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Entrevista:Francisco Rodríguez | Candidato del PSdeG a la alcaldía de Ourense | Elecciones 27M

"Baltar maneja al alcalde Nóvoa como José Luis Moreno a sus muñecos"

No suele aparecer en los primeros planos de las fotos: se pone detrás haciendo bulto. "No me va eso de dar empujones para estar el primero; no me sale", reconoce. Francisco Rodríguez (Palmés-Ourense 1953) es un tímido ejerciendo la extraversión que supone la política. Ascendiendo a los pocos, sin empujones, se hizo hace cuatro años, y por sorpresa, con la candidatura a la alcaldía de Ourense, tras 20 años en la política institucional ocupando cargos a los que llegó siempre de rebote.

Pregunta. ¿Qué hace distinta a esta ciudad?

Respuesta. Efectivamente es distinta al resto de Galicia. Ourense, y ahora me refiero sobre todo a la provincia. Está bajo el yugo del sistema caciquil implantado por la derecha.

"Ourense es el último 'recuncho' del caciquismo en Galicia. Lugo ya superó esa etapa porque el PP va a perder la Diputación Provincial"
"Frente a la especulación, pretendemos una gran ciudad balneario, ordenada, con una importante oferta de empleo a través del potencial turístico"

P. ¿Implantado o elegido?

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R. Elegido, sí, pero se trata de un modelo político basado en las prebendas, no en las propuestas. Ees un modelo caciquil, basado en los favores a efectos de contratos de trabajo, de agilizar las listas de espera... No tiene nada que ver con Coruña o Pontevedra.

P. Y en estas condiciones, ¿se puede ganar jugando limpio?

R. Llos brazos ejecutores de este modelo de Baltar todavía mantienen una importante hegemonía en los pueblos. Los alcaldes presionan y les crean problemas a aquellos que no son de su cuerda. El escenario ahora es distinto porque la Diputación está en un nivel de endeudamiento muy grande y Baltar tiene menos capacidad de maniobra. Hasta ahora conseguía de la Xunta el dinero para las obras de los alcaldes que los hacía fuertes. Pero ahora la Xunta actúa con criterios diferentes, en base a prioridades y necesidades, y Baltar empezó a perder ese poder. Cuando los alcaldes lo llaman, él ya no es el conseguidor. ¿Para ganarle jugar con las mismas cartas? Pues no es lícito y además a la gente hay que convencerla de que para mejorar las condiciones de sus pueblos no se puede basar uno en el favor personal, sino en las prioridades. Sé que es difícil superar esto, que hace falta el relevo generacional. Pero estoy convencido de que estamos asistiendo al final de un ciclo político. Ourense es ya el último recuncho del caciquismo en Galicia. Lugo ya superó esa etapa, porque PP va a perder la Diputación.

P. ¿Se llevó una alegría al saber que Cabezas renunciaba y el candidato era Nóvoa?

R. No; yo creo que en el pensamiento de los dirigentes del PP nunca estuvo Nóvoa para ser el candidato. Porque para el PP las perspectivas de ganar por mayoría estas elecciones eran escasas y personas que en su momento sonaron aceptaron porque no tenía gran aliciente ser concejal de la oposición. Así que Baltar se buscó un hombre con un perfil muy similar al suyo. Yo creo que Enrique Nóvoa es el vivo retrato de Baltar. En lo político y en lo personal.

P. ¿Quiere decir que es un cacique?

R. Nóvoa tiene las mismas mañas que Baltar. Es su reflejo. Baltar lo preparó todo. Quería que Cabezas abandonara mucho antes para dar más tiempo a Nóvoa a asentarse en la alcaldía, pero no lo consiguió. Cabezas se fue cuando le dio la gana y además sin justificar las razones del abandono. Nóvoa es el protegido de Baltar, pero porque Baltar lo maneja como José Luis Moreno a sus muñecos. Es su candidato.

P. Las encuestas le atribuían hace poco el menor grado de conocimiento de los tres principales candidatos

R. Sí, no sé a qué se debe, quizás esté haciendo algo mal en mi proyección y no llegue a los ciudadanos como debería. Pero yo no sirvo para empujar por salir en la foto y he hecho gestiones importantes en Madrid y Santiago para Ourense que quizás no he transmitido porque escapo un poco de ese tipo de protagonismos y sin embargo es importante cierto nivel de notoriedad. Mi única virtud es la honestidad y que soy una persona próxima preocupada sobre todo por los que tienen más necesidades.

P. Salvo un milagro, si gobierna será con el BNG. ¿Se entiende bien con Sánchez Vidal?

R. Primero hay que esperar a que se pronuncien los ciudadanos. Una vez que lo hagan, analizaremos los resultados y a partir del mapa puede haber varias fórmulas en función del respaldo. Hay casos como el de Vigo en donde gobierna el PP pese a que hay una mayoría de PSdeG y BNG.

P. ¿Quiere decir que podría pasar eso en Ourense?

R. ¿Por qué no?, es una fórmula que se puede establecer. Pero hacemos otro planteamiento: si conseguimos 10 concejales podríamos gobernar solos, buscando los apoyos puntuales porque desde luego no entra en nuestros cálculos dejarle la alcaldía al PP. PSdeG y el BNG tienen muchas diferencias. El BNG es una organización progresista, desde luego, pero independentista, que plantea abiertamente la autoderteminación y un modelo de país distinto al nuestro. Pero si somos capaces de entenderlo y respetarlo y de dialoga no habrá problema. La derecha lo ha hecho en Ourense con dos partidos dentro: no tenía nada que ver lo que pensaba Cabezas con lo que pensaba Baltar.

P. Y así acabaron

R. Sí, así acabaron. Pero nosotros tenemos como meta irrenunciable que el PP deje de gobernar en Ourense y si el PSdeG tiene más votos que el BNG nos corresponderá buscar el apoyo del BNG, y viceversa, y eso hay que hacerlo desde la base de propuestas políticas, no ideológicas. Y hay una ventaja: muchas de esas propuestas están ya refrendadas por la coalición de gobierno de la Xunta.

P. ¿Qué cree que puede hacer por Ourense?

R. Frente a la especulación, una ciudad ordenada, una gran ciudad balneario, con importante oferta de empleo a través del gran potencial turístico y del repunte del sector textil, tan importante en la ciudad y del empleo que generará la La Ley de Dependencia. Eso sí, es necesario un código de prácticas de transparencia en los gastos municipales. Los orensanos tienen la oportunidad de salir de una larga época de oscurantismo.

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