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Reportaje:

Chabolismo universitario

Dueños de chalés en A Coruña instalan en el jardín casetas para estudiantes

La Universidade da Coruña, con dos campus y 22.527 alumnos, es la única en Galicia, y de las pocas en España, que carece de cualquier oferta pública de alojamiento para estudiantes. Un vacío clamoroso que arrastra desde hace casi dos décadas y que ha suplido con picardía y fuera de la ley la iniciativa privada, con la construcción en el entorno rural del campus coruñés de asentamientos de casetas ocultas en fincas de particulares, sin condiciones mínimas para ser habitadas y alquiladas al precio de una vivienda en el centro de la ciudad, a razón de 9 a 10 euros el metro cuadrado.

Todo un fenómeno urbanístico y especulativo "dramático y preocupante" que ha sacado a la luz un grupo de profesores de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de A Coruña, tras una investigación de dos años. Infravivienda universitaria reza el título del detallado trabajo que se expondrá a partir de la próxima semana con elocuentes fotografías, tanto áreas como en superficie, planos y datos sobre estos asentamientos para estudiantes. Se trata de un tipo singular de alojamiento próximo a la definición de chabola del diccionario de la Real Academia Española: "Vivienda de escasas proporciones y pobre construcción, que suele edificarse en zonas suburbanas".

Dos profesores de Arquitectura han descubierto más de 100 'adosados'
Una caseta de 12,4 metros cuadrados se alquila por 140 euros mensuales

Un engendro urbanístico que prolifera dentro de fincas particulares con chalé, a la entrada del campus coruñés, en la zona residencial y periférica de A Zapateira. El grupo de investigación de Arquitectura, encabezado por los profesores Xosé Lois Martínez y José Manuel Vázquez Mosquera, detectó entre 100 y 150 asentamientos de casetas construidas en propiedades privadas al margen de cualquier ley para alquilar a estudiantes. Sería sorprendente que estas construcciones tenga siquiera licencia. El guión siempre es el mismo: una hilera de casetas, de 8 a 20 unidades, erigida en una esquina de una finca con vivienda principal legal, por lo general un chalé rodeado de zona ajardinada. No son construcciones visibles desde la calle, ya que están estratégicamente situadas y ocultas por el cierre de la parcela, sea éste un muro o vegetal. Cada módulo, con ventana y puerta orientada hacia el interior de la finca, está lejos de reunir las condiciones mínimas para ser habitado, destacan los profesores de Arquitectura.

Detectaron y denuncian, con esta exposición, 11 casos en los que se ven dos tipologías de infravivienda para universitarios. Una con una superficie útil de 12,4 metros cuadrados que consta de una única habitación, amueblada con cama, mesa de estudio y un armario, y un diminuto aseo. Se alquila por 140 euros mensuales. Hay otro tipo de módulo (17 metros cuadrados) que incluye, además de la estancia principal y el aseo, un habitáculo con una pequeña cocina independiente, eso sí sin ventilación o evacuación de humos. El precio es de 170 euros al mes. Por supuesto, no hay calefacción. Incluso se descubrieron sótanos de casas particulares, reconvertidos en alojamientos alquilados a estudiantes, denunció Vázquez Mosquera. Los dueños de un chalé con piscina y amplia zona ajardinada urbanizaron la estrecha parte trasera de su finca con siete casetas para universitarios, a las que se accede a través de un pasillo acotado por hileras de setos con el fin de dividir y preservar la intimidad de los caseros.

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La falta de residencias públicas, en una universidad con una demanda de 8.000 plazas de alojamiento, también hizo enormes estragos en la pequeña aldea de Castro de Elviña. Encajonada en el campus, que la rodea, y pasto de una especulación salvaje, está siendo "destruida" con la construcción de edificios de hasta siete pisos erigidos entre las tradicionales casas de una planta, denuncian los autores de esta investigación. "Las instituciones, empezando por las consellerías de Educación y Política Territorial, además de la propia universidad, no deben tolerar más estos procesos de degradación urbanística, y menos en un campus donde se supone que se educa", reclamó Xosé Lois Martínez.

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