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Jucio contra un nuevo capo de la droga de Cambados

Hacienda localiza entre su patrimonio un astillero de planeadoras en Portugal

Con apariencia de curtido marinero y llevando sus "negocios" con absoluta discreción, el empresario de Cambados Ramiro Vázquez se había convertido, en apenas cinco años, en uno de mayores importadores de cocaína en la Ría de Arousa. En octubre de 2007, una investigación del Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA) acabó con su meteórica carrera.

A punto de que la voluminosa causa judicial abierta contra él y parte de su organización se envíe a la Audiencia Nacional, Ramiro Vázquez, sin antecedentes penales, se enfrenta a más de 20 años de cárcel por narcotráfico y blanqueo de dinero. El fiscal del caso, Marcelo Azcárraga, ha encontrado suficientes pruebas para implicarle en la operación de cuatro toneladas de cocaína que transportaban dos planeadoras en la madrugada del 29 de octubre de 2007.

La Policía Judicial portuguesa abrió su propia investigación

En medio de un espectacular despliegue de medios marítimos y aéreos, los tripulantes de las planeadoras tuvieron que arrojar los fardos al mar para poder huir. Ramiro Vázquez se encontraba en Cangas, dirigiendo las maniobras de sus marineros que tenían que aproximarse a la costa de la ría de Aldán para desembarcar la cocaína. Vázquez Roma fue detenido cerca del puente de Rande, escapando de los aduaneros que ya le tenían localizado a través de los teléfonos móviles.

A raíz de su detención, la Agencia Tributaria comenzó a rastrear su patrimonio y aún no ha terminado. Se trata de una investigación que dio origen a otro sumario paralelo por blanqueo de dinero que todavía está bajo secreto. Propiedades y, sobre todo, empresas como el astillero que fue intervenido en Portugal, están valoradas en más de tres millones de euros.

La Policía Judicial lusa abrió su propia investigación y es probable que reclame todo lo incautado en Viana Pesca, el astillero que Vázquez Roma había montado en Viana do Castelo para construir sus propias planeadoras semirrígidas. Pero entre sus clientes también estaba la propia Policía Fiscal portuguesa y organizaciones internacionales de contrabando de estupefacientes. De hecho, en los registros se encontró una enorme lanzadera de 25 metros que había encargado un cártel colombiano para transportar droga desde África. Fue precisamente la construcción de esa lanzadera la que puso en marcha la Operación Piraña para acabar con su intensa pero efímera carrera.

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Aduanas investigaba a los traficantes colombianos que trabajaban con Ramiro Vázquez cuando una conversación telefónica puso a las autoridades españolas sobre la pista del cargamento. A través de cuatro teléfonos móviles, Aduanas consiguió reconstruir los momentos clave del frustrado desembarco. Todo iba bien hasta que los marineros avistaron el helicóptero y comenzó la persecución.

Las grabaciones recogen cómo él aborta la operación, repitiendo por todos los teléfonos: "Estampida, estampida". Su captura confirmó los indicios de que los narcotraficantes estaban retomando las viejas rutas de los desembarcos de droga en las rías gallegas.

Un año antes, en Corme, A Coruña, David Pérez Lago, el hijastro de Laureano Oubiña, también había caído con todo su equipo y un alijo de dos toneladas de cocaína.

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