_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Financiación de la universidad

Hace algo más de cuatro años el Gobierno del Partido Popular aprobó, unos meses antes de las elecciones autonómicas, el plan vigente de financiación universitaria 2005-2010, contando con el informe favorable del Consejo Gallego de Universidades, acuerdo tomado con el voto favorable de los tres rectores, que además bendijeron el plan con diversas declaraciones. El rector de Santiago llegó incluso a agradecer explícitamente al conselleiro Celso Curras el interés que se había tomado.

El único voto en contra del Consejo fue emitido por el que esto escribe, en representación del PSdeG-PSOE. Ese plan era claramente insuficiente y no fomentaba debidamente la calidad y la competencia en las universidades gallegas. La situación era especialmente preocupante para la Universidad c ompostelana que ya había sido tratada injustamente en el plan de financiación anterior, que también contó con el placet de los tres rectores.

El dinero destinado a investigación se multiplicó por 2,5 aplicando criterios de competitividad

El actual Gobierno gallego fue consciente de las carencias de dicho plan y por ello puso en práctica acciones que por una parte aumentasen los fondos y por otra parte generasen una dinámica de calidad y competitividad en las universidades gallegas. Así, el esfuerzo económico dedicado a las universidades durante los años 2005-2008 aumentó cada año en un 12,7%, un 20,1%, un 8,3% y un 10,3%, respectivamente, con un importe total de 140 millones de euros. Ningún otro servicio público aumentó más en Galicia.

La financiación de la investigación universitaria se multiplicó por 2,5 aplicando criterios de competitividad y de incorporación de jóvenes investigadores. Respecto a la media española se creció más paliando así la brecha aparecida como consecuencia de la financiación durante el periodo 1996-2004. Por otra parte, se duplicaron los programas de ayudas y becas dirigidas especialmente a la internacionalización y movilidad de nuestros estudiantes, de las que se beneficiaron más de 6.000 jóvenes.

Las quejas del rector de Santiago sólo se comprenden por su ansiedad por tener un realmente un plan que prime realmente la calidad, la competitividad y la internacionalización, huyendo del café para todos. La Universidad de Santiago, de acuerdo con la liquidación del presupuesto del año 2007, contó con un total de 280 millones de euros, de los que 78 fueron captados por los grupos investigadores en convocatorias competitivas europeas, españolas y gallegas, así como en contratos de I+D+i con empresas.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Esa cantidad supone casi el 30% del total del presupuesto, siendo un buen indicador, no el único, de la calidad de una Universidad. De acuerdo con él, la universidad compostelana se sitúa entre las cinco mejores universidades españolas y a un nivel homologable a buenas universidades europeas.

Otro parámetro indicativo de la calidad es el numero de periodos de actividad investigadora evaluados y aprobados por su profesorado. El profesorado universitario cada seis años es evaluado por comisiones externas formadas por especialistas de prestigio. La aprobación implica una pequeña retribución adicional.

La Universidad de Santiago también figura en los primeros puestos de las universidades españolas en cuanto a número de periodos aprobados por profesor. Todos estos parámetros y otros análogos muestran que efectivamente la universidad compostelana es una institución dinámica con equipos prestigiosos y competitivos.

El rector debería poner todo esto en valor con un discurso hacia el exterior positivo y coherente con el discurso y las acciones que emprenda hacia el interior de la propia universidad. Hace unos meses diversos profesores expresábamos la necesidad de acciones internas dinámicas que primasen la competitividad y que no se protegiese la mediocridad.

Desde el Rectorado de deberían renovar las acciones en dicho sentido, haciendo y exigiendo autocrítica dentro de la propia institución. Y habría que utilizar indicadores como los apuntados para analizar centro por centro y cepartamento por departamento.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_