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El Festival Mozart arranca con el 'Mitridate' de Graham Vick

Mitridate, rè di Ponto, de Mozart, se inscribe en la mejor tradición de la ópera seria del XVIII. Sus códigos, tan distintos de los del XXI, han sido traducidos a un lenguaje actual por Gabriele Ferro en lo musical. La parte escénica, a cargo de Graham Vick, se basa en la atemporalidad del teatro kabuki japonés. La escenografía y vestuario de Paul Brown son soporte material activo, subrayando brillantemente la trascendente dramaturgia de Vick, junto a una coreografía de Ron Howell en la que los actores adaptan su acción al tempo de escenas y recitativos y marcan su ritmo en una bella proyección visual del canto.

En lo vocal destacaron las protagonistas del triángulo amoroso desencadenante del drama. La Aspasia de Aleksandra Kurzak, con bello y esmaltado timbre y agilidades soberbias; el Sífare al que la voz plena de María José Siri infundió alma y dramatismo y la adecuada ambigüedad del Farnace de Elena Belfiore. Bruce Ford, con voz afectada, actuó como Mitridate y cantó los recitativos con excelente dramatismo. Las arias, a cargo de Gregory Kunde desde un atril, algo más duras que heroicas. Los comprimarios, a la gran altura requerida. La Sinfónica de Galicia fue el instrumento mozartiano de primer rango que despierta cada primavera como la vida en el bosque. Ferro sacó partido de su gran ductilidad expresiva y dinámica, llegando a mimar a los cantantes con menor potencia de voz, en una adaptación de la dinámica dentro de los límites correctos, pero a veces cercana a lo inaudible.

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