_
_
_
_
_
Reportaje:

Iván Ferreiro se confiesa

El músico vigués recopila temas de toda su carrera en 'Confesiones de un artista de mierda', grabado en Madrid

Para Iván Ferreiro, el paso del tiempo no se percibe sino que "se mide en recuerdos", y los suyos están inevitablemente vinculados a la música. Ahora, con 20 años de carrera sobre las espaldas, los siete últimos en solitario, ha decidido echar la vista atrás y hacer balance. Confesiones de un artista de mierda es el resultado, un disco grabado en directo con 14 temas de todas sus etapas. Saldrá al mercado el próximo 18 de octubre, acompañado de un DVD y de un EP, también en vivo, con seis cortes en formato acústico.

Desde el elocuente y mordaz título -un préstamo directo de la novela homónima de Philip K. Dick- Ferreiro (Nigrán, 1971) deja claro que este no es un simple recopilatorio de grandes éxitos al uso. Además, le sirve para reflexionar sobre su condición de músico: "No me veo como un artista la mitad de las veces; hacemos canciones de pop, hacemos la basurilla del arte", expone. También contiene un juego con la obra de Dick, la única que publicó que no pertenece al género de la ciencia-ficción, como hasta la fecha él solo había ofrecido material original.

"Llevaba mucho sin tocar 'Años 80'. Al piano adquiere un sentido nuevo"
Más información
Amaral, candidatos de consenso

De una preselección de 30 composiciones, escogió estas 14 porque son con las que más se identifica actualmente. Entre ellas, una revisión en clave intimista del que quizás fue el mayor éxito de Piratas, Años 80, que desnuda de distorsiones. "Llevaba años sin tocarla, y un día en un acústico me puse a hacerla al piano, y adquirió un sentido nuevo", comenta. De su época al frente de su anterior banda retoma Promesas que no valen nada, El equilibrio es imposible, a dúo con Santi Balmes, cantante de Love of Lesbian, y Mi coco, que cierra el disco. También pone su voz Xoel López, en el himno Turnedo.

Además, se incluyen dos temas nuevos, Canción de amor y muerte, contenido en el EP acústico, en el que colabora Rubén Pérez, la mitad de Pereza, y Mi munchausen, tocado en formato eléctrico. Con un intenso piano influenciado por el compositor japonés Sakamoto, su título se refiere a la fallida película de Terry Gilliam Las aventuras del Barón Munchausen. Se trata de una reflexión sobre "las cosas que salen mal, pero aún así tienen algo de hermoso".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Para la grabación, Iván Ferreiro contó con el grueso de su habitual banda de directo: Gael Pintos en la batería, su hermano Amaro y Emilio Saiz a las guitarras, el polifacético Pablo Novoa se encargó de teclados y guitarras adicionales y su productor, Suso Saiz, hizo de director musical y añadió arreglos. Como bajista reclutó al también productor (Love of Lesbian, Standstill) Ricky Falkner, que aporta un gran peso a las canciones. Enriquecen la mezcla los metales de No Reply.

Junto al disco, saldrá a la venta un DVD que recoge la actuación, realizada durante tres días del pasado mes de junio en Madrid, ante unas 60 personas. En lugar de optar por un directo normal, en una sala o al aire libre, la grabación se hizo en un plató, decorado a modo de habitación de hotel, una metáfora sobre la vida del músico. "Tiene que ver con que estás en ningún sitio todo el rato", apunta. La realización busca dar un matiz diferente a cada tema para que funcione como una especie de serie en episodios.

Así, al músico vigués este disco le ha valido para hacer balance de lo realizado hasta el momento, para cambiar el repertorio, retomar canciones empolvadas y explorar arreglos. Pero, sobre todo, le servirá para prolongar la gira de su cuarto álbum de estudio en solitario, Picnic extraterrestre, con la que lleva año y medio en la carretera. "Cada día me gusta más tocar", enfatiza, y añade que no deja de escribir material nuevo.

Aunque desde la pequeña aldea de Gondomar donde vive "el Apocalipsis no parece ser tan devastador", admite que nota la crisis "como todo el mundo". Además, señala, a la deteriorada situación global se le suman los problemas estructurales por los que pasa la industria discográfica desde hace años. A la bajada general de los cachés ha adaptado el formato de sus actuaciones según cada caso: con toda la banda, acústico con su hermano Amaro o el solo con un piano.

De carácter hiperactivo -"ahora ando obsesionado con las repeticiones", dice, mientras muestra una serie de fotos de su piano tomadas con su móvil-, en las próximas semanas participará en la presentación en vivo del nuevo disco de Nicolás Pastoriza, que ha producido. Como compositor también asume su papel en la refundación de la SGAE, tras la polvareda levantada por las supuestas irregularidades destapadas en los últimos meses. Apuesta por un "proceso democrático" (ahora solo pueden votar 8.000 de los 100.000 socios) y una revisión estatutaria que, a su juicio, deben protagonizar los autores.

Con la cuarentena cumplida le cuesta ver su carrera sin ver sus propias vivencias. Por eso Confesiones de un artista de mierda retrata su vida y la de muchos incondicionales "contada en canciones".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_