnica. Eliminar carreras técnicas que apenas tienen demanda, implantar grados más generales y utilizar los másteres oficiales para que estudiantes se especialicen, por ejemplo, en la rama textil. La jugada, espera Juliá, servirá para fortalecer campus menores, como el de Alcoi, que parecerían en principio los más perjudicados. El rector cree que los nuevos grados concentrarán la demanda y que el hecho de que el primer curso de carreras de una misma rama vayan a ser prácticamente comunes, hará que muchos jóvenes decidan empezar la carrera cerca de casa.

Luego hay casos singulares. La Universitat no renunciará a Filología Clásica porque forma parte de su identidad desde hace 500 años. Ni Castellón a Ingeniería Química, porque de ella salen los titulados de la industria cerámica. Y algunas carreras, afirman los rectores, convendría concentrarlas en una sola universidad.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_