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Barreiro ataca la política lingüística de la Xunta en presencia de Feijóo

La Real Academia censura al presidente por "crispar" a la sociedad con el idioma

El flirteo de Feijóo con el gallego no era sustancial. Al menos a los ojos de la Real Academia Galega (RAG). La luna de miel que el presidente de la Xunta vivió con la institución lingüística tras un áspero comienzo duró apenas lo que tardaron en desvanecerse las buenas expectativas generadas por el nombramiento de Anxo Lorenzo como responsable de Política Lingüística de la Xunta. Presionado de una parte por Galicia Bilingüe y los sectores del PP que hicieron de la política lingüística del bipartito bandera electoral, y entregado, por otra parte, a la reivindicación del piñeirismo, Feijóo ha acabado por situarse en tierra de nadie. Ayer fue reprendido por el presidente de la RAG, Xosé Ramón Barreiro, que lo acusó de "crispar" a la sociedad gallega con el idioma y de gobernar, en materia lingüística, de espaldas a la institución académica.

Acusa al Ejecutivo de enturbiar un asunto "que parecía ya zanjado"
El presidente no se inmutó y leyó el discurso que llevaba escrito
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El desencuentro de Feijóo con la RAG ya es patente. El presidente de la Academia lo dejó claro ayer con un crítico discurso de recepción del premio Celanova, Casa dos Poetas, que en esta edición recayó en la institución que preside. Feijóo no se inmutó. En un ataque sin precedentes, el presidente de los académicos arremetió contra la política lingüística de la Xunta en un acto público que presidía el titular del Ejecutivo gallego, al que acusó de firmar decretos sobre el idioma "de espaldas" a la RAG, "que, por norma, es la responsable" de opinar sobre el idioma.

Barreiro estaba dispuesto a mostrar el malestar de la institución que preside. Tras agradecer la concesión del premio, avanzó que, por razones de edad, se iba a permitir la licencia de ser "un poco imprudente". Y comenzó con los reproches. "Señor presidente, no puedo desaprovechar la oportunidad; la Real Academia no puede quedar en silencio ni mirar hacia otra parte cuando se toman decisiones y firman decretos que afectan a la lengua a sus espaldas", destacó. Pero el malestar de la RAG va más allá. Barreiro acusó al Ejecutivo gallego de haber generado una situación de "desasosiego y nerviosismo", cuando el debate sobre el idioma "parecía definitivamente zanjado" y se había alcanzado "la normalidad".

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Ante un auditorio repleto de intelectuales y políticos, entre ellos el conselleiro de Educación, Jesús Vázquez, y representantes del PP orensano encabezados por el presidente provincial, José Luis Baltar, el presidente de los académicos gallegos instó al máximo responsable de la Xunta a "no crear problemas sobre esta cuestión". "No soy yo quien tiene que decir lo que debe hacer el poder político, pero la Real Academia tiene la responsabilidad de velar" por el idioma, advirtió, tras acusar al Gobierno gallego de "remover las aguas de la lengua" e instalar "la crispación en el país".

Tras la reprimenda, Barreiro destacó que acudía a Celanova, "que aún conserva las virtudes del gran poeta Curros Enríquez", a demandar que "se nos comunique algo en este aspecto". "Sigamos siendo rebeldes para luchar por la libertad y por la cultura gallega, que sin la lengua no es nada", demandó el académico, que acabó su alocución instando a "todos: políticos, intelectuales y pueblo", a cumplir con la "obligación de transmitir íntegra nuestra" cultura a las próximas generaciones. "Sin rebajarla", precisó, para matizar que "transmitir una cultura significa transmitir una lengua: esto es lo que les pido a las autoridades aquí presentes".

Pese a la impresión que generó entre los asistentes el crítico discurso, éste no pareció hacer mella en el presidente de la Xunta. Feijóo obvió las duras palabras de amonestación y pronunció el discurso que llevaba escrito. Frente al papel reivindicativo que reivindicó Barreiro, el titular de la Xunta atribuyó a la Academia una función que enmarcó en el pasado, como "depositaria de la memoria". Como si el discurso del presidente de la RAG no fuera con él, Feijóo definió a la Academia como un ente "plural y amigable, punto de encuentro de los gallegos espiritualmente libres que soñaban con una autonomía".

El titular de la Xunta sí hizo, sin embargo, hincapié en el derecho del Ejecutivo que preside para decidir el futuro lingüístico de Galicia. "Los gallegos somos hoy lo que queremos ser y somos gobernados como decidimos serlo", reivindicó, aunque reconoció de inmediato que "sería un error" pensar que la democracia no necesita de otros puntos de referencia.

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