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Fiscalía, Iglesia y Cultura harán inventario del patrimonio eclesial

El plan anti robos recomienda que la policía forme a curas y vigilantes voluntarios

En Galicia se cuentan 3.792 parroquias, además de monasterios, conventos, ermitas, rectorales y otros inmuebles religiosos que en su interior contienen piezas susceptibles de ser robadas, elementos con valor artístico que en la mayoría de los casos son patrimonio de la Iglesia, pero que en otras ocasiones son de los feligreses o no está del todo clara su titularidad. Según la Fiscalía Superior de Galicia, "entre el 70% y el 80% de todo el patrimonio histórico y artístico gallego conocido" es de carácter religioso, y buena parte de estos bienes culturales están expuestos al deterioro y al hurto fácil en templos sin más medios de protección que el propio cuidado de algunos fieles y el cura, muchas veces bastante mayor y responsable de varias iglesias. En una reunión programada después de que saltase la alarma a causa del robo del Códice Calixtino, la fiscalía propuso ayer en el Arzobispado de Santiago a la Iglesia gallega y la Xunta, además de a la Guardia Civil y la policía nacional, un convenio de colaboración cuyo objetivo inminente es la elaboración de un inventario de urgencia para identificar todo el patrimonio que aún conservan los edificios religiosos, a pesar de los muchos expolios registrados.

Juan Pablo II urgió a los obispos hace 12 años a catalogar las piezas artísticas
No existen fotos que luego sirvan para identificar los objetos hurtados

La fiscalía lo llama "preinventario" (previo a una catalogación más cualificada, en la que, según la propuesta, tendría que implicarse de lleno la Xunta) y lo considera una "necesidad imperiosa". Lo realizarían las propias parroquias, incluso algún vecino voluntario, con la única tecnología imprescindible de un bloc de notas, un bolígrafo y una cámara, quizás simplemente la del móvil.

Esto, reunido el material de toda Galicia, incluso el obtenido de los conventos de clausura y las iglesias más apartadas, aportaría una ingente información a los técnicos de la Consellería de Cultura, según plantea la fiscalía en el documento que se hizo público ayer y con el que se comprometieron a colaborar las partes implicadas. Si se lleva a término servirá para trazar el mapa de los bienes muebles de la Iglesia (esculturas, pinturas, retablos, libros, elementos litúrgicos) y marcar prioridades a la hora de proteger este patrimonio artístico gallego. Porque hay piezas de gran valor muy vulnerables al hurto y el deterioro, y están infinitamente menos vigiladas que el Códice.

Muchas parroquias no llevan cuenta de sus bienes, ni siquiera han tomado fotos de ellos, con lo que en caso de robo no podrán aportar información a la policía para identificar, en los vericuetos del comercio ilegal del arte, las piezas desaparecidas. Hace ya casi 12 años, Juan Pablo II publicó la Carta Pontificia sobre la necesidad y urgencia del inventario y catalogación de los bienes culturales de la Iglesia, dirigida a los obispos, que debían poner en marcha de forma inminente los engranajes necesarios para que las parroquias recontasen su patrimonio. En Galicia nunca se llevó a cabo esta labor, pero los robos de arte sacro fueron en aumento.

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Además del inventario, posterior registro en soporte informático y catalogación final, la fiscalía propuso "elaborar un cuestionario para la evaluación de riesgos de seguridad" de las iglesias. Su fin es conocer los accesos más vulnerables de los templos. Con esto, la policía judicial y expertos en seguridad podrán sugerir sistemas de protección ad hoc para cada iglesia. La policía, además, según la propuesta, deberá redactar un "manual básico de seguridad" y encargarse de formar a personal religioso y a voluntarios en "prevención criminal y vigilancia en iglesias". Hay ocasiones, advierte la fiscalía, en que los delincuentes se esconden durante la misa y hurtan "a voluntad" cuando se cierra el templo. Otras veces "se ha registrado el cambio" de piezas auténticas por falsas a cargo de ladrones que se hacen pasar por restauradores. Los voluntarios aprenderán cómo suelen llevarse a cabo estos robos, cómo prevenirlos y cómo actuar en caso de que se produzcan.

Párrocos en el punto de mira

"Se han registrado casos de párrocos que toman la iniciativa o son inducidos a cambiar con libre voluntad piezas antiguas, sobre todo esculturas de arte sacro, por piezas modernas", advierte la fiscalía en su propuesta para el proyecto Igrexa segura-Cultura protexida, que presentó ayer por la tarde en el Arzobispado. En otras ocasiones, según especifica el documento que deberá derivar en un protocolo de actuación a partir de septiembre, tras una reunión de técnicos de todas las instituciones comprometidas, los sacerdotes mandan "ejecutar obras de restauración y mejora en los edificios sin tener en cuenta su preservación histórica y artística ni consultar a los especialistas o a la propia diócesis".

Además, hay veces "en que párrocos u otras personas -bien por voluntad propia, bien porque les fue solicitado- albergan provisionalmente en sus casas determinadas piezas", sobre todo mientras se realizan obras en la iglesia, o porque ha tenido lugar en ella algún siniestro, o quizás por el simple hecho de que consideran menos segura la parroquia que su domicilio. Según el texto que firma el fiscal superior, Carlos Varela, cuando esto ocurre, "en la mayoría de los casos no queda constancia escrita ni registrada de esta operación". Y "estas situaciones", en principio de carácter provisional, "tienden muchas veces, por inercia y hábito, a convertirse en permanentes".

Después, porque mueren quienes asumieron el compromiso de salvaguardar las piezas y éstas entran en el proceso de herencia o por otros motivos, "puede ocurrir que acaben siendo consideradas propiedad de quien tenga su posesión física, sin que a menudo haya conocimiento de lo contrario, ni manera de probarlo". Para evitar estas situaciones, la fiscalía propone que, una vez realizado el inventario parroquial, cuando haya cambio de sacerdote, el nuevo que llegue reciba el listado de los elementos de valor. E "igualmente, si se da algún movimiento de obra, éste deberá ser registrado". Para garantizar la conservación del inventario de cada parroquia, además de la copia que guardará el cura deberá remitirse otra idéntica al correspondiente obispado.

A la reunión de ayer, promovida por la Fiscalía Superior, acudieron el conselleiro de Cultura, Roberto Varela, y el arzobispo de Santiago, jefe de la Iglesia gallega, Julián Barrio. Ninguno llevaba propuestas bajo el brazo, pero brindaron su colaboración y concretarán cómo hacerlo al final del verano. El fiscal superior aspira a implicar en el "cuadro de cooperación" del Proxecto Igrexa Segura no solo a la Delegación del Gobierno, sino también a las universidades, las Diputaciones y la federación de municipios.

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