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Israel impide al Festiclown entrar en un colegio palestino

"Márchense ahora mismo o cuando llegue no respondo de lo que pueda hacer". Armados con su correspondiente nariz roja, los integrantes de dos compañías del Festiclown -el festival promovido por payasos gallegos- de Palestina, aseguran que recibieron esa contestación de un comandante israelí cuando intentaban franquear un puesto de control fronterizo. Su destino, una escuela situada en la zona marginal de Seith Saad, donde los componentes de Circ Bover e Irmãos Esferovites esperaban alegrar a decenas de niños que "viven entre alambre de espinas, soldados militares y un checkpoint que les impide moverse libremente por su propio territorio".

A la llegada de los miembros al control, un policía le exigió un visado especial para poder ingresar. Después de media hora aguantando un "calor abrasante", el "ejército de narices rojas" recibió la amarga contestación del comandante. Tras ataviarse con el traje de payaso e inmortalizar el chasco con una foto, los miembros del Festiclown se retiraron.

La organización indica que este encontronazo solo refuerza su voluntad de ayudar a construír una Palestina libre mediante el circo y la risa, "verdaderas armas de diversión masiva". El festival supera ya la docena de representaciones en el país ocupado. Su director, Iván Prado, reflexiona: "Cuando un Estado nuclearmente armado teme a los payasos, es un Estado débil".

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