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Profesores compran su colegio de Lalín en suspensión de pagos

El Sagrado Corazón lleva dos años intervenido judicialmente

"Lo importante es mantener los puestos de trabajo y la trayectoria del centro". Manuel Gil es uno de los 18 profesores del Sagrado Corazón de Lalín (Pontevedra) que intenta tomar las riendas del colegio privado. Con más de cuarenta años de historia, ha sido gestionado durante los dos últimos por administradores nombrados por un juez. Las deudas del propietario y director, Fidel Fernández Presas, provocaron que el Sagrado Corazón fuese subastado en dos ocasiones. La puja, de tres millones de euros, quedó desierta y se abrió un plazo para presentar proyectos por una cantidad que podría ser inferior.

"Alguien dispuesto a pagar tres millones se dedicaría realmente a la enseñanza, pero por menos podrían aparecer intereses especulativos", afirma Gil. Para los profesores la desaparición del colegio no era una opción y en diciembre llegó el consenso. De los 53 docentes del colegio, 18 formaron Sagrado Corazón do Deza S. L. y presentaron su proyecto de compra. "Conlleva riesgos, pero quién mejor que nosotros para sacar esto adelante", asegura Gil.

El centro cuenta con casi 600 alumnos y 80 plazas de internado
"Conlleva riesgos, pero quién mejor que nosotros para sacar esto adelante"

Empezaron su nueva etapa juntos con miedo a cómo armonizar 18 formas de pensar. Sin embargo, Gil asegura que rápidamente "se creó un clima cariñoso, de cooperación y apoyo total entre nosotros". El consenso se completa con el apoyo del resto de docentes del colegio. Muchos no pudieron participar porque están a punto de jubilarse o no se pueden permitir los riegos de la inversión. Pero la defensa del proyecto se amplía a los padres: "Ven la iniciativa con buenos ojos porque saben que no vamos a tirar piedras contra nuestro propio tejado", asegura Gil. El ayuntamiento de Lalín los ha respaldado y los administradores concursales del colegio durante los dos últimos años también dan el visto bueno a la iniciativa.

La última palabra la tienen los acreedores de Fernández Presas, que negocian con el juzgado el reparto de sus bienes y que tienen que dar el visto bueno a la venta del colegio. El principal acreedor es Caja Duero y Gil agradece el trato de la entidad: "Podrían haber ejecutado el embargo sobre el colegio pero apoyaron la continuidad, tenemos mucho contacto con ellos".

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Si la iniciativa sigue adelante, los profesores aportarían su propio capital y además cuentan con financiación de varias entidades. "Algunos bancos pusieron pegas, la educación no es para ellos el sector más atractivo" explica Gil.

Para Fernández Presas, el fundador del colegio, los profesores reservan buenas palabras. "Era un auténtico profesional de la enseñanza, su vida privada lo llevó a esta situación", asegura Méijome, que lleva 15 años en el Sagrado Corazón. Gil comenta la dualidad de la figura del fundador: "Era muy buen profesor pero no quita que económicamente fuese un desastre, casi nos quedamos sin trabajo". El último periodo con Fernández Presas fue complicado y el cobro de algunas nóminas llegó a retrasarse cuatro meses. A pesar de todo, no se han resentido el número de matrículas en el centro, que cuenta con casi 600 alumnos y 80 plazas de internado. Los profesores aseguran que han apoyado la normalidad, llevando los problemas del colegio con discreción y manteniendo a los niños siempre al margen.

Gil, que lleva 12 años en el Sagrado Corazón, afirma que jamás pensó en acabar como empresario. "He vivido el proceso con mucho estrés pero ahora estoy bien, es el futuro del colegio y de muchas familias de Lalín". La propuesta de los 18 profesores está libre de cargas y las deudas de Fernández Presas no volverían a afectar al colegio. "Sería como partir de cero", asegura Méijome.

Los planes para el colegio pasarían por conservar lo que funciona pero siempre aplicando reformas. Renovar las infraestructura del centro, fortalecer el internado y los diferentes niveles educativos, son algunas de las propuestas de los 18 profesores del Sagrado Corazón. Esperan tener novedades en las próximas semanas y, aunque la decisión podría alargarse, Gil es optimista: "Parece que las cosas pintan bastante bien".

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