El PP dice que "a estas alturas el Gaiás ya es más del bipartito" que suyo

Unas líneas de historia: según los planes del expresidente de la Xunta, Manuel Fraga, padre de la idea junto al arquitecto Peter Eisenmann y el exconselleiro de Cultura Jesús Pérez Varela, el macroproyecto del monte Gaiás iba a estar inaugurado en 2004. Galicia pasaría a la historia con 108 millones de euros de inversión. Doce años más tarde de que la Cidade da Cultura fuera concebida sin reparar en gastos ni detalles, la factura va ya por 478 millones de euros y se sabe a que el complejo no se va a terminar hasta que el Gobierno central, éste o el que venga detrás, se decida a financiarla.

Lo anunció ayer otro conselleiro de Cultura, Roberto Varela, también del PP, en el Parlamento. En su comparecencia avanzó que el próximo noviembre, cuando se abran el Museo de Galicia y el edificio de Servicios Centrais, presentará el Plan Gaiás sobre la viabilidad del complejo. Que la construcción del Centro da Música e das Artes Escénicas se aplaza durante tres años. Y que el último contenedor, el que iba a ser edificio de Novas Tecnoloxías se paraliza hasta que el Gobierno de Zapatero "cumpla su compromiso" de cofinanciar el macrocomplejo. Y eso a pesar de que ambas obras fueron adjudicadas en el verano de 2005 por la Xunta de Fraga en funciones, semanas después de que el PP perdiese las elecciones.El anuncio deja la finalización de la obra de Eisenmann en el aire sine die. La vieira que el conjunto arquitectónico debía simular visto desde arriba seguirá amputada unos años más.

La familia de Carlos Casares cede su legado para la Cidade da Cultura

Las dos horas de explicación de Roberto Varela ayer en el hemiciclo dieron también para que el conselleiro avanzase que, al igual que sucedió con los legados de Camilo José Cela y de Isaac Díaz Pardo, también la obra de Carlos Casares se custodiará en la Biblioteca de Galicia, después de que la Xunta haya llegado a un acuerdo con la familia. El titular de Cultura sí se comprometió a financiar el acceso desde la autopista AP-9 al monte si el Gobierno central no lo paga.

Después de repartir reproches al bipartito por su "falta de coherencia", Varela cargó contra quienes "en el cuento de la lechera" hacen cálculos "demagógicos de las inversiones que se podrían realizar con el presupuesto" de la obra. El conselleiro evidenció que es la crisis la que paraliza la Cidade da Cultura porque al proyecto no le puso Varela un solo pero. Más bien todo lo contrario si se juzgan algunas de las frases que le dedicó: "Pienso que no podemos ver la Cidade da Cultura como una obra únicamente desmesurada, quien la vea así, no sabe leer los restos de la modernidad". O la siguiente: "Es uno de los primeros intentos racionales de gestionar Galicia como un todo". Y la última: "Para quienes la consideran megalómana, la Cidade da Cultura solo sería posible si se rompe en siete trozos".

Su esperanza de que la Xunta aún pueda hacer rentable la idea de Eisenmann parte de las 70.000 visitas que han recibido los dos primeros contenedores abiertos el pasado enero. El "éxito" ha llevado a la consellería a anunciar que también los 6.600 metros cuadrados del futuro museo podrán ser visitados en cuanto lo permita la seguridad de la obra, mucho antes de que se instale la muestra Gallaecia Petrea sobre la influencia de la piedra desde la cultura castrexa. Un modo de "convertir el continente en contenido", según el conselleiro, mientras no se acaban los trabajos.

Socialistas y nacionalistas volvieron a criticar la "indefinición" y la "falta de contenidos" del proyecto. La década arranca como la anterior. Lo repitieron Concepción del Burgo y Ana Pontón. Hasta que llegó el parlamentario popular Ignacio López-Chaves a poner las cosas en su sitio. "A estas alturas la Cidade da Cultura es ya más obra del bipartito que del PP", dijo, escudándose en unas cifras de ejecución del proyecto.