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Bonnie 'Prince' Billy muestra su mirada sobre la tradición musical

El cantautor estadounidense repasó en Vigo un amplio repertorio

De entre los numerosos aspirantes a heredar el trono de Bob Dylan, Will Oldham, alias Bonnie 'Prince' Billy, se revela como uno de los más sólidos. No por su repercusión popular, 'Prince' Billy apenas consiguió llenar el auditorio Caixanova en Vigo. Tampoco por importancia histórica, los tiempos han cambiado y ya no hay profetas. Es la profundidad de su revisión de la tradición musical de Norteamérica lo que le otorga estatura.

Will Oldham ratificó, como hiciera Johnny Cash en sus últimos años de vida, que un hombre y una guitarra son suficientes para transitar las profundidades anchas del folclore estadounidense. En su primera visita a Galicia, organizada por la quinta edición del festival Sinsal de Vigo y enmarcada dentro de una gira galaico-portuguesa, Bonnie Prince Billy ofreció toda la aridez de su voz y un detenido repaso a su extenso repertorio que duró más de hora y media. El viaje abarcó desde su primer sencillo, Ohio river boat song, aún como Palace Brothers, a gran parte de los temas de su último trabajo, The letting go.

Bonnie Prince Billy desmintió sobre el escenario vigués su carácter huraño. A pesar de la figura esquiva y de los peculiares movimientos frente al micrófono, el músico estadounidense se entregó a presentaciones humorísticas e incluso desarrolló una extraña teoría sobre "las dos caras de la moneda", intercalada entre las canciones de la parte final de la actuación. Dawn McCarthy, la cantante de los teloneros Faun Fables, que también compartió protagonismo con Oldham en el tramo central del concierto de Vigo, no reprimía la risa ante las ocurrencias surrealistas de Prince Billy.

Fue precisamente en los dúos, que reproducían la colaboración de Oldham y McCarthy en The letting go, cuando el ambiente desértico de la música de Prince Billy dejó paso a los aires campestres y de corte anglófilo. La alargada sombra de Nick Drake, pasión confesa del cantautor norteamericano, y en general del folk británico de los sesenta, el penúltimo grito revival para la prensa musical de tendencias, planeó por el local vigués. Las aristas terrosas y oscuras que caracterizaron la obra de Bonnie Prince Billy desde, por lo menos, su celebrado disco I see a darkness, se diluyeron y dejaron paso a melodías pastorales y ecos luminosos. Esta puesta en escena musical no termina de casar con las barbas de Oldham, más propias de un predicador iracundo del medio oeste que de un hippie universitario inglés.

La vertiente folclórica de las islas británicas dominó la actuación preliminar de Faun Fables. Aunque procedentes de California, el dúo de Dawn McCarthy no supera la revisión más o menos fiel de unos sonidos que resultaron novedosos, en realidad, hace cuarenta años. Defensores de los derechos de los animales, la excepcionalidad de la voz de McCarthy, comprobada también en el contraste con la de Will Odham, es quizás lo único memorable de este par de correctos juglares post-artúricos y risueños.

Los responsables de Sinsal anunciaron, para el mes de mayo, y en las instalaciones del MARCO, la actuación de Paula Frazer & Tarnation. La cantautora estadounidense, practicante de una especie de country rock alternativo, declara a menudo que su mayor influencia se encuentra en la expresión más sureña de Nick Cave & the Bad Seeds. La convocatoria veraniega del Sinsal baraja, entre otros nombres, el de la banda estadounidense Yo La Tengo.

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