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Mar tendrá que indemnizar a las empresas que pujaban por la goleta

Anulado el contrato de 1,8 millones para construir una embarcación tradicional

El proyecto de recrear una goleta del siglo XIX con 24 metros de eslora, 430 metros cuadrados de vela y 1,8 millones de presupuesto lo habían defendido por este orden, el diputado del PP Xosé Manuel Balseiro; el presidente de Portos de Galicia, José Manuel Álvarez-Campana; la conselleira do Mar, Rosa Quintana, e incluso el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo. Hasta que la polémica llegó al Parlamento. Ayer, en la Comisión de Pesca y Marisqueo, el Gobierno gallego dio marcha atrás y decidió que todos los beneficios que iba a deparar el polémico proyecto a las carpinterías tradicionales y el turismo pueden esperar.

El encargado de defender la rectificación en la Cámara fue uno de los más acérrimos defensores de la goleta, el propio presidente de Portos de Galicia. Álvarez Campana empezó por reconocer que el coste de la réplica de la nave de carga iba a superar en realidad los dos millones de euros a los que habría que sumar "entre 50.000 y 100.000 euros" por cada año de mantenimiento.

Portos agradece las críticas de prensa y oposición para repensar el proyecto
La Xunta evita aclarar cuánto pagará en compensaciones

Ningún dato nuevo diferente a los que ya tenía la Xunta el pasado 10 de julio cuando convocó el concurso, pero ayer Álvarez Campana, tras escuchar "atentamente" y por énésima vez las críticas de la oposición, reconoció que "no es el momento". Luego admitió, una por una, las razones que socialistas y nacionalistas esgrimieron durante semanas para frenar la compra del navío: que no conviene concentrar en un proyecto la mayor parte del presupuesto para restauración de embarcaciones, que el plazo de tres años hasta botar la nave es demasiado largo, que no es razonable dedicar todo el esfuerzo inversor en una única zona...

Eso, dijo el responsable de Portos, "obliga a repensar el proyecto" hasta lograr "uno más adaptado a la realidad". En lugar de mantener el encargo de la réplica de la nave y de pagar 1,8 millones a la unión temporal de cinco astilleros gallegos -a los que se había ajudicado provisionalmente por 1,8 millones- la Xunta pondrá en marcha un programa a diez años de restauración de embarcaciones tradicionales. Empezará por veleros más modestos que no superen los 200.000 euros de coste. El primero se botará en A Mariña lucense, donde ya estaba previsto que se construyese la goleta, convertida por el PP en reclamo electoral para aquella zona.

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Hay todavía un argumento más -que la Xunta no cita- para frenar la adjudicación: Astilleros de Bermeo, la firma que competía por la goleta, había amenazado con recurrir el fallo a los tribunales tras la polémica valoración que hizo el comité de expertos.

Fuentes de la Xunta confirmaron a EL PAÍS que Mar ya tiene lista su propuesta de renuncia para el concurso que basa en su "magnitud presupuestaria" y la necesidad de "priorizar las inversiones". Esas serían sus "razones de interés público" que, sin embargo, obligarán al Gobierno gallego a indemnizar a las dos empresas que optaron a la adjudicación. Además de la UTE de carpinterías gallegas, a Astilleros de Bermeo, que ayer estudiaba la decisión del Gobierno gallego.

Ambas firmas deberán ser resarcidas por la Consellería do Mar para compensar los gastos en que incurrieron presentando sus proyectos, incluidos los salarios de los ingenieros navales y los abogados. El Gobierno gallego no quiso aclarar a cuánto ascenderá la factura. Mar pagará también por los planos de la maqueta inicialmente elegida porque, "aunque aplazado sine die, el proyecto no queda anulado" y se retomará "cuando la situación económica mejore".

Ese fue el mensaje que intentó defender el padre de la idea, el diputado Balseiro para salvar la cara en la comisión. El parlamentario recurrió incluso a los "mojitos de La Habana del bipartito", mientras la oposición saludaba la marcha atrás a lo que definieron como "minigaiás" o "cacicada localista". Alvarez Campana, entretanto, agradecía sus críticas y las de la prensa, que permitieron "reconducir" la apuesta de la Xunta por las carpinterías de ribera.

La nave que demandó "todo el Barbanza"

Entre las promesas de austeridad y ahorro, el mantra de "no gastar lo que no se tiene" y el plan de adelgazamiento de la Xunta, la compra de una goleta de época por 1,8 millones de euros empezaba a colarse en los plenos parlamentarios. La decisión de la Consellería do Mar acompañaba otras como la rescisión del seguro colectivo de accidentes para los marineros o la anulación de la pensión a las mariscadoras que ese mismo departamento justificó por la crisis económica.

Y la pregunta pilló al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, tras una reunión de su Gobierno. ¿Cómo cuadra con sus planes de austeridad la inversión de casi dos millones de euros en replicar una embarcación tradicional del XIX? Feijóo respaldó como pudo la decisión de Portos de Galicia pero dejó entrever que no tenía demasiados detalles.

Aludió a un acuerdo alcanzado por la conselleira de Mar, Rosa Quintana, con las carpinterías "de Ribeira", y reprochó que la oposición "diga una cosa en Santiago y otra a 60 kilómetros" de distancia. "Todos los partidos de la zona del Barbanza están de acuerdo en construirla", aseguró el presidente, antes de remarcar la "alta rentabilidad" de mantener los astilleros tradicionales. El lapsus de confundir las carpinterías de ribera con la villa del Barbanza fue motivo de rechifla para la oposición, puesto que el concurso abierto por la Xunta dejaba claro que la nave se construiría en San Cibrao, donde el diputado José Manuel Balseiro llevaba tiempo haciendo campaña con el proyecto.

La irrupción de un astillero de Bermeo con 200 años de experiencia en el sector que optó a la ajudicación trastocó todos los planes del Gobierno gallego, que veía en la recreación de la goleta una forma de apoyar a las carpinterías tradicionales. El encargo llevaba camino de acabar en los tribunales, después de que el comité de expertos de la Consellería do Mar valorase en un polémico informe las dos ofertas. El astillero vasco ni siquiera esperó a la adjudicación, envió un durísimo escrito a la Xunta, que no impidió que la goleta fuese adjudicada provisionalmente a la UTE de cinco firmas gallegas. La empresa de Bermeo siguió amenazando con presentar un recurso ante el juzgado de lo contencioso administrativo.

No ha hecho falta, Mar decidió ayer rescindir el concurso convocado en julio pasado y aplazar "por unos años", hasta que la economía mejore, la construcción de la polémica embarcación del siglo XIX.

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