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A Coruña estudia suprimir el costoso tranvía turístico por defectos en la vía

Un informe técnico establecerá si se reanuda el servicio suspendido este mes

A Coruña se ha quedado sin su tranvía turístico que recorría en verano su fachada marítima. Y nadie sabe si se reanudará este costoso y deficitario servicio de nula utilidad para el transporte de viajeros en una ciudad colapsada por el tráfico rodado y falta de conexiones con su comarca. Un pequeño descarrilamiento a principios de este mes sacó a la luz que desde hace años este caro servicio arrastra, además de pérdidas, deficiencias en sus vías, un trazado defectuoso en algún punto y un deterioro que fue en aumento con el tiempo. Arrecia la polémica política entre el nuevo Gobierno local del PP y los anteriores responsables municipales del PSOE sobre la seguridad de un tranvía al que se subieron 141.000 viajeros el año pasado.

Las deficiencias se detectaron en 2007. No se subsanaron por falta de dinero

El decimonónico vehículo, un restaurado coche de la marca Siboney que durante medio siglo, entre 1915 y 1962, cubría la línea A Coruña-Sada, se salió de los raíles sobre los que circula el pasado 2 de julio e invadió el carril de circulación de coches. No pasaba ninguno en ese momento y no hubo que lamentar daños. Pero el incidente desveló importantes deficiencias en las vías y llevó al Gobierno local de Carlos Negreira (PP) a suspender sine die el servicio. Alega que está en riesgo la seguridad de los viajeros y de los automovilistas que circulan en paralelo al trazado del tranvía. Y encargó un exhaustivo estudio sobre la viabilidad tanto técnica como económica de un tranvía que genera cada año unos 200.000 euros de pérdidas (212.000 euros en 2009 y 168.000 el pasado año).

"No sabemos si renovaremos el servicio", admite el primer teniente de alcalde, Julio Flores, "dependerá de la radiografía general tanto económica como técnica que hemos encargado". Primará, insiste, "el sentido común" y que el tranvía funcione "en condiciones y con todas las garantías de seguridad". Flores asegura que el nuevo Gobierno del PP "no tiene a priori nada en contra" de este medio de transporte y que pese a las pérdidas que genera su explotación, en la decisión de mantenerlo o no tampoco primarán las cuestiones de índole económico. "Hay que tener en cuenta también su repercusión turística", dice el concejal.

Hace 14 años que el Ayuntamiento coruñés, entonces gobernado por el PSOE, estrenó en su paseo marítimo su servicio de tranvía eléctrico. Pretendía ser la antesala del denominado metro ligero, un ansiado proyecto de transporte público de viajeros que, mediante modernos trenes rápidos en superficie, permita volver a conectar A Coruña y su comarca, un área con más de 400.000 habitantes. Pero tres lustros después, no hay ni metro ligero, ni tampoco ahora tranvía, cuyo uso era exclusivamente turístico y veraniego.

Las incidencias y alertas por roturas en determinados puntos de los carriles se suceden desde al menos 2006. Al año siguiente, a petición de la Compañía de Tranvías, concesionaria del transporte urbano de A Coruña, el Gobierno municipal encarga un informe y un proyecto a una empresa que presupuesta en 300.000 euros reparar el punto más conflictivo por defectuoso de la vía, en el apeadero de la playa del Orzán frente a la sede de Hacienda. En ese desvío, donde volvió a descarrilar el tranvía hace 15 días, el trazado de los carriles es inadecuado, las soldaduras tras sucesivas roturas son defectuosas, según el diagnóstico de 2007.

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La reparación propuesta no se llegó a realizar "por falta de presupuesto suficiente", según los técnicos municipales. El anterior Gobierno socialista la aplazó hasta el próximo otoño. Dos años después, alertaron en un informe de nuevas roturas originadas por "tensiones generadas por los cambios de temperatura, fatiga de los materiales, o por otras causas como el deterioro a lo largo del tiempo", además de recordar "deficiencias en el diseño del proyecto original, problemas de soldaduras y mala nivelación" del trazado. "Una situación anormal y peligrosa que obliga al tranvía a circular en ese punto a velocidades muy bajas, menos de 10 kilómetros por hora". El nuevo diagnóstico en curso ha detectado más tramos de vía con deficiencias.

La eterna promesa del metro ligero

En octubre, coincidiendo con la fecha prevista por el anterior Gobierno coruñés para reparar el tramo más deficiente del tranvía, la Xunta tiene previsto recibir el estudio de viabilidad de la implantación de un metro ligero en la comarca de A Coruña. Ya van varios informes sucesivos de este proyecto -el Gobierno del PP anuló el que habían realizado sus antecesores del bipartito- y en todos se propone que se aproveche parte del trazado del tranvía turístico, 11 kilómetros de vía por la fachada marítima de la capital provincial.

Pero sobre todo ese nuevo estudio determinará su coste y cómo se financiará. El director general de Mobilidade de la Xunta, Miguel Rodríguez Bugarín, ya advirtió la semana pasada de que será probablemente imposible costearlo sólo con fondos públicos. Bugarín explicó que todos los estudios realizados hasta ahora han eludido cuantificar el presupuesto y la viabilidad económica del proyecto. "Lo primero es ver cuánto va a costar y si podemos pagarlo", señaló, "con los estudios hechos hasta ahora no se responde a esta cuestión".

El BNG de A Coruña tiene claro que la suspensión del tranvía turístico debe ser una oportunidad para crear "un auténtico servicio de tranvía en superficie que sea realmente un medio transporte alternativo al coche" en esta comarca colapsada por el tráfico rodado. El edil de Esquerda Unida, César Santiso, va más allá: la obligada austeridad, dice, es incompatible con gastar más dinero público en reparar un deficitario, costoso y poco útil tranvía turístico, "máximo cuando su continuidad está pendiente de un estudio de viabilidad".

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