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Centenares de amigos y vecinos despiden a Ramiro Fonte

El funeral del poeta en Pontedeume reúne a la élite gallega

Descansa en la desembocadura del Eume, junto al mismo río que tantas veces le inspiró poemas en la pequeña villa a la que dedicó su Trilogía de Infancia. Los restos del escritor Ramiro Fonte (Pontedeume, 1957-Barcelona, 2008) recibieron ayer sepultura en el cementerio de su localidad natal entre los aplausos de centenares de amigos, vecinos y representantes de la clase política e intelectual gallega.

El ministro de Cultura, César Antonio Molina, amigo íntimo del poeta, fue una de las últimas autoridades en acercarse hasta la casa consistorial de Pontedeume, donde se instaló la capilla ardiente. Desde allí, partió a pie hacia el camposanto una larga comitiva fúnebre repleta de rostros conocidos de la órbita cultural gallega, como el presidente de la Real Academia Galega, Xosé Ramón Barreiro, el catedrático de Literatura Xesús Alonso Montero o el escritor Miguel Anxo Fernán Bello. El delegado del Gobierno en Galicia, Manuel Ameijeiras, la directora del Instituto Cervantes, Carmen Caffarel, el diputado socialista Antón Louro, el presidente de la Diputación de A Coruña, Salvador Fernández, el parlamentario popular Diego Calvo, o el vicerrector de la Universidad coruñesa, Luis Barral, también asistieron al entierro.

La bandera de Galicia cubriendo el féretro, las notas del Negra Sombra de Rosalía y la melodía catalana El cant dels ocells despidieron a Ponte por deseo expreso del poeta, según sus allegados, que participaron luego en un funeral más íntimo.

"Este es uno de los momentos en los que uno va muriendo poco a poco", manifestó Molina, que apesadumbrado lamentaba la pérdida "de un gran amigo" y de "un gran interlocutor". "Siempre estuvo donde tenía que estar: con su lengua, su cultura y su amor por nuestro país. Esperemos que en Galicia y en España lo sigan valorando y leyendo", manifestó. La conselleira de Cultura, Ánxela Bugallo, consolaba a Elsa, la compañera del escritor que falleció el pasado sábado en Barcelona aquejado de un cáncer que acabó con sus 51 años de vida en pocos meses.

GABRIEL TIZÓN
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