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Entrevista:ANXO QUINTANA | Vicepresidente en funciones de la Xunta

"Deberíamos estar orgullosos del pacto pero tuvimos complejo"

Sonia Vizoso

El hombre que llevó el nacionalismo al gobierno de Galicia recoge estos días sus bártulos en el cuartel general de San Caetano. Tras una batalla final que le ha dejado heridas no sólo políticas, Anxo Quintana (Allariz, 1959) analiza los errores que abocaron al bipartito a la derrota.

Pregunta. ¿Cuál es su diagnóstico personal de la derrota?

Respuesta. Cometimos errores importantes. El más grave es no hacer una lectura ajustada de la realidad del país. El peso ideológico, político, social, empresarial, financiero y mediático del PP es mucho más grande de lo que creímos. El PP es mucho más que un partido, representa toda una corriente ideológica que suma apoyos sociales y en poderes tradicionales. No fuimos capaces de establecer un campo ideológico, político y social alternativo. A eso hay que sumarle una crisis en la que la explicación de alternativas económicas y sociales es complicada. Ante una situación de angustia, la gente tiende a simplificar y el PP supo aprovecharlo con una demagogia exacerbada.

"El peso ideológico, empresarial y mediático del PP es más del esperado"
"Los poderes tradicionales son conservadores, no amigos de la Xunta"
"El PP utilizó la difamación para destruirme a mí como persona"
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"Contestaré a los infundios en los ámbitos que da el Estado de Derecho"
"En 2005 no fuimos revanchistas, a ver si Feijóo hace lo mismo"
"Los referentes políticos del BNG no deben hablar mal del partido"

P. ¿Cómo se comportó ese entramado social y empresarial que apoya al PP durante su mandato para que creyeran que repetirían en el poder?

R. Con corrección e inteligencia. Los que no fuimos inteligentes y quizás demasiado correctos fuimos nosotros. Hubo demasiada gente que pensó que no estábamos ante poderes conservadores, sino ante poderes tradicionales abocados a ser amigos del poder, y no es cierto. Pero no quiero trasladar la idea de una trama oculta que engaña a la gente. El poder es compartido y hay más agentes, además del poder político, que operan en la sociedad. Es normal en una sociedad democrática. No fuimos capaces de leer esa realidad y obrar en consecuencia dentro de los cauces democráticos. El BNG lo intentó en algún momento pero no pudimos y tenemos tanta responsabilidad como los demás.

P. ¿No dejó ninguna huella ideológica el bipartito en ese entorno afín al PP?

R. Nuestra acción de gobierno fue muy positiva y en algunos casos brillante, pero no creamos un espacio propio. Tanto el BNG como el PSOE cometimos el error de estar muy preocupados por el trabajo, legítimo, de buscar nuestro propio espacio, pero también era necesario crear otro para el bipartito como gobierno. En Galicia la alternativa al PP va a ser siempre plural y en Europa el 80% de los gobiernos son de coalición. Pasamos demasiado tiempo justificándonos por estar en un gobierno de coalición. Teníamos que haber estado orgullosos de lo que éramos, explicarlo y valorarlo. Así la gente podría repetir.

P. ¿Tuvieron complejo?

R. Tuvimos complejo. En vez de empeñarnos en explicar que Touriño y yo nos llevábamos bien, hubiera sido mejor que el señor Touriño y yo dedicáramos el tiempo a exteriorizar lo importante que era para Galicia tener un gobierno de coalición, plural y moderno, frente al gobierno autoritario y uniformista que tenía el PP y que implantará ahora.

P. Con los reproches poselectorales que se están escuchando, no parece que ese entendimiento sea fácil a corto plazo.

R. Yo evitaré cualquier tipo de reproche. La mejor manera es hacer una fuerte autocrítica. Muchos de los errores no contaron con mi beneplácito pero me da igual. Tengo que asumir como propios los errores de un gobierno aunque yo no participara directamente en ellos. Es muy importante que no permitamos que el PP consume su segunda victoria: que después de derrotar al gobierno derrote también la alternativa para el futuro. Es necesario que PSOE y BNG reconsideren su modelo de relación. Tiene que estar basada en el respeto mutuo y en el reconocimiento, desde la diferencia.

P. ¿Qué hizo en estos años que no volvería a repetir?

R. Mantener la relación que el gobierno anterior tenía con los medios de comunicación privados. Fue un tremendo error. Es una relación insana, antidemocrática y que sólo sirve para perpetuar un sistema de comunicación poco moderno, poco plural y poco eficaz para el servicio público. La relación entre el gobierno y los medios no se puede hacer en función de la información sino por objetivos empresariales y para dignificar el trabajo de los periodistas.

P. Poca gente sabe que la Xunta paga a los medios para que den determinada información.

R. Pues que lo vayan sabiendo. Y sería bueno que se publicara el dinero público que todo el mundo recibió durante estos tres años y medio. Serviría para explicar algunas cosas.

P. Esa cifra usted la sabrá.

R. Está a mi disposición pero no puedo ahora explicitarla. Pero es mucho dinero.

P. ¿Va a dar el BNG la batalla con este tema?

R. Estamos obligados.

P. Pero puede haber quién diga que quieren cambiar ese modelo porque intentaron utilizarlo en su favor y no les funcionó.

R. Puede que la gente esperara que en ciertos temas actuáramos de alguna manera pero ya hemos recibido el castigo.

P. Tras acusar a los gobiernos de Fraga de caciquismo y adjudicaciones amañadas, llegaron a San Caetano en 2005 y no parece que hallaran pruebas de ese comportamiento.

R. Fue un ejercicio de responsabilidad que hoy volvería a repetir. Estábamos obligados a demostrarle a la gente que se podía cambiar con normalidad y que no teníamos espíritu revanchista. Me gustará ver si el PP hace lo mismo ahora. En cualquier caso, no todos somos iguales. Nos dedicamos a gobernar desde el primer día y no a saldar cuentas con el pasado.

P. Touriño dice ahora que hubo imposición lingüística del BNG.

R. Sería un error, y seguro que Touriño no lo quiere cometer, que asumiéramos como propios los argumentos del PP. En este país no hay ningún tipo de imposición del gallego.

P. El uso del gallego entre los jóvenes cayó un 35% en 12 años.

R. La situación es terrible. No hubo grandes avances en la normalización lingüística. El decreto que aprobamos para la enseñanza no pudimos aplicarlo, no se está cumpliendo. Y es inferior a los que el PP puso en práctica en Baleares o en Valencia. El PP fue capaz de montar una argumentación falsa que caló entre la población porque actuamos de manera timorata, con miedo y con cierto complejo.

P. La campaña fue muy dura. ¿Será crispada la legislatura?

R. Espero que no. No todos entendemos la política de la misma manera y no todos creemos que en política vale todo. No puedo olvidar lo que hizo el PP en esta campaña. Utilizó la mentira, la difamación, el infundio no sólo para perjudicar políticamente al BNG sino para destruirme a mí como persona y a mi familia. Estoy obligado a contestar lo que me afecta personalmente en los ámbitos que el Estado de Derecho me da. Pero también tengo la obligación de que ese daño que el PP intentó hacerme a base de infundios y calumnias no afecte a mis valoraciones políticas y, mucho menos, a las del BNG. Haré lo que me corresponda personalmente pero apartándolo de la lucha política y de la publicidad política.

P. ¿Va a ir a los tribunales?

R. (Asiente con la cabeza).

P. ¿Contra el PP o contra alguno de sus líderes en particular?

R. Lo llevaré alejado de cualquier tipo de publicidad.

P. ¿Debería tomar Feijóo medidas en su partido contra quienes, como Baltar, hicieron insinuaciones sobre su vida privada dentro y fuera de los mítines?

R. Tengo la total certeza de que todo lo que hizo el PP en la campaña contó no sólo con el conocimiento sino con la aprobación del señor Feijóo.

P. ¿Ha hablado con Feijóo?

R. No, ni pienso hacerlo. Que esté tranquilo, porque no va a influir en las valoraciones políticas del BNG en esta legislatura.

P. ¿Será presidente o portavoz del grupo parlamentario?

R. El protagonismo en el grupo parlamentario debe recaer en otras personas. No quiero ningún puesto honorario ni especial. Los puestos de relevancia deben ser para aquellas personas que librarán la batalla en primera fila. Los referentes políticos del BNG no deben estar en primera fila, en puestos directivos o sentando doctrina. Podemos ser útiles dando consejo, trabajando en la elaboración de propuestas programáticas, intentando que nuestra presencia sirva para cohesionar y no para desunir... Y, sobre todo, para hablar bien del BNG, una misión que los referentes del BNG deberían imponerse. El BNG ya tiene demasiada gente fuera dispuesta a hablar mal de ella. ¿Alguien puede pensar que no tengo mi opinión personal, muy crítica, de muchas personas y actitudes del BNG? La tengo pero no la he dicho nunca y jamás la diré.

P. Entiendo que se refiere a Xosé Manuel Beiras. ¿Piensa que hace más daño que bien?

R. Es el momento para exteriorizar ideas y eso está bien. No quiero que lo que acabo de decir se interprete como crítica personal a nadie. Sólo digo lo que voy a hacer yo y lo que me gustaría que todo el mundo hiciera.

P. ¿Retomaría las riendas del BNG dentro de un tiempo?

R. No tengo esa ambición en este momento. No me veo protagonizando el futuro inmediato del BNG pero no voy a abandonar la política y estaré a disposición del partido para trabajar donde crea que puedo ser útil.

P. ¿Qué debe cambiar en los bipartitos municipales?

R. Para fortalecer la cultura de coalición, el que tiene la mayoría deber ser el que más se esmere por que la minoría tenga su espacio. Si no se hace, la minoría tiende a buscar ese espacio por sí mismo y provoca disensiones. Sería un error pensar que las coaliciones van a funcionar bien sin que el BNG haga política nacionalista.

El vicepresidente en funciones, Anxo Quintana, en su despacho de San Caetano.
El vicepresidente en funciones, Anxo Quintana, en su despacho de San Caetano.ANXO IGLESIAS

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Sobre la firma

Sonia Vizoso
Redactora de EL PAÍS en Galicia. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago. Lleva 25 años ejerciendo el oficio en la prensa escrita y ha formado parte de las redacciones de los periódicos Faro de Vigo, La Voz de Galicia y La Opinión de A Coruña, entre otros. En 2006 se incorporó a El País Galicia.

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