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Reportaje:

Europa verá a la selección gallega

Un combinado de jugadores de Tercera aspira a ganar la Copa de las Regiones

Hay selección gallega de fútbol y jugará el próximo mes de diciembre. Lo hará sin pompa ni políticos en el palco, pero con el orgullo que da representar a un colectivo y la ilusión de unos deportistas que se aprestan a vivir un momento único, a disputar un torneo internacional, la Copa de las Regiones de la UEFA, una competición que corona el fútbol aficionado, abierta en España a futbolistas de categorías inferiores a Segunda B y que jamás hayan firmado un contrato profesional. 18 equipos de toda España disputaron una serie de partidos que finalizaron el pasado mes de abril. Ganó Galicia, que ahora peleará por llegar al torneo final con otras siete comunidades.

Primero tendrá que pasar por Malta. Allí esperan los días 7, 9 y 11 de diciembre tres rivales ignotos: los griegos de Fthiodia, los teutones de la región de Württtemberg y la escuadra local. Se clasifica tan sólo el primero. "No tenemos referencias, pero a priori, por tradición, los más complicados deberían de ser los alemanes porque representan a una región, la de Stuttgart, con 14 millones de habitantes", advierte Carlos Ballesta, el seleccionador. Histórico defensor del Deportivo y escudero tantos años de Arsenio en los banquillos, Ballesta ha reclutado como auxiliares a dos ex compañeros, Piña, tantos años a su lado en el eje de la zaga, y Oregui, guardameta en los años setenta. "Eso ya indica que sale al equipo al campo", apunta Ballesta, que tras tantos años con Arsenio, se ha sacado un doctorado en retranca. Porque Galicia juega al fútbol. El pasado jueves el equipo se plantó en Barreiro para disputar un partido de acoplamiento contra el Celta, que se presentó con ocho futbolistas del primer equipo y completó la alineación con el filial, líder en Segunda B. Ganó Galicia 0-3. "Está claro que la motivación no era la misma que en un partido oficial, pero igual pensaron que iba a ser más fácil. Somos un equipo que no da pelotazos, juega el balón y tiene gente con experiencia", resume Felipe Rodríguez, delantero salido de la cantera del Lalín y actualmente máximo goleador de la Tercera gallega con el Racing. "Mientras jugaba el partido estaba sorprendido porque tenemos un nivel más alto del que creíamos nosotros mismos", apunta su compañero, también en el Racing, Marcos Álvarez. Los dos ya conocen las sensaciones de tener la banda celeste en la camiseta: Felipe ejerció de Iniesta el pasado mes de abril cuando en la final que daba el pase a la fase europea Galicia y Andalucía empataban al filo de los penaltis. "No hay palabras para expresar esa experiencia", asegura.

El equipo de Galicia se impuso sobre otros 18 de toda España
Los profesionales no pueden participar en este torneo de la UEFA

Felipe tiene una historia tras sí, la de tantos futbolistas que se quedaron a un paso de la elite. En edad juvenil dejó Lalín para perseguir su sueño en el Real Madrid, pero tras año y medio acabó buscándose la vida en el Mediterráneo, donde entonces el ladrillo nutría al fútbol de onerosos sueldos. Pasó por Villarreal, Reus o Mazarrón. Nunca con contrato profesional, pero con nómina como tal. Volvió a Galicia, a marcar goles en el Cerceda y el Racing y demostrar que la Tercera se le queda pequeña. "El nivel es más alto que antes", dice Celestino Noé. Lateral derecho a tiempo parcial, le contemplan doce años de experiencia en la categoría. "Todos sabemos que en el fútbol hay gente que llega y que otros con menos cualidades no lo consiguen", incide. Para él acudir a Malta es algo más que jugar tres partidos. "Es un sentimiento porque vamos en nombre de muchos futbolistas aficionados a defender a una región".

¿A qué juega Galicia? No hace mucho el presidente de un club gallego se refería en una entrevista a la posibilidad de fichar "jugadores del tipo vasco". Todos le entendieron. Tampoco es complicado discernir un estereotipo de futbolista canario o andaluz. "Nuestro estilo es una mezcla de todo. Somos jugadores fuertes, que aprietan y tienen carácter, pero que además nos define un gusto por tocar bien la pelota", explica Javi Álvarez, centrocampista del Órdenes, Internacional español con la selección de fútbol playa, se quedó en el peldaño inferior a su hermano, Julio, profesional de largo recorrido ahora en el Tenerife. "Pero estar en esta selección me hace sentirme al máximo nivel aficionado", matiza. Por eso cuenta los días que faltan para llegar a Malta. "Me lo tomo como algo profesional, como si fuera a ganar tres millones de euros y viviera de ello. Es a lo más que puedo llegar, algo impresionante". Ahí también Galicia es un crisol, Álvarez, Noé e incluso Felipe sienten esta oportunidad como un regalo de una pasión que un día les mostró una cara ingrata. Para Marcos Álvarez, un joven ortegano de 22 años, extremo fuerte y hábil que está aprendiendo a sacrificarse, o Rafa Mella, un juvenil del Racing que tiene opciones de acudir a la isla mediterránea, la selección es otro espaldarazo para una carrera incipiente a la que pueden haber llegado en el momento oportuno.

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