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Muere en Ourense el pintor y escritor Xaime Quessada

El artista fue uno de los exponentes de la generación de los "artistiñas"

Xaime Quessada (Ourense, 1937) falleció ayer en su casa de Lucenza (en Vilar das Trés, a las afueras de la ciudad) donde permaneció los últimos tres meses aquejado de una enfermedad incurable. Pintor comprometido, ex militante del Partido Comunista, vital, prolífico y expansivo -"yo creía que era inmortal", musitaba ayer entre lágrimas su amigo el escultor Acisclo Manzano- la obra de Quessada ocupa lugares preferentes en las instituciones orensanas y gallegas y ha traspasado la frontera española, repartida por museos de todo el mundo.

En junio pasado la sede del Parlamento Europeo en Estrasburgo inauguraba su última exposición, cuadros de su denominada serie negra y una selección de su trabajo más reciente sobre los horrores de la guerra bajo el título Los Derechos Humanos. Testimonios.

Pero si la influencia de Goya en su obra es evidente, aún lo es más la de Picasso, hasta el punto de haber llegado a realizar más de mil versiones del Guernica y otras tantas del famoso Minotauro.

Su muerte, que se produce apenas un año después de la desaparición de su hijo también pintor, Xaime Quessada Blanco, cuando contaba 30 años, pone fin a una larga trayectoria artística. Su amigo de la infancia, el ex dirigente del PCE orensano, Manuel Peña-Rey resalta su talante "comprometido con los más débiles y generoso con todos".

Su muerte deja huérfanos a los supervivientes de la generación de artistas orensanos a los que Vicente Risco bautizó con el nombre de "artistiñas", un grupo de pintores y escultores que frecuentaba la taberna O Volter, entre los que figuraban, junto a Quessada, Virxilio, José Luis de Dios, Acisclo Manzano y Bouciños.

La vitalidad y el talante prolífico de Quessada han quedado de manifiesto no sólo en su obra pictórica y escultórica, sino también en su faceta literaria. Publicó Cuentos crueles, Lucenza y El Recristo del Baraña, una autobiografía que recrea los oscuros años transcurridos entre 1939 y 1975 ("porque parece que en esa época aquí no pasó nada", dijo en la presentación). Sus restos mortales descansarán desde mañana con los de su hijo en el cementerio de Señorín, en O Carballiño.

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