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Niños de Primaria siguen sin libros de texto tras dos semanas de clase

Asociaciones de padres aseguran que han adelantado dinero a algunas familias

Quince días después del comienzo del curso, todavía hay niños de Primaria que no tienen libros. Esta cuestión no es nueva, todos los años hay algún manual que la familia no ha encontrado en la tienda, pero este año la solución es más difícil. Si antes el problema era que la librería tardaba en servir el libro, ahora el libro no llega al aula porque algunas familias no pueden adelantar el dinero que les devolverá, en parte, la Xunta con su nuevo sistema de ayudas. Ocurre en las cuatro provincias: en cada curso hay de uno a cinco niños con este problema. Las asociaciones de madres y padres de alumnos, solidarizados con la situación, han decidido abrir sus arcas y adelantar el dinero. Padres, profesores y editores lamentan la confusión de un modelo que entró de manera precipitada y que no les parece igualitario. La Consellería de Educación asegura que no ha recibido ninguna queja.

Educación asegura que no ha recibido ninguna queja formal de padres

No lo hizo en junio, cuando acabaron las clases. Tampoco durante julio. Fue a finales de agosto cuando la Xunta publicó que los libros ya no eran gratis para todos. Habría un sistema de ayudas, un modelo en el que los padres de los niños de 1º, 2º, 5º y 6º de Primaria tendrían que pagar sus libros. Después la Xunta les devolvería una parte -proporcional al sueldo- que en ningún caso cubre todo de lo que pueden costar los manuales. A pocos días de comenzar las clases, muchos padres aún no sabían cómo tenían que preparar la mochila, así que cuando empezó el colegio, empezó el caos. Por una parte no estaba claro quién tenía que hacer el papeleo. Algunos directores se plantaron cuando la Xunta dejó en sus manos gestionar las becas. Aunque Educación acabó cambiando de idea, las ayudas en éstos y otros muchos centros aún no se cobran.

En la última semana de agosto, el Gobierno intentó explicar maratonianamente su "más solidario que nunca" modelo, pero no previó que muchas familias, acostumbradas a que el colegio pusiera los libros, no pudieran adelantar esos 230 euros de media y por niño. "Les dimos margen de sobra para tramitar las ayudas", justifica un portavoz de Educación. "Nadie ha presentado ninguna reclamación". Los maestros no están de acuerdo. Las familias se encuentran "decepcionadas", según Belén Riveiro y Virgilio Gantes, presidentes de la Confederación Galega de Pais e Nais de Centros Públicos (Confapa), que ha abierto sus huchas para adelantar el importe a los que no pueden afrontarlo. "Esto sí que es verdadera solidaridad, echar un cable a aquel que tienes cerca y ves que lo necesita. Y no lo de la Xunta".

Pasa en casi todas las aulas. Y el perfil socioeconómico de las familias no es necesariamente de emigrantes o grupos en riesgo de exclusión. Son gente que no puede pagar lo que cuestan los libros, y tampoco adelantar el dinero. La búsqueda de fórmulas para garantizar que todos los pupitres tengan sus manuales es variada. Hay padres que han primado la compra de materiales de las asignaturas más duras, en detrimento de las que sólo se imparten un día a la semana. El profesor de música de un CEIP de Viveiro se queja de que sus alumnos no traen el libro. Así que desde los centros también se están tomando medidas. Al no poder reciclar los libros del curso anterior (cuando eran gratis) porque la Xunta los ha cambiado, los profesores apuestan por elaborar materiales propios para que todos los niños estudien en las mismas condiciones. En algunos casos han llegado incluso a adelantar el dinero a los padres.

Un modelo "apresurado y confuso"

Están de acuerdo. El modelo de gratuidad solidaria de la Xunta es "apresurado y sólo ha generado confusión y descontento". Así lo expresan libreros, padres, personal educativo y editores. Tras dos semanas de curso aún hay alumnos sin libros y la culpa sólo la tiene la falta de previsión, dicen. Esta confusión ha llegado a bloquear alguna librería y distribuidora, que han recibido los pedidos escalonados y han tenido que asumir el papel de informadores a pie de mostrador. En la librería Aula 25, de Santiago, a principios de septiembre no vendieron ni un libro sin acompañarlo de instrucciones sobre las ayudas de la Xunta.

Edicións Xerais reconoce que esta confusión también ha llegado a los almacenes de distribución, que gestionan pedidos, aún ahora. "Estamos sufriendo un choque de dos modelos", explica el director de la editorial, Manuel Bragado, que considera "totalmente injusto e inadecuado" el actual sistema de becas. Al igual que a los vendedores, profesores y padres, a Bragado le parece "increíble" que deba desembolsarse por adelantado. Tampoco cree que las ayudas sean suficientes: "Los libros siempre cuestan más que lo que dan".

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