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Reportaje:

Saludos "fraternales" de Vigo al Führer

Un documental descubre los escenarios gallegos de la II Guerra Mundial

Una ciudad portuaria en la que hierven los espías de todos los bandos, con una base de reparación de submarinos y un cargadero de mineral cuyo destino era construir el armamento más mortífero de la primera mitad del siglo XX. No es el escenario de una película, es una parte de la historia de Vigo durante la II Guerra Mundial mientras el régimen de Franco proclamaba la neutralidad española en la gran contienda. Los aliados descubrieron que tal declaración era burlada por las huestes nazis y protestaron ante las autoridades franquistas por el cobijo que hallaban los submarinos U-boot en los puertos de Vigo y Ferrol.

El dictador ordenaba detenciones de alemanes a cuenta gotas y amañaba informes sobre supuestas investigaciones que tranquilizaban a las potencias. Así Franco evitó entrar en una guerra para la que no tenía efectivos. De paso, Galicia se libró en muchas ocasiones de ser pasto en su totalidad de los ejércitos británico y estadounidense. Incluso se cree que Churchill llegó a planear un desembarco en la playa de Doniños.

La Legión Cóndor desfiló en las calles de la ciudad antes de la partida
37 submarinos alemanes yacen en aguas próximas con sus 1.400 tripulantes

Cuenta el periodista y escritor vigués Eduardo Rolland que en la prensa de la época, plagada de crónicas de batallas en Japón o Rusia, no hay referencias al hundimiento de pesqueros gallegos fuera de las islas Cíes por parte de los aliados. "Los apresaban fuera de la ría, hacían transbordar a las tripulaciones de los pesqueros y los hundían, para que no ayudasen a los alemanes". Tampoco las encontró acerca de la presencia de submarinos en el puerto para repostar en el tanquero Bessel ni de las cacerías que se desarrollaban frente a las costas gallegas, donde ha documentado 37 U-boot que duermen en aguas próximas con sus 1.400 tripulantes.

Los datos construyen montañas de folios que Rolland ha recopilado en sus casi siete años de pesquisas en archivos y entrevistas personales. Buscando referencias a la Batalla de Rande en la Biblioteca Británica de Londres, se topaba una y otra vez con papeles de la Armada relacionados con Vigo en los años 40. De modo que el asunto le encontró a él y en ese punto inició la investigación de las andanzas de los nazis en Galicia, que se convirtió primero en un libro, Galicia en guerra (Xerais, 2006), que está a punto de agotar su segunda edición, y ahora en un documental, A arañeira (TVG-Productora Faro, 2008).

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Hablan, entre otros, los descendientes de los marineros de Bouzas que, en plena regata de traineras, presenciaron la entrada del sumergible U-760 después de ser atacado por un avión británico Wellington en cabo Fisterra. "Es fascinante descubrir que en este rincón del mundo hubo una gran actividad vinculada a este episodio bélico y rompe con el tópico de la Galicia aislada", dice. La película, una cinta de casi una hora que emitirá Televisión de Galicia, repasa los enclaves de una historia que ahora sale a la luz.

El punto de partida es bien conocido. A través del ojo fotográfico de Pacheco, cuyo legado conserva el Ayuntamiento de Vigo, y de las grabaciones custodiadas en la Filmoteca de Berlín llegan hasta nosotros las imágenes de los impresionantes desfiles de la Legión Cóndor en las calles de la ciudad entre el 23 y el 26 de mayo de 1939, la última demostración de fuerza antes de poner rumbo a casa. A su llegada al puerto de Hamburgo les recibió el mariscal Goering, quien recogió los "afectuosos y fraternales saludos de Vigo al Führer" enviados por el alcalde Suárez Llanos. Las mismas tropas que habían ayudado a Franco en la Guerra Civil y fueron vitoreadas por los ciudadanos de Vigo invadieron Polonia meses después. "Algunos serían simpatizantes, pero otros lo hicieron por miedo. El decreto del alcalde conminando a expresar la gratitud de España a la noble nación alemana indicaba que no era una buena idea quedarse en casa ese día", explica Rolland.

Esa parada de 6.000 soldados se queda en anécdota al descubrir la tela de araña que el nazismo tejió en Galicia. Formaban parte de ella el consorcio empresarial Sofindus, una tapadera que escondía el monopolio nazi sobre la extracción y transporte del wolframio, y una antena de radio en Cospeito.

Vigo fue uno de los puertos más importantes en la operación Der spinner, para facilitar la huída de criminales de guerra hacia América del Sur como Walter Kutschmann.

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