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Columna
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Apropósito de antroido

A la carnavalesca política galaica ha llegado el carnaval, pero el de verdad, el serio. La fotografía de Feijóo disfrazado de comadre que lo abre oficialmente ya se ha convertido en parte del imaginario de la derecha, como la imagen de Fraga en Palomares, o rodeado de gaiteiros, o los inquietantes abdominales de Aznar en la playa. Estamos en tiempo de comparsas y charangas predicando el ruido y la carne mientras interpretan piezas desenfadadas en su aspecto, pero cargadas de burla feroz al poder y sus represiones. Quién sabe. A lo mejor, un apropósito de antroido es cuánto necesita la política patria para remediar sus despropósitos.

El presidente Feijóo y el ministro Blanco podrían deleitarnos con una revisión de una de las parejas más legendarias producida nunca por la cultura popchiclerancio: los hermanos Pimpinela. Ataviados como personal fijo de algún hotel kitsch, en la mejor tradición del dúo, atacarían juntos una vibrante versión del inolvidable Pega la Vuelta adaptada "á realidade do país".

Rueda podrá seguir filtrando sensacionales revelaciones del tipo: en el bipartito había dos partidos

-¿Quién es?

-Soy el ministro.

-¿Qué vienes a buscar?

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-El AVE.

-Ya es tarde.

-¿Por qué?

-Porque ahora es Galicia la que quiere estar sin ti. Por eso vete, olvida ni nombre, mi cara, mi casa y pega la vuelta.

-Jamás te pude comprender.

-Vete, olvídalo todo hasta que esté licitado en el BOE.

-Estás mintiendo, ya lo sé.

Para esta temporada, la Democracia Feijoniana ha apostado claramente por el género del dueto pasional. Otra temperamental aportación a nuestro apropósito la conformarían el dúo integrado por el Superconselleiro Hernández y el Vázquez socialista. En casa del segundo, nos obsequiarían una deliciosa parodia del clásico televisivo Manos a la Obra.

-¿Pero esto quién se lo ha hecho? -diría Hernández, caracterizado como Manolo.

-El recebado y la gotelé son una chapuza, caballero. Los alicatados no respetan las normas UE y la caída de aguas conduce directamente al Castro de Baroña, desprotegido por Patrimonio.

-Vale Peter Eisenman. Ya salió el perito -respondería Pachi, en el papel de Benito.

-¿Según qué norma derribamos, figura? Porque han cambiado tantas veces la ley que ya no se sabe a qué distancia se puede construir de nada, ni cuánto, ni por qué. Si edificas a menos de quinientos metros del mar, no está claro a quién habría que derribar por ilegal, si a ti o al mar, por acercarse tanto a la costa.

La conselleira Farjas y la ministra Pajín ofrecen otro emparejado enorme. Podían comprometerse a regalarnos un remake de Thelma y Louise, por supuesto, también adaptado "á realidade do pais".

-Estoy harta de este mundo de machitos. Venga darme la vara con la financiación de los hospitales fiftyfifty y la listas de espera -clamaría Thelma Farjas.

-Y yo estoy harta de ser ministra en un ministerio sin competencias -lamentaría Louise Pajín.

-Sabes qué te digo. Que me tienen hasta el gorro. Voy a coger el plan de ahorro farmacéutico que teníamos pactado comunidades y Estado y me voy a liar la manta a la cabeza con el catálogo de medicamentos, que o se aplica en todo el Estado o no vale de mucho; pero mientras se entretienen hablando de eso y no de lo que las esperas en ginecología.

-Venga, a por ellos. Y yo te recurro. Para que la gente vea que hay ministerio y vale para algo.

-Venga. Y yo te pido una cita y tú pasas.

-Venga. Y yo te mando una carta.

-Y yo otra, y un fax.

-Y yo dos cartas, y un recurso en el Constitucional.

-Pues yo te mando tres cartas, un telefax y un mail.

-Pues yo te respondo en mi twitter.

Pero no solo de parejas vive nuestro apropósito político. No debe despreciarse la concurrencia de prometedores números solistas, como la jovial creación de la conselleira Mato con su ley de la familia y uno más. También sin mucho esfuerzo, ya que incluso guardan cierto parecido, el conselleiro Rueda podría caracterizarse de Assange Wikileaks y continuar filtrando sensacionales revelaciones del tipo: en el bipartito había dos partidos, o el Miño nace en Fonmiñá. Sin olvidar nunca cuánto pueden contribuir al espectáculo los típicos tríos, como el incombustible Gayoso haciendo de poli malo y ordenando desplazar a la masa manifestante formada por Mauro Varela, el presidente de NovaCaixa, y el Vázquez nacionalista. Galicia, impossible is nothing.

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