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Fiscales y policías gallegos y portugueses descartan que existan tramas incendiarias

Carlos Varela advierte a los políticos que "deberán demostrar la existencia de mafias"

No hay ni un indicio de que detrás de los incendios de los últimos años, a uno y otro lado de la raia, estén organizaciones criminales ni intereses económicos. A esa conclusión ha llegado la policía lusa después de investigar miles de fuegos en el país vecino. El informe que preparan los cuerpos de seguridad sobre los incendios de agosto también descarta, según fuentes de la investigación, la existencia de mafias organizadas para quemar el monte. El fiscal jefe del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, Carlos Varela, advierte: "Quien denuncie tramas a partir de ahora deberá demostrarlas".

"En el año 2004 se quemaron en Portugal 425.000 hectáreas de monte y murieron 20 personas, no busquen ustedes mafias organizadas ni complejas tramas para quemar el bosque, después de analizar miles de incendios no hemos hallado ni una evidencia, así que hemos de buscar otras causas en lugar de culpar a las redes criminales". La sentencia del director de la Policía Judicial de Coimbra la escucharon los agentes de la Policía Autonómica y del Seprona de la Guardia Civil y también el Fiscal Jefe del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG), Carlos Varela, en las jornadas sobre investigación criminal de los incendios forestales que se celebraron el jueves y el viernes en Santiago.

"Los portugueses se atreven a decir lo que todos pensamos aquí en Galicia", reconoció uno de los responsables de la investigación de los fuegos de agosto. Ésa es la conclusión que los agentes del Seprona y de la Policía Autonómica han plasmado en un informe encargado por la fiscalía y que será remitido al Parlamento en el mes de mayo. Entretanto el dictamen no sea público, los investigadores, que no ocultan su malestar con los resultados de la comisión de estudio de los fuegos en el Parlamento gallego, prefieren realizar su diagnóstico desde el anonimato.

Las charlas organizadas por la Fiscalía del TSXG sirvieron para poner en común las experiencias a uno y otro lado de la raia, para que veranos como los del último año no se vuelvan a repetir. "Se trata de detectar el problema", dijo Carlos Varela, en la presentación de las jornadas, "para que podamos empezar a implementar medidas eficaces contra los incendios".

En su intervención, el fiscal jefe del TSXG no quiso ir tan lejos como su homólogo portugués, pero lanzó una clara advertencia a quienes el pasado verano vieron bandas organizadas detrás de los incendios. "Cuando ese informe vea la luz, el discurso de los políticos sobre las mafias organizadas debe ser insostenible, todo el que hable de bandas criminales tendrá que demostrar su existencia, entonces deberemos distinguir entre el imaginario popular y los hechos", aseguró. "La experiencia de nuestros colegas portugueses, que nos llevan cuatro años de ventaja", continuó el fiscal, "a buen seguro será muy clarificadora para conseguir una mayor eficacia en la lucha contra los incendios forestales".

Y la principal deducción de las investigaciones de los fuegos al otro lado de la raia es que ni los madereros, ni la industria del fuego, ni los constructores tienen una relación directa con que el monte se queme verano tras verano. La policía lusa relató cómo por ejemplo habían detenido a un agente forestal que se encontraba solo en lo alto de una torre de vigilancia que utilizó el mechero para sentirse acompañado. O el caso de un reputado comerciante abandonado por su mujer que reconoció ser el causante de un importante incendio en su propia finca que acabó devastando miles de hectáreas para llamar la atención de su esposa y que volviera con él. No son casos aislados. El Gabinete de Psicología de la Policía Judicial portuguesa ha analizado, una por una, la personalidad de los 123 pirómanos detenidos en aquel país durante los últimos años.

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Individuos perturbados

Las entrevistas psicólogicas y el resultado de los cuestionarios enviados a los acusados desvelan que 116 (el 95 %) sufre algún tipo de perturbación mental. O alcoholismo, o esquizofrenia, o atraso mental. O una mezcla de todo lo anterior. En el caso de las 14 mujeres detenidas todas presentaban cuadros de depresión.

Después de preguntar a los pirómanos las razones porque prendían el monte, los psicólogos portugueses establecieron cuatro perfiles distintos de incendiarios: los que utilizan el fuego como venganza contra los dueños de las fincas quemadas, los que admiten sentir placer contemplando las llamas y los que no reconocen sus actos. Solo un pequeño porcentaje confesó haber provocado el fuego para obtener beneficios tangibles derivados del uso forestal de los terrenos calcinados.

Los rasgos son muy similares a los que se han encontrado los jueces, fiscales y agentes de la Policía y Guardia Civil en el medio centenar de presuntos pirómanos detenidos en Galicia desde el pasado agosto.

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