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Reportaje:

Puente sonoro a Cabo Verde

Batuko Tabanka, doce isleñas emigrantes en Galicia, editan su primer disco

Con doce mujeres caboverdianas residentes en Galicia y uno de los ritmos más antiguos de los generados en las islas africanas se cocina el sonido Batuko Tabanka. Desde finales del siglo XX, cada domingo ensayan en Burela las responsables de tender puentes sonoros entre el noroeste peninsular y Cabo Verde. Pero sólo ahora, diez años después de arrancar el proyecto bajo el nombre de Entroido de tambores (eso significa Batuko Tabanka) han entrado en un estudio de grabación. Djunta mô, editado por la productora PAI Música, se titula su primer disco, en el que junto a esta docena de emigrantes tañen instrumentos nombres de primera línea del folk galaico: Uxía, Xosé Manuel Budiño, Mercedes Peón, Rodrigo Romaní o Fernando Abreu.

El origen de la batuka es el trabajo, como el blues, música de esclavos
"Se trata de una música informal, no seria, es como bailar una muiñeira"

Pero la historia de Batuko Tabanka arranca mucho antes. Concretamente, cinco siglos atrás, cuando los portugueses poblaron el archipiélago en la costa occidental de África, frente a Senegal. "Fue entonces cuando mujeres negras y esclavas y colonos blancos, portugueses, se establecieron en Cabo Verde", relata Antonina de Cangas, la única de las doce integrantes del grupo que no vive en A Mariña, sino en O Morrazo. La ausencia de voz y de voto de aquellas mujeres se convirtió en el origen de la batuka, una de las músicas más antiguas de las islas. "Las mujeres no podían hablar y se comunicaban, para protestar, batiendo en el pecho tipo manifestación", continúa Antonina, "después utilizaron un trapo mojado" y ahora una saca de cuero colocada entre las piernas. Sonido ligado al trabajo, igual que el blues o cierto repertorio de pandereteira, la batuka juega al margen de la morna, la melodía suave con la que Cesária Évora internacionalizó la cultura caboverdiana.

"Se trata de un música festiva, informal", teoriza Antonina, "no de permanecer serios sobre el escenario; se parece a bailar una muiñeira". El grito agudo, entusiasta y celebratorio, aquí denominado aturuxo también resulta compartido entre las tradiciones musicales de los dos países de Batuko Tabanka. En la hoja promocional de Djunta mô (Xuntamos as mans) se refieren, además, a la integración sonora entre África y Galicia debida al parecido entre "los ritmos ternarios de la batuka y de las jotas gallegas y a a las canciones de las pandereteiras en las que existe una sacadora a la que se suman el resto de compañeras repitiendo la misma frase".

En la dicción de Antonina, llegada a Cangas do Morrazo en 1977, todavía sobrevive el sotaque crioulo traído de los 991 kilómetros cuadrados de Ilha Santiago, pero con resabio de gallego occidental. "Las doce procedemos de la isla de Santiago y la última se ha instalado en Galicia hace cinco años", explica sobre la composición de las Batuko Tabanka. Todas migrantes por causas económicas, el nacimiento del proyecto Tabanka se gestó, al estilo gallego, en una sobremesa. "Después de una cena en Burela tras un cursillo con música de Cabo Verde", rememora, "le dije a una compañera '¿por qué no batucamos como las viejas de allá?' y me contestó 'ya ni me acuerdo', pero yo empecé y ahí surgió Batuko Tabanka".

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Los ánimos de amigos e incluso de instituciones como el Ayuntamiento de Burela, donde vive la mayor colonia de emigrantes caboverdianos del país, las empujaron. "Llevábamos más de 20 años en Galicia", explica Antonina, "pero como apartadas, hasta que empezamos con la música". Aunque una parte de las componentes ya se conocían de las islas, fue viajando aquí y allá como trabaron la relación que ahora las une a través de la idea Tabanka. "Hemos tocado por toda Galicia, en Cataluña, Cádiz, en Francia", enumera, "e incluso aparecemos en varios documentales".

Más que rodadas por los escenarios, su primer disco se estrenó ante el público de su país de adopción el pasado sábado en Santiago. En Djunta mô, registrado a medias entre Cabo Verde y Galicia, la batuka colisiona con intérpretes y tradiciones lejanas bajo la producción de Segundo Grandío. Además de "los amigos gallegos" -Antonina asegura que si se juntan con las neopandereteiras de Leilía o Malvela, "se monta una fiesta"-, portugueses (Augusto Canario), brasileños (Sérgio Tannus), caboverdianos (Nho Nanu o Ntoni Dente d'Oro) y extremeños (el cantautor Luis Pastor) se prestan a "juntar las manos". "Ha quedado fenomenal", se entusiasma la percusionista y cantareira principal al hablar de la grabación, doce canciones en lengua crioula, un libreto con sus traducciones al gallego, al portugués y al castellano y un deuvedé que recoge un concierto en su tierra natal.

Pero Antonina de Cangas hace memoria de todo este tiempo como Batuko Tabanka y se queda, sobre todo, con una cosa: "Cuando estás sobre las tablas y la gente te aplaude".

Las doce caboverdianas que forman Batuko Tabanka en una imagen promocional de <i>Djunta mô</i>.
Las doce caboverdianas que forman Batuko Tabanka en una imagen promocional de Djunta mô.

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