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El vuelco electoral | Los planes del futuro presidente

Feijóo desmantelará el modelo de servicios sociales del bipartito

El presidente electo abre la puerta a la gestión privada y suprime las galescolas

Primera conferencia de prensa como presidente electo. Alberto Núñez Feijóo fulmina el Consorcio de Servizos Sociais y las galescolas. Fue después de reunirse con el ministro de Economía uruguayo, Ávaro García. El futuro jefe del Ejecutivo avanzó que antes de decidir la estructura de su gabinete escuchará la semana que viene a los tres sindicatos y a la patronal. Antes incluso de constituir ese Gobierno -que con toda seguridad tendrá 10 consellerías- Feijóo ya evidencia una clara ruptura con las políticas del bipartito. Ayer se cebó con las áreas del Bloque.

Anunció que el Consorcio de Servizos Sociais de Vicepresidencia no le vale por "su gestión poco eficiente". Sus críticas aluden a un modelo " que gasta más en burocracia que en atención a los mayores" y que, a su entender, margina a los ayuntamientos. Feijóo explicó ayer que no es partidario de recentralizar competencias y se comprometió a contar con los alcaldes para todo lo relacionado con los centros de día, las residencias de mayores y las guarderías.

En este punto, abrió la puerta a la privatización de los servicios sociales, con el objetivo de que "la mayor parte del dinero se destine a la asistencia y no a la administración del organismo". En otra rueda de prensa, casi a la misma hora, el cabeza de cartel por A Coruña, Carlos Negreira, lamentó que 3.000 personas sigan aguardando una residencia, mientras existen más de 1.000 plazas privadas que podrían firmar conciertos con la Xunta. Ya durante la presentación del programa sobre servicios sociales, el propio Feijóo admitió la posibilidad de que fundaciones, oenegés y empresas gestienen la prestación de estos servicios. "Todo", denunció Negreira, por el empeño del bipartito en "ideologizar la gestión". Capítulo aparte merecen las galescolas, una denominación que desaparecerá cuando el Gobierno del PP tome posesión. "Se llamarán guarderías, un nombre que tiene menos aristas". Y en ellas serán los padres quienes decidan la lengua de escolarización de los niños de 0 a 3 años, frente a lo que sucedía hasta ahora, donde era obligatorio que al menos el 50% del horario lectivo se impartiese en gallego, tal y como reza en el decreto de galleguización de la enseñanza. Claro que esta norma también tiene los días contados.

Más ambiguo fue Feijóo con el concurso eólico, que propuso revisar de acuerdo con el informe de la asesoría jurídica de la Xunta.Fue en la Cope ante el mismo locutor que durante la pasada legislatura se preguntó "de qué escombrera intelectual había sacado Mariano [Rajoy] a su nuevo líder en Galicia". En esos micrófonos, los de Federico Jiménez Losantos, acostumbra Alberto Núñez Feijóo a pronunciarse sobre la lengua.

En la entrevista anterior comprometió el apoyo de su partido a Galicia Bilingüe. Ayer, en cambio, renegó de las tesis de la plataforma a cuya manifestación envió a la plana mayor de su partido, en vísperas de las autonómicas. "No puedo duplicar el sistema educativo". Esa fue la respuesta del presidente in pectore a la insistencia del locutor y su tertuliano Pedro J. Ramirez para que cumpliese con los postulados de Galicia Bilingüe y segregue a los alumnos por aulas e idiomas. En lugar de eso, el presidente electo comprometió que sean los padres los que elijan el número de asignaturas en gallego y la lengua que se debe usar en los exámenes y para dirigirse al profesor. No explicitó porcentajes y abogó por introducir el inglés en el reparto.

Feijóo apeló a los "recursos limitados" de la Xunta y el elevado número de docentes que precisaría para no poner en marcha dos sistemas educativos paralelos -en gallego y castellano-, aunque el empecinamiento de los contertulios le llevó a admitir que la segregación sería "más fácil" en las ciudades. Tampoco hubo compromiso en este sentido, ni tampoco para hablar en castellano en el Parlamento, otra de las recomendaciones recurrentes de Losantos y Pedro J. Ramírez, que ayer citaron como ejemplo al presidente nacional del partido, Mariano Rajoy.

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Que el PP se ha distanciado de la plataforma tan pronto como ha logrado la mayoría absoluta, lo prueban, además, otras declaraciones de su secretario general, Alfonso Rueda, publicadas ayer en el semanario A Nosa Terra. En la entrevista, Rueda asegura que su partido "no es la misma cosa" que Galicia Bilingüe.

Y explica los porqués. Aclara que donde la plataforma viguesa ve "un conflicto lingüístico", su formación aprecia sólo "el peligro de que se pueda llegar a esa situación si no se tiene en cuenta la libertad". "No vamos a poner el castellano por encima del gallego", sostiene el número dos del PP, quien aboga por mantener el Plan de Normalización Lingüística que prima el uso del gallego en las aulas para evitar la pérdida de hablantes.

Pese al evidente desmarque de los dirigentes populares, la portavoz de la asociación viguesa, Gloria Lago, abogó ayer por dar más tiempo al PP. "De mi boca no saldrá una crítica. Estamos mejor que hace una semana", aseguró Lago, quien se comprometió a "animar" a Feijóo para que siga dando pasos en favor de "la libertad".

La presidenta de Galicia Bilingüe tachó de mera "elucubración" la negativa de Feijóo a desdoblar las aulas. Lago, que escuchó muy atenta la entrevista en la cadena episcopal, se aferra a "la libertad de elección de los padres" comprometida por el candidato del PP en su programa electoral.

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