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Reportaje:

Flores para venerar al Arnoia

Allariz celebra un Festival Internacional de Jardines que impulsa su economía

En Allariz estalla una primavera milimetrada de flores con mensaje que se va haciendo mayor a cada paso de las estaciones, pero que no muere. El Festival Internacional de Jardines, que por segundo año consecutivo celebra esta villa ourensana, es en esta ocasión una alegoría de la moda que el municipio reivindica. 12.500 metros cuadrados de colores vegetales, piedra y agua en torno al agua del Arnoia -su contaminación dio origen a la revuelta vecinal que llevó al Bloque a la alcaldía- que ha dado vida a mayorías absolutas encadenadas del BNG desde hace 22 años. 12.500 metros cuadrados de jardín que habla, ensalzándolo o cuestionándolo, de la industria de la moda y que se suman a los otros 26.000 metros cuadrados adquiridos por el Ayuntamiento en las márgenes del río con la intención de santificarlo e impedir la urbanización de su entorno.

Los siete jardines son una selección de los 39 proyectos que se presentaron
La entrada cuesta un euro y ya se han registrado unas 100.000 personas

Allariz, su Gobierno local, rinde culto a este dios fluvial con más agua en su entorno de agua recuperada. Con agua que mueve molinos y con agua que mueven norias de sangre. Esto es, norias tiradas por el empleado municipal que menos horas trabaja de España: de las 19 a las 21,30. Y, para eso, solo ejerce su encomienda cuando la sombra aplaca los calores. "El tío es un vago", precisa entre risas el concejal de Medio Ambiente, Bernardo Varela. El empleado -"en realidad personal laboral del Ayuntamiento"- atiende por Samir y es un asno zamorano-leonés que alterna con los caballos del hipódromo durante el invierno. Desde el pasado 15 de mayo, cuando se inauguró este festival, su apática actuación es el espectáculo que vecinos y turistas quieren ver a toda costa.

Samir espera sentado a que el sol se oculte. Entonces, se yergue sin ambición alguna sobre sus patas y tira de la noria que mueve el agua hasta hacerla llegar a un pequeño acueducto desde donde se distribuye por pequeños canales. El agua no cesa por entre los siete jardines de otros tantos diseñadores (un austríaco, un italiano, un portugués, un francés, un gallego, un madrileño, un serbio y un francés) que compiten este año por el premio al mejor jardín internacional sobre la moda.

Samir da la nota, pero el espectáculo son las flores formando una muñeca, o una fashion victim, o un vestido de cola... que van mudando los colores y hasta la forma a medida que avanza el tiempo hasta el otoño, fecha de su clausura. Entonces, solo quedará el jardín ganador al que en mayo siguiente se sumarán los nuevos competidores por hacerse con una parcela imperecedera entres las aguas del río-emblema alaricano.

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"No es una actuación de la concejalía de Medio Ambiente, sino un proyecto global", puntualiza Varela, "y lo que busca, en último término, es la dinamización de la villa". El concurso atrajo el año pasado, en su primera edición, a 40.000 visitantes. Los alaricanos no pagan entrada; los turistas, un euro o 0,50 los jubilados. Varela ha echado cuentas y cree que en esta ocasión las visitas estarán en torno a las 100.000. "Allariz es un proyecto global", insiste el concejal para explicar cómo los visitantes "llenan las cafeterías y los establecimientos" y difunden por el mundo el nombre de la villa.

Los siete jardines que ahora florecen rabiosos junto al Arnoia son una selección de los 39 proyectos de toda Europa que se presentaron al concurso. Junto a ellos, y fuera de concurso, los visitantes -en este caso especialmente los más pequeños- se topan en la entrada con el Jardín de Gulliver, una recreación de un parterre cualquiera pero visto a través de una lupa: mariposas como árboles, o un caracol como el sol, obra de paisajistas brasileños.

Desde mayo el Arnoia es un dispendio de colores al que se van acoplando otros colores. Los sábados, a partir de las cinco de la tarde, las floristerías del municipio aprovechan el tirón de visitantes y plantan sus ofertas en un mercado de la flor que "contribuye a la dinamización económica" de la villa, explica Varela las claves de la gestión municipal, que solo cosecha mayorías regadas desde el Arnoia por el sonido constante del agua.Este es, insisten desde el Gobierno local, el "principal elemento dinamizador" del festival de jardines. Una constante, sobre la constante del río, que sube y baja por canales, charcas y fuentes.

Los jardines pueden gustar o no, pero el espectáculo sensorial está garantizado. Bernardo Varela presume de la iniciativa, "pionera en Galicia y en el Estado" y que ahora empiezan a copiar otras ciudades españolas. Los siete jardines son ahora siete primaveras de diseño industrial frente a la belleza fulminante del Arnoia. En breve serán verano y enseguida otoño. Para entonces, Samir seguirá tirando de la noria con su sangre y Allariz, acumulando visitantes y caja.

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