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Reportaje:

Apeaderos vacíos en la vía estrecha

El abandono del rural aumenta los apeaderos fantasma en la red regional de FEVE mientras los descuentos consolidan las líneas de cercanías

De la red de ancho métrico FEVE se dicen muchas cosas, sobre todo que es lenta y que sufre retrasos. Lo primero es cierto -tres horas para recorrer los 145 kilómetros que separan Ferrol de Ribadeo-, pero no tanto lo segundo. El tren sale puntual de Ferrol, con sólo 11 pasajeros a bordo, entre ellos, un grupo de amigas que van a pasar el día a Mera (Ortigueira), la localidad natal de una de ellas.

Para alguna es su primer viaje en FEVE -"la gente prefiere usar el coche", aseguran- pero las más fieles alaban sus precios bajos y el entorno privilegiado. "Este tren va por el medio del monte", reconoce Loli, que hace de guía de sus compañeras. "Lo que se ve son las montañas de la niebla, así las llamó Antonio Rivera Losada, secretario de Cela y vecino de Mera", les explica.

La difícil orografía limita la velocidad del Feve a 80 kilómetros por hora
Las aglomeraciones llegan las noches de movida y en los festivales de verano

Los Ferrocarriles Españoles de Vía Estrecha unen la costa norte de España desde Ferrol a Bilbao. En Galicia, el número de viajeros se ha estabilizado en los últimos años e incluso ha crecido ligeramente, pero basta observar algunas de las paradas entre Pedroso (Narón) y Ortigueira para entender que muchos apeaderos rurales están casi siempre desiertos. El tren pasa de largo, otro síntoma de que las aldeas gallegas se están quedando vacías. "Después de Pedroso, poca gente sube", comenta una de las viajeras, que era niña cuando en 1964 se inauguró la línea de Mera a Ortigueira. "Estuvo el obispo y vinieron grupos de baile de Cariño", recuerda. "La verdad es que el tren fue muy bueno para la zona".

No puede haber pasajeros donde no hay habitantes. En la práctica son unas pocas estaciones las que aportan la mayoría de los viajeros. Un ejemplo es el de la línea de cercanías de Ferrol, incluida en el Plan de Transporte Metropolitano firmado en 2005 con la Xunta. Los usuarios pagan 0,75 euros en lugar de los 1,25 habituales, rebaja que ha estabilizado las cifras de la línea en los 142.200 pasajeros en 2007 y 2008, pero aún muy lejos de los 292.262 de hace ocho años. El número de usuarios de la línea regional de Ferrol-Oviedo-Gijón es similar al de cercanías, de 148.013 en 2008.

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El reloj de la estación de Viveiro marca las 17.50 horas, aunque apenas son las 12.30 del mediodía. El jefe de estación da salida al tren procedente de Ferrol y regresa a su oficina. Asegura no aburrirse, aunque reconoce que los pasajeros son los "habituales" y que el trabajo es "muy tranquilo".

En Galicia los trenes de FEVE son máquinas restauradas que poco a poco agotan su vida útil. El presupuesto total de Fomento para 2008 en material e instalaciones fue de 25 millones de euros (las inversiones no se regionalizan), frente a los nueve de 2007. Hace años que no llegan nuevos coches a Galicia, aunque los trabajadores de la empresa los esperan "para pronto", ya que el Plan Estratégico de FEVE para 2005-2009 se compromete a ello. Más difícil es recortar tiempos, porque la velocidad depende de la orografía del terreno. Los trenes alcanzan como mucho los 80 kilómetros por hora, pero en muchos tramos no se superan los 50, frente a los 160 que alcanza Renfe.

FEVE se hace fuerte en los trayectos cortos. En Burela, los vecinos lo usan para ir a las localidades vecinas de San Cibrao, Foz y Ribadeo. El ajetreo queda para las noches de movida en A Mariña y el Festival de Ortigueira. Pero para viajes más largos es mejor no pensar en el FEVE: el día se va en las conexiones.

Mientras proliferan los apeaderos fantasma, FEVE trata de diversificarse hacia el turismo, aunque son asturianos y vascos los que más aprovechan estos productos. Tampoco desata pasiones el Feverail que, por 75 euros, permite apearse en cualquier estación de la red durante un mes. "En Viveiro sólo hemos vendido, en mano, dos tarjetas", comenta el jefe de estación, que cree que estos servicios no se publicitan bien. "Es una lástima, porque creo que el FEVE se integra muy bien en el paisaje", afirma una joven que viaja de Viveiro a O Barqueiro y que ya en su época de estudiante descubrió que prefería el tren al autobús.

Una usuaria sube al FEVE en la estación de Moeche.
Una usuaria sube al FEVE en la estación de Moeche.XURXO LOBATO

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