Partes oficiales señalan que los fuegos provocados bajaron 14 puntos en otoño

La estadística oficial se empeña en desmentir al Gobierno gallego sobre los incendios. O viceversa. El caso es que al contrario de lo que han repetido el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, el conselleiro Samuel Juárez y el director general de Montes, Tomás Fernández-Couto, la intencionalidad de los fuegos no solo no arrojó unos resultados "sin precedentes" en octubre, sino que descendió en 14 puntos respecto a la media del resto del año. Así lo constatan los partes oficiales de la Consellería de Medio Rural que analizan la oleada de fuegos que se desató en Galicia en las tres primeras semanas de octubre.

Según la documentación interna que maneja el Gobieno gallego y a la que ha tenido acceso EL PAÍS, durante esos 21 días en la provincia de Ourense, epicentro de la crisis, se registraron 747 incendios, de los que, de acuerdo con los datos de Medio Rural, 373, un 49,93%, fueron provocados. Muy por debajo de la media de este año que, según la misma información interna de la Xunta, fue del 63,78% en Ourense y del 64,49% en toda la comunidad, donde Medio Rural computa 6.802 invendios, de los que 4.387 fueron provocados.

Feijóo dijo el mes pasado que la mano criminal estaba detrás del 88%

Cuando estalló la crisis en las primeras semanas de octubre, la cúpula de la consellería habló de una "intencionalidad sin precedentes, que en octubre que ronda el 90%" y el propio Feijóo, tras el Consello de la Xunta del 20 de octubre, afinó más y apuntó que la actividad delictiva estaba detrás del 88% de los incendios de este otoño. Nadie del Ejecutivo ha explicado de dónde sacó el presidente ese dato. No es, desde luego, lo que se deduce de los informes que firman sobre el terreno los agentes forestales después de inspeccionar los restos del fuego. El director general de Montes, Tomás Fernández-Couto, aseguró el 22 de octubre a este periódico que, en lugar de tomar como base esos informes, tal y como se ha hecho siempre en las estadísticas de la Xunta y de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, el Gobierno actúa por descarte. Si no hay tormentas secas con rayos, no hay vías del tren cerca que puedan soltar chipas y el fuego está en lugares inaccesibles, concluye que es intencionado. Si a eso añaden los llamas que arrancan con varios focos y las que se inician después de las 20 horas (un 52% de los de Ourense en octubre), completan la radiografía y estiman que no más del 10% se derivan de causas fortuitas.

Esta nueva metodología implica cambiar el procedimiento de estudio de los fuegos que venía desarrollando la Xunta durante la última década. Y no cuadra con la que manejan ni la policía autonómica ni la Guardia Civil ni tampoco el fiscal especializado en Medio Ambiente, Álvaro García Ortiz, quien repite que no se detectó en octubre una intencionalidad criminal distinta a la de los períodos críticos que año tras año se registran en los montes gallegos. Las palabras del fiscal no han hecho reflexionar al conselleiro de Medio Rural, Samuel Juárez, quien insiste durante sus comparecencias parlamentarias en que "cualquiera puede decir lo que quiera, pero la intencionalidad en octubre no tiene precedentes".

La insistencia de la Xunta en anticipar los datos de intencionalidad (en plena oleada ya informó de que el 90% de los fuegos eran provocados) contrasta con su decisión de dejar sin medios a las brigadas de investigación de incendios. De los 21 distritos que debían contar con estos equipos especializados -integrados por una pareja de agentes forestales- que indagan sobre cada foco desde el punto de inicio que origina las llamas, casi ninguno estuvo al completo este verano porque ahora esos efectivos se emplean para apagar. También el número de agentes de polícía autonómica se vio mermado

Y mientras las autoridades de la Xunta persisten a toro pasado en minimizar la ayuda de la Unidad Militar de Emergencias del Ministerio de Defensa -el propio Juárez contó que solo colaboró en 28 fuegos, el 1,44% del total, obviando que esos fueron los más graves- efectivos del dispositivo del Gobierno autónomo admiten que "sin la llegada del Ejercito se habría calcinado la provincia entera". Expertos en la lucha contra el fuego del Gobierno central y de los cuerpos de seguridad del Estado no ocultan su pesimismo por que la Xunta haya vuelto a la teoría de las tramas y las manos negras, de la que no hay evidencia empírica, más allá de los argumentarios que manejan todos los gobiernos -también el bipartito en 2006, que incluso creyó ver bandas de motoristas encapuchados por los montes del Barbanza, de los que nunca más se supo- cuando se enfrentan a una crisis de este tipo. "En los fuegos los políticos hacen lo que no deben, se tiran los trastos mientras el monte arde y luego olvidan el tema hasta la crisis siguiente. Eso también es cíclico", lamenta un profesional con 20 años de experiencia en el estudio de esta problemática y que nunca ha entendido de tramas.