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Niño y Pistola pone de largo su reinvención en banda folk rock

Como Arthur&the Writers, el heterónimo de los miñoranos Niño y Pistola para su tercer disco, ofrecen una lección folk rock a la vieja usanza. Y ese trenzado eléctrico acústico, enraizado en la Costa Oeste estadounidense, pero hace 40 años, fue lo que el martes desplegaron sobre las tablas del Salón Teatro de Santiago. Niño y Pistola estrenó su nueva encarnación ante una audiencia que ocupaba dos tercios del patio de butacas.

Ataviados con camisas de leñador y sombreros de ala, barbas en la sección de guitarras e incluso corbatín country en el batería, los ahora cinco integrantes de la banda se emplearon a fondo en revivir las armonías vocales de Crosby, Stills, & Nash, los riffs complejos de The Byrds o ecos lejanos de la Creedence. Pero si hay una sombra que cubre el cancionero de Arthur& the Writers, tiene denominación de origen canadiense. Las citas textuales a Neil Young intercaladas en sus temas y una sección rítmica con la contundencia rígida de Crazy Horse lo confirmaron.

La nueva formación de Niño y Pistola incorpora, además, órgano de reminiscencias hammond. Y el teclado realizó sus servicios a la perfección en la base de la única versión de la noche, el Suspicious minds de Elvis, resuelto con solvencia para la dificultad objetiva de la empresa. Sólo un pequeño intermedio, dos canciones de su debut, recordó la faceta no campestre del grupo, cuando en 2006 asombraron con su pop beatlemaníaco y acústico.

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