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Explotación sexual, esclavitud del siglo XXI

La prostitución es un fenómeno complejo, en el que interactúan múltiples factores, entre los que a globalización de las migraciones tiene una incidencia determinante. Los datos son elocuentes: en España, alrededor del 90% de las mujeres prostituidas son inmigrantes en situación irregular, según datos del Plan Integral de Lucha contra la Trata de Seres Humanos con fines de Explotación Sexual. Dejando de lado a aquellas que dicen ejercer la prostitución libremente y sin coacción, lo cierto es que una gran mayoría de este porcentaje está representado por mujeres que se ven obligadas a un penoso desarraigo familiar y a salir de sus países para acceder al bienestar que imaginan en este primer mundo. Un mundo que les reserva un inesperado descenso a los infiernos, en un viaje a veces sin retorno.

La explotación sexual a la que se ven sometidas es un destino inmerecido para unas mujeres que, en ocasiones aún adolescentes, encuentran esclavitud donde quisieron ver libertad. Soñaron una vida digna, pero acaban entrampadas en un entorno sórdido, de degradante deshumanización. Engañadas por redes de traficantes o empresarios del sexo, tienen que ejercer entre 10 y 14 horas para pagar la deuda contraída por su traslado.

Es una realidad que sucede en cualquier barrio de cualquiera de nuestras ciudades. En pisos, en clubes, en locales. Porque en Galicia hay miles de casos, que algunos trabajos de investigación cuantifican en torno a 9.000, aunque solamente una pequeña parte trasciende. La Fiscalía Superior de Galicia tiene constancia de 234 mujeres identificadas entre 2005 y 2008 como víctimas de trata de seres humanos con fines de explotación sexual, mujeres que en un primer momento tuvieron la valentía de testificar en dependencias policiales para denunciar su situación. Pero finalmente, muy pocos de estos testimonios sirven de fundamento para una eventual sentencia condenatoria, porque con frecuencia ellas se retractan por miedo, por amenazas o condicionadas por la propia vivencia de soledad y desamparo.

Para la Xunta es un compromiso de primer orden facilitar las condiciones para que se decidan a colaborar con las autoridades en la denuncia de su situación de trata, con las garantías que establece el Convenio de Varsovia del Consello de Europa. En estrecha colaboración con la Fiscalía Superior de Galicia, los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y las ONG, desarrollamos programas de asesoramiento integral -jurídico, psicológico, sanitario y formativo- y de acompañamiento, y ponemos pisos tutelados a disposición de aquellas mujeres dispuestas a abrir un periodo de reflexión para denunciar la coacción y la violencia de que son objeto.

Hoy, 23 de septiembre, el mundo celebra el Día Internacional contra la Explotación Sexual y la Trata de Personas, una oportunidad para analizar que la prostitución nunca sucede en condiciones de igualdad. Al contrario, instaura una relación asimétrica entre los sexos, antítesis radical del modelo igualitario propio de una sociedad moderna, libre y desarrollada.

Marta González Vázquez es secretaria general de Igualdade de la Xunta de Galicia

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