Descubierto en Portugal el emporio naval del mayor narco gallego
Ramiro Vázquez y varios familiares ingresan en prisión tras la Operación Piraña
Viana Pesca, la potente empresa tapadera que utilizaba el presunto capo cambadés Ramiro Vázquez Roma, fue descubierta en Portugal a raíz de su detención el pasado lunes, implicado en un cargamento de cuatro toneladas de cocaína por el que ayer ingresó en prisión. El fiscal antidroga, Marcelo Azcárraga, y agentes de Aduanas desplazados al país vecino localizaron en el distrito de Viana do Castelo el astillero que construyó Vázquez Roma, una empresa multinacional donde diseñaba sus propias embarcaciones para dar cobertura a los desembarcos de la cocaína que el mismo importaba desde Suramérica.
El volumen de negocio y la facturación de la sociedad Viana Pesca sorprendió a los investigadores. A través de una representación de materiales de poliester, el astillero construía embarcaciones prototipo que exportaba a países de varios continentes cuyas conexiones con el narcotráfico se están investigando.
Tras el registro del astillero, se ha podido constatar que las dos lanchas semirrígidas de 12 metros de eslora y con dos potentes motores cada una incautadas en esta operación cuando transportaban parte del alijo capturado, fueron construidas en Viana Pesca. El casco de estas embarcaciones está valorado en 60.000 euros y cada uno de los motores, en 15.000.
La juez de Cambados también decretó auto de prisión para otros cinco de los siete detenidos en la Operación Piraña. Entre ellos, un hermano de Ramiro Vázquez, Manuel, su cuñado Santiago Millán y un ciudadano ruso. Los dos familiares de Vázquez Roma están considerados los lugartenientes de la organización y controlaban los negocios de la red de negocios en Portugal. La esposa del capo fue interrogada por Aduanas pero no pasó a disposición judicial.
El fiscal antidroga, Marcelo Azcárraga, resaltó ayer la trascendencia de la operación que "logró no sólo retirar del mercado este enorme alijo de cocaína sino detener al grupo más relevante que estaba operando ahora en Galicia". "Sin duda ha sido un gran trabajo", añadió. Fuentes de la investigación han reconocido las dificultades con las que se toparon los agentes para efectuar la operación, ya que los narcotraficantes contaban con un sistema de contravigilancia.
Para el fiscal, el grueso de la organización ya ha sido desmantelado, aunque quedan algunos flecos que podrían conducir a posteriores detenciones. Azcárraga destacó el perfil de la generación de narcotraficantes que han tomado las riendas del negocio discretamente, sin alardes ni signos externos de riqueza, pero capaces de organizar grandes cargamentos y con gran peso en el tráfico internacional de estupefacientes. Ramiro Vázquez vivía en un sencillo chalé en el barrio marinero de Santo Tomé, en Cambados y se paseaba por el pueblo en un Volvo sin levantar ninguna sospecha. Su hermano y su cuñado eran sus asiduas compañías como hombres de confianza y socios en los negocios.
Su estatus de presunto capo de la cocaína sólo lo conocían los que mueven esa clase de mercancía en la zona, que no son pocos, y era un tema apenas comentado en las comidillas de las tascas que frecuentaba entre sus idas y venidas a Portugal. Vázquez comenzó en la pesca y el marisqueo, pero sus relaciones con conocidos narcotraficantes, casi siempre asociados con él, le permitieron hacer en apenas cinco años una meteórica carrera al margen de la ley. También se le relacionó en el pasado con algún alijo de hachís, pero su negocio fuerte era la cocaína.
En poco tiempo su nombre empezó a sonar como uno de los jefes del narcotráfico en la ría de Arousa, cuna de grupos históricos como el de Los Charlines, de Sito Miñanco o de Laureano Oubiña, entre otros. La única diferencia respecto a sus predecesores y coetáneos en el narcotráfico es que Vázquez nunca estuvo detenido. Después de años siguiéndole la pista, su captura sorprendió en medios de la lucha antidroga.
