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Elecciones municipales | PAISAJES ELECTORALES

Hacer campaña con otra chaqueta

Tres alcaldes populares elegidos gracias a tránsfugas buscan revalidar el cargo

Si el transfuguismo es una "patología", como establece el acuerdo suscrito en 1998 por los partidos para frenarlo, seis municipios gallegos han enfermado durante esta legislatura y tres de ellos podrían quedar con secuelas tras los comicios del 22-M. Se trata de Folgoso do Courel (Lugo), Mos (Pontevedra) y Abegondo (A Coruña), en los que los actuales alcaldes, elegidos bajo las siglas del PP, aspiran a validar en las urnas el acceso al bastón de mando que lograron gracias a sendas mociones de censura apoyadas en ediles tránsfugas.

También en Gondomar y Silleda (Pontevedra) y en Pobra de Trives (Ourense) la comisión que vela por el pacto dictaminó casos de transfuguismo, aunque aquí los aupados a la alcaldía no repetirán como candidatos. Existen notables diferencias entre estas seis localidades, pero en una cosa parecen coincidir los aspirantes: "La gente tiene ganas de resolver en las urnas" los conflictos políticos de estos últimos años, resume el exregidor y candidato nacionalista de Gondomar, Xosé Antón Araúxo.

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Araúxo detecta "indignación" entre los vecinos de un municipio en el que, hasta la semana pasada, todos los primeros sábados de mes un grupo de ciudadanos realizaba una cacerolada frente a la casa consistorial para denunciar la moción. Lo ocurrido en 2009 ha provocado la división del PP con el nombramiento de un nuevo candidato, Fernando Guitián, que ha desterrado de su lista a los concejales que participaron en la moción y a los miembros de la gestora que controlaba el partido.

Estos, encabezados por la aún portavoz municipal, Natalia Salgueiro, se han integrado en el Centro Democrático Liberal. Y los tránsfugas exsocialistas han creado un partido, Iniciativa por Gondomar. Guitián admite que la escisión les afecta, aunque dice haber hecho "lo que pedía la ciudadanía", la renovación total de la candidatura.

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Algo similar ha ocurrido en Silleda, donde no repite ninguno de los ediles populares que dieron la alcaldía a la tránsfuga socialista Ofelia Rey, que se retira de la vida política y que, según una sentencia conocida ayer, ha llegado a vulnerar los derechos fundamentales de sus excompañeros socialistas al negarles información. La alcaldesa depuesta y candidata del PSdeG, Paula Fernández, alerta, sin embargo, de que los promotores de la moción "están haciendo el puerta a puerta" a favor del aspirante conservador, José Carlos Pin. "No sé qué tipo de pacto han firmado", desliza.

Fernández afirma que ha tenido "especial cuidado" en la selección de las personas que la acompañarán esta vez. "No te confundas", dice que le comentan los vecinos por la calle, quienes, a su juicio, ven estos comicios "como una oportunidad de recuperar la dignidad democrática". Como en Silleda y Gondomar, sobre la moción de censura de Mos planea la sombra de Rafael Louzán, presidente del PP en la provincia.

"Por lo menos la moción ha servido para que Louzán nos levante el arresto, antes no se pasaba por Mos, ahora no sale de aquí", ironiza la socialista María Jesús Escudero, que habla directamente de "compra de voluntades" de uno de los concejales que formaban su gobierno, y que en 2008 dio la alcaldía a Nidia Arévalo. La regidora, junto a tres de los ediles que accedieron al poder con ella, repiten en la lista popular. No lo hará, en cambio, el tránsfuga Gerardo Alonso.

En donde el transfuguismo sí ha generado un extra de tensión es en Folgoso do Courel. Allí la alcaldesa, la popular Lola Castro, y el exregidor, José López Fontal, se han enredado estos días en gruesas acusaciones sobre manipulación de la voluntad de los electores. Además, el socialista le reprocha su acceso a la alcaldía por este método con el único fin de garantizarse un medio de vida a razón de 2.300 euros al mes. Castro se defiende aduciendo que este mecanismo es legal y remarca que volvería a ponerlo en práctica.

Un argumento similar al del exconselleiro de Fraga José Antonio Santiso Miramontes, que obtuvo el bastón de mando de Abegondo en 2009 con el voto de un tránsfuga del PSdeG. En todo caso, matiza que él negoció con la ejecutiva local socialista y que fue la dirección gallega la que se opuso. Rechaza cualquier "problema ético" por gobernar gracias a un caso de transfuguismo y señala que es partidario de que se legisle sobre esta cuestión. "Pero mientras tanto...", apostilla, y juzga menos democrático que no gobierne la lista más votada.

En Trives, el primer municipio que vivió una moción de censura en esta legislatura, el clima parece más tranquilo. Allí el independiente Francisco Fernández controlaba el consistorio con el respaldo de dos ediles socialistas. Las fricciones entre ellos impidieron aprobar el presupuesto municipal, lo que el popular Luis Álvarez aprovechó para volver a hacerse con la alcaldía, en este caso sin siquiera darse de baja del partido. Ahora, tras más de dos décadas en el poder, ha dado paso a un nuevo candidato, Isauro Pérez.

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