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Endesa As Pontes deja de ser la fábrica que más CO2 emite de España

Cuatro plantas liberan a la atmósfera el 76% de los gases permitidos en Galicia

Endesa tiene en As Pontes el mayor centro generador de energía eléctrica de España, con más de 2.004 megavatios de potencia. Su producción equivale al 40% del consumo eléctrico de Galicia y al 4% del nacional. Durante muchos años fue la industria más contaminante del país y la novena de Europa. Los dos últimos informes de emisión de gases efecto invernadero del Ministerio de Medio Ambiente certifican que ese poco honroso récord ya no es suyo.

En 2009, los 5,2 millones de toneladas de CO2 que lanzó al cielo la fábrica gallega estuvieron por debajo de los 5,7 que registró la central térmica de Aboño, situada entre los municipios asturianos de Gijón y Carreño y propiedad de Hidrocantábrico (grupo EDP).

En cinco años la central térmica ha reducido sus emisiones a la mitad

En el último recuento que el ministerio ha dado a conocer, con datos de 2010, la planta gallega incluso retrocede un puesto. La siderúrgica de Acelor en Avilés supera a todas las factorías españolas sujetas a un límite de emisión de gases en cumplimiento del protocolo de Kioto. Lanza 5,2 millones de toneladas. Le sigue Hidrocantábrico (4,6 millones) y As Pontes, que generó 4,4 millones de toneladas de dióxido de carbono. Los tiempos han cambiado para mejor, si por eso se entiende que las emisiones de la industria coruñesa equivalgan "solo" a lo que contamina un millón de coches.

En los últimos cinco años la chimenea de 356 metros de la central ha reducido a la mitad el CO2 por varias razones. Las que ofrece Endesa tienen mucho que ver con cambios tecnológicos. Hasta 2008 gestionó en As Pontes "la mayor mina de lignito a cielo abierto de España". Entre 1972 y 2007 de esa mina se obtuvieron 262 millones de toneladas de carbón con las que se abastecía a la central térmica, que ahora consume hulla subituminosa importada, menos contaminante. El lugar que ocupaba el yacimiento "está en proceso de rehabilitación ambiental, con un gran lago y una escombrera de 1.200 hectáreas en la que crecen más de 600.000 árboles".

Desde la asociación ecologista Adega, el catedrático de Biología Ramón Varela replica que lo que ocurre en realidad apenas responde a una mejora de la eficiencia y sí tiene mucho que ver con el hecho de que no ha estado en funcionamiento durante algunos meses de 2010. Es, por decirlo de algún modo, el lado bueno de la crisis. La caída en la demanda de energía ha provocado un retroceso de las emisiones, del 11,3% en España y del 7,3% en Galicia, donde los derechos que tienen las empresas para contaminar llegan a 10,8 millones de toneladas y se "consumieron" 8,9 millones. Ocurre que la aportación de las energías eólica e hidráulica al sistema han sido mayores en estos dos años.

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En el ránking gallego, a As Pontes le siguen la refinería de Repsol en A Coruña, la planta de Gas Natural en Meirama y la instalación de ciclo combinado de ese grupo en Arteixo. Juntas generan el 76% de la contaminación permitida.

"Ahora que todo el mundo se cuestiona las centrales atómicas por lo que ha ocurrido en Japón podríamos empezar a pensar también en que se puede actuar sobre este tipo de plantas", denuncia Ramón Varela. Porque, con todo, el Springfield gallego, como irónicamente se llamaba al municipio coruñés, sigue escupiendo gases de efecto invernadero por encima de la autorización del ministerio. En 2010 se pasó en casi 200.000 toneladas. En el mercado de derechos de emisión, donde la facultad de generar esos residuos se compra y vende, la tonelada de dióxido de carbono ronda los 14 euros, con lo que ese exceso equivale a pagar 2,8 millones. A Endesa no le hizo falta: le "sobraron" en Galicia otras 360.000 toneladas no consumidas en su planta de ciclo combinado.

"El CO2 es responsable de al menos el 60% del incremento del efecto invernadero. La concentración actual es la más alta de los últimos 650.000 años", recuerda en un estudio Ramón Varela.

La central térmica de carbón, que terminó de transformarse en 2008 tras una inversión de 275 millones, ha alargado su vida útil en 25 años.

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