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Pontevedra atiza la llama del localismo frente a Vigo

El alcalde capitanea 19 asociaciones que rechazan la nueva superdelegación

Algo se mueve en Pontevedra y no, precisamente, al son que marca el recién inaugurado Gobierno de la Xunta de Galicia. El presidente Alberto Núñez Feijóo dejó pasar apenas unos días desde su nombramiento para aprobar el decreto 245/2009 que, según los críticos, "parte por la mitad a la provincia". La designación de una delegada territorial con plenas competencias en Vigo y su área de influencia (que suma 14 municipios) sacudió a la ciudad del Lérez con toda virulencia.

El líder local de los populares, Temo Martín, en un intento de calmar los ánimos, llegó a decir que abandonaría la política si la capitalidad de la ciudad se viera mermada. No fue suficiente así que, a modo de órdago, proclamó que Lucía Molares sólo tendría competencias en tres de las diez consellerías (Traballo, Facenda y Mar), vaciando de contenido la superdelegación de Vigo. El anuncio forzó al líder de su partido a dar marcha atrás en su intento por descentralizar la Administración pero, en Pontevedra, sostienen que la palabra de Feijóo no basta porque "el decreto sigue vivo".

"No se debe segregar una provincia por decreto", afirma la plataforma

De hecho, 19 asociaciones de corte empresarial, sindical, social y profesional, han hecho frente común para llevar a la calle, el próximo 19 de junio, su malestar. Al frente, el alcalde Miguel Anxo Fernández Lores, que no ha dudado en capitanear esa plataforma de repulsa pese a que la estructura provincial desafía su filosofía nacionalista. Y es que a nadie se le escapa que Pontevedra no paga traidores y en la defensa de la capitalidad tanto unos como otros se están jugando la alcaldía: el PP porque, tras los últimos comicios, se quedó a un escaño de la mayoría absoluta mientras el BNG sufre una pérdida progresiva de apoyos tras diez años en el gobierno.

La habitualmente tranquila villa se ha puesto en pie de guerra ante esa decisión unilateral de Feijóo de romper el esquema administrativo provincial para dar lugar a la que llaman "la quinta provincia". Una medida que ha puesto sobre la mesa "viejos localismos ya superados", detalla Verísimo Pazos, presidente de la federación de vecinos Castelao. Y es que desde que en 1825 fue declarada capital de provincia, su liderazgo se ha convertido en una carrera de fondo torpedeada por la expansión industrial y económica de la vecina Vigo. "Nos llevan descapitalizando desde hace 20 años", apunta Pazos, "y durante ese periodo hemos perdido más de un millar de funcionarios". Una cifra que temen se incremente pese al compromiso de Feijóo de mantener el cupo de trabajadores de la Administración. Se trata del que intuyen principio de decadencia de una ciudad que siente, a flor de piel, el rango de capital.

La herida se abrió en los años 60, durante el franquismo, cuando la delegación de Inspección de Trabajo se trasladó a Vigo. Llegó después la segregación de la Audiencia Provincial, que provocó una de las mayores movilizaciones de los pontevedreses el 5 de junio de 1998 (5-J). Recientemente, la Diputación de Pontevedra "monta una sede en Vigo", afirma Pazos, ex concejal del PP en Poio. Quizás porque milita en la formación conservadora desde los años 70 no acaba de entender "cómo se puede decir en Vigo una cosa y en Pontevedra otra". "Yo estuve en el mitin de Feijóo en la plaza de toros y allí no se habló del delegado de Vigo", sostiene y advierte: "Que nadie quiera politizar esto porque no es cosa de política". Para evitar confusiones, la próxima reunión, el 1 de junio, será en la Cámara de Comercio, que preside Ricardo Mirón. Las anteriores tuvieron lugar en el consistorio y asistieron asociaciones de comerciantes, procuradores, abogados, sindicatos, amas de casa, taxistas o empresarios que conforman la práctica totalidad del tejido pontevedrés.

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"La gente está muy cabreada", dicen. De poco sirvió la aparición inesperada del propio presidente en la reunión con los colectivos convocada por Telmo Martín, que ha declinado hacer declaraciones. Y en el mismo saco cayó el traslado del Consello de la Xunta la semana pasada. "Feijóo intenta calmar los ánimos y se trae el Consello para taparnos la boca", espeta Pazos, que reconoce que "el consenso en esto es casi pleno". Y es que el desmarque entre el líder local de los populares y el movimiento vecinal puede pasarle factura al ex alcalde de Sanxenxo, que ha movido sin éxito cielo y tierra para convencer a la ciudad de la intrascendencia del decreto. De hecho, el PP, recuerda Pazos, perdió la alcaldía después de la manifestación del 5-J, a la que el alcalde de entonces, Juan Luis Pedrosa, "no acudió". El decano del Colegio de Abogados de Pontevedra, Eloy Artime, interpreta como "una coz en la cara" de los pontevedreses el decreto, si bien el mayor agravio, dice, "se le hace a los votantes del PP por la cara de parvos que se les puso, no tienen quien les defienda".

Martín no es el único objeto de críticas. También el ahora delegado del Gobierno en Galicia, Antón Louro, antes concejal de la capital, tiene enfrente a sus vecinos. Después de manifestar en Vigo que no comparte "la inquietud" de los pontevedreses, le tildan de "traidor". Y, junto a ellos, la portavoz y teniente de alcalde socialista Teresa Casal, tacha de "agravio innegable" el decreto. "La ambición política de tener la alcaldía de Vigo está cerrando las mentes a nuestros políticos", concluye Pazos, que agrega: "Lo que no se puede es segregar una provincia por decreto".

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