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La Academia organizará un congreso sobre Álvarez Blázquez

La figura poliédrica de Xosé María Álvarez Blázquez (Tui, 1915-Vigo, 1985) fue invocada con ardor por gentes de la cultura y representantes institucionales en la celebración oficial del Día das Letras Galegas. El Ayuntamiento de Vigo sirvió ayer como escenario de los actos centrales convocados por la Real Academia Galega (RAG) para homenajear al intelectual que vivió y trabajó en la ciudad la mayor parte de su vida, hasta su fallecimiento.

El académico y escritor Darío Xohán Cabana definió a Álvarez Blázquez como "un carballo chantado na terra". Cabana trabajó con el escritor homenajeado durante cuatro años en la librería y editorial Castrelos.

Con pasión de amigo y admirador, Cabana reclamó la colaboración de la Consellería de Cultura y de la "poderosa" Universidade de Vigo para la organización de un congreso alrededor de la figura de Álvarez Blázquez. Desde su entrada en el gobierno gallego, la nacionalista Ánxela Bugallo rompió la costumbre de sus precedesores del PP de convocar congresos por las Letras Galegas, por lo que la conselleira de Cultura confirmó que su departamento colaborará en el evento pero no lo dirigirá como antaño, "porque la iniciativa debe corresponder a institución académica". El presidente de la RAG, Xosé Ramón Barreiro, ratificó la existencia de un acuerdo de colaboración entre la Academia y Cultura para celebrar un encuentro intelectual, aún sin fechas concretas, y que posiblemente contará con más promotores.

La faceta editorial del intelectual fue glosada por los escritores Víctor Freixanes y Xosé Luís Méndez Ferrín. Además de la extraordinaria difusión alcanzada por la colección Os libros do Moucho, el olfato de Álvarez Blázquez como editor detectó los nuevos rumbos literarios con la publicación de las novelas Nasce unha árbore (1954) y Memorias de Tains (1956) de Gonzalo Rodríguez Mourullo, obras consideradas fundacionales de la "nova narrativa". Una actitud en la vanguardia de los tiempos que, a juicio de Ferrín, indica la toma de partido de Álvarez Blázquez por quienes, en los años 50, querían ver más allá del mundo ultrapirenaico frente a la posición tradicionalista de otros intelectuales.

Los descendientes de Álvarez Blázquez manifestaron su intención de avalar la creación de una Fundación destinada a preservar y difundir el legado intelectual del escritor y de otros antepasados, como su hermano Emilio.

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