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La economía en horas bajas

"Ahora estamos a fin de mes todos los días"

Fermín está contento. Será padre primerizo en febrero y el ginecólogo de su mujer les acaba de decir que todo va de maravilla. Es viernes y hasta el lunes no tendrá que volver a pensar en el trabajo, cuando regrese al departamento técnico de la inmobiliaria en la que lleva trece años. Un fin de semana perfecto si no fuera porque Fermín García es el presidente del comité de empresa de Martinsa-Fadesa, y está especialmente preocupado por lo que intuye como una liquidación ordenada y discreta de la sede de la compañía que ha dado la campanada de la mayor suspensión de pagos de la historia de España.

"Ahí dentro ya no hay nada que salvar: si hace un año éramos 100 trabajadores en A Coruña, en diciembre no quedaremos más de quince", lamenta. Y por mucha sordina que le ponga al asunto, desde Madrid, donde Fernando Martín, el presidente, permanece enrocado, no llega nada bueno. Y menos ahora. La última fue "una idea brillante" desde administración esta misma semana. "Nos hemos quedado sin folios DIN A4 y no se les ha ocurrido otra cosa que decirnos que cortemos a la mitad los DIN A3. Así estamos". Otro tanto sucede con los repuestos de tóner para las impresoras. No se reponen.

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Fadesa languidece y Fermín, que acaba de cumplir un año al frente del comité, ha visto ya de todo. Hasta las facturas de las minutas de los administradores concursales: unos 400.000 euros al mes. "Multiplicas eso por tres, tantos como administradores hay, y sale para pagar la nómina de un mes de todos los trabajadores". Sus palabras rechinan a oídos de Antonio, 42 años, dos hijos, propietario de una hipoteca y un taxi. Ambos coinciden en el aeropuerto de Alvedro. "Antes yo podía hacer cuatro o cinco carreras a Fadesa todas las semanas; ahora ni una", advierte a su interlocutor. Antonio Iglesias, autónomo, lleva unos veinte años al volante de un taxi y tiene discurso propio sobre la crisis. "¿Si la noto? Con decir que ahora parece que estamos a final de mes todos los días, desde el principio. Por no haber, no hay ya ni propinas". "Me es exactamente igual que España se siente en la cumbre del G-20, lo que hace falta es que se reconozcan las cosas. Y que cuando se ayuda a la banca se note en los préstamos que conceden", masculla.

A Antonio también le irrita saber que el aeropuerto coruñés, donde tiene su particular base de operaciones, ha perdido pasajeros a un ritmo superior al 20% en los últimos meses. "Se nota en cada vuelo, en el movimiento de gente, en la ocupación del aparcamiento, en los taxis, aquí parados". Y cuando toca hacer números viene lo peor. Trescientos autónomos como él se van cada día al paro en España, según la patronal que los agrupa. "Sinceramente, me parecen pocos, muy pocos teniendo en cuenta como están las cosas", razona. "La gente no consume, no compra ropa ni coches, no sube en taxi". Sin querer, alude a dos sectores, el textil y la automoción, claves para el futuro de Galicia, golpeados actualmente por una crisis de consumo cuya primera traducción práctica son los expedientes de regulación de empleo y las suspensiones de pagos.

Antonio se atreve con las fechas. "Antes de dos años no salimos de esta". Fermín asiente y asume que en 2009 vendrá lo más duro. ¿Y la Navidad? "En Fadesa estábamos mal acostumbrados: nos caía siempre cesta, décimos de Lotería y una cena multitudinaria con baile y orquesta, a veces la París de Noia. Pero es mejor no pensar en ello. Ir día a día". Dosis de sentido común pone Antonio a todo cuanto dice. Con la puerta de su taxi entreabierta, todavía le queda tiempo para el lamento: "Hay padres que a sus hijos ya les han recortado gastos para actividades extraescolares. Yo eso, jamás". También le unen unas cuantas coincidencias con Fermín. Cuestión de sentidiño. "Si creen que nos vamos quedar como estamos mientras echan la culpa de todo a la crisis están equivocados". El taxista sonríe y otorga.

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