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Blanco y Feijóo entierran su disputa y reeditan el Pacto do Obradoiro

Fomento ya dispone de los 6.000 millones para licitar los tramos pendientes del AVE- "El presidente comprende los esfuerzos que hemos hecho", afirma el ministro

Olvidados los roces, las zancadillas y las acusaciones, a veces pueriles, que a punto han estado de liquidar el Pacto do Obradoiro, el ministro José Blanco y el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, hicieron ayer las paces y desempolvaron en las dependencias del Ministerio de Fomento el controvertido acuerdo. Lo hicieron, dijo Feijóo, "por los intereses comunes" que ambos tienen "como responsables políticos, pero también como gallegos". Con la vista puesta en los comicios municipales, en mayo del año que viene, la reunión sirvió para comprometer que el AVE circulará por Galicia en 2011 y para refrendar que la conexión con la Meseta estará lista en 2015.

Blanco cumplirá con lo que prometió en octubre -"la mayor licitación de recursos públicos de la historia de España"- y licitará "de golpe" antes de 2011 todos los tramos que queden pendientes del AVE por valor de 6.000 millones de euros. Este primer trámite se enviará al Diario Oficial de las Comunidades Europeas, requisito indispensable para publicar después la licitación en el Boletín Oficial del Estado (BOE). Esto último, afirmó Blanco, siempre con la aquiescencia de Feijóo -comparecieron juntos en la rueda de prensa-, ocurrirá en el primer trimestre del año que viene.

Como anunciara Blanco, la financiación del proyecto será público-privada. La fórmula quedó así alterada considerablemente respecto a lo que figura en el Pacto do Obradoiro. El responsable de Fomento informó de que esa entrada de capital privado prevista para el tramo Ourense-Vigo se extiende a otros puntos del trecho que va de Olmedo a Ourense. "Hemos hecho esfuerzos, en ocasiones muy imaginativos, para que el AVE llegue a Galicia", puntualizó Blanco.

La reunión bilateral, la primera entre ambos desde hacía más de un año, duró dos horas. También es la primera desde el pulso que mantienen Feijóo y Blanco tras su corta luna de miel, en verano de 2009. Entonces el pacto acababa de nacer. Acto seguido vendrían los agravios y las pullas entre dos dirigentes que ya se conocían de la Facultad de Derecho de Santiago, 30 años atrás. Y no exclusivamente a causa del AVE.1Esos estorbos quedaron aparcados ayer. Al menos momentáneamente. "Salgo con muchas menos inquietudes y muchas más certezas", resaltó Feijóo, quien aprovechó su estancia en Madrid para conmemorar el 20º aniversario de la asociación de empresarios gallegos de la capital. El presidente de Galicia apenas se salió del guión contemporizador. Poco antes de la reunión deseó un "cumplimiento estricto" de los plazos dados por Fomento. Al término de la misma, habló de "sinceridad" y de "lealtad" al Gobierno central. "Galicia asume los incumplimientos antiguos [los relativos al año actual] y ninguno más", señaló. "No tenemos ningún problema en reconocer que el Pacto do Obradoiro se cumplió solemnemente en 2009 y no del todo en 2010", agregó Feijóo.

Y quizás para reconciliar posturas, Blanco animó a ambas partes a "superar la desconfianza vista en los últimos días". "Creo que el presidente Feijóo comprende los esfuerzos que hemos hecho", indicó el ministro.

Las palabras de uno y otro, rivales ideológicos y casi territoriales -desde hace meses Blanco asegura que él hace más por Galicia que el PP, y Feijóo que Bruselas ayuda más a la comunidad que el propio Ejecutivo-, reconociendo que hasta hace nada hubo importantes desavenencias, no fueron en balde. En la reunión participó, entre otros, el conselleiro de Medio Ambiente e Infraestructuras, Agustín Hernández. Hernández aprovechó en octubre un acto al que le invitó Fomento para airear en público las diferencias del Gobierno gallego con Blanco. Ayer nada de eso debía ocurrir.

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Pocos apostaban hace un mes por una reedición del Pacto do Obradoiro, cuando cada rueda de prensa de Feijóo, cada mítin de los populares gallegos, se transformaba, cualquiera que fuera el motivo, en un proyectil contra el Gobierno y contra Pepiño. El de Palas de Rei se puso al frente de Fomento en abril de 2009, un mes después de Núñez Feijóo, con quien empezó entendiéndose bastante bien aun en detrimento de su propia formación, el PSdeG. Pero el recurso de inconstitucionalidad del Ejecutivo de Zapatero contra la ley de cajas aprobada por PP y BNG desenterró el hacha de guerra. Feijóo contra Blanco.

A continuación, Galicia ignoró a Madrid y remitió una queja a Bruselas contra el desvío de fondos de Portugal al tramo Oporto-Vigo. La Comisión Europea dio la razón a Feijóo, que se puso a cargar contra el Gobierno por todo: por su negativa a transferir las competencias de tráfico, por no otorgar el aval a la empresa de astilleros Vulcano, por su papel con Marruecos respecto al Sáhara... A lo que Blanco respondió en una entrevista en este periódico: "Yo ambiciono una Galicia luminosa, creativa, emprendedora, capaz de valerse de sus potencialidades. Creía que habíamos superado el tiempo de la Galicia llorosa, pero me equivoco. Con el PP ha vuelto el discurso victimista, resignado, vacío...".

Todo eso pareció quedar enterrado ayer. Las avenencias en torno al AVE exhibidas por la Xunta y el Ejecutivo pueden atemperar las cosas.

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