_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Señales de identidad

Hoy rematan las Xornadas de Cultura Mariñeira en Muros. Cantos de taberna, pasacalles, corales, secado de pescado, vela tradicional, y rúas adornadas con barcas y redes para construir un escenario: cómo era la vida en nuestra villa marinera mejor conservada. Es una visión idealizada pues se ponen en valor las técnicas, la sabiduría, la cultura mariñeira pero lógicamente se obvian las duras condiciones de vida de los marineros, que siempre amaron ser libres pero padecieron el hambre y las penurias de los esclavos. Idealizamos nuestro pasado porque todos necesitamos tener una buena imagen de nosotros, tener una mala imagen de uno mismo conlleva infelicidad y ser esclavo de los demás.

Necesitamos ver que nuestros talentos se pueden realizar en Galicia, que es un país normal y que la salida no es emigrar

En el programa de hoy está la actuación del grupo folklórico local Galanía a las 20.00 horas. Cuando se redactó el programa, quién podía prever que la selección española se clasificase para la final del mundial de fútbol. Los organizadores no pretendan competir contra esta Roja, saben que es bastante difícil, y seguramente tampoco ven contradicción entre que le guste a uno un espectáculo de folklore gallego y también le guste el fútbol. Seguramente tampoco con ver y animar a la selección española. Le puede gustar a uno todo.

Tanto un festival folklórico como un partido de una selección nacional son actos identitarios, celebran la pertenencia a una cultura particular, propia y compartida. El acompañamiento que está haciendo la sociedad española a esta selección evidentemente es una celebración masiva de una identidad española, la bandera roja y gualda está siendo usada de un modo natural, ya no es la de los nacionalistas españoles sino de ciudadanos y ciudadanas que se sienten contentos de ser españoles. ¿Y qué España expresa esa selección? ¿Qué identidad nacional? ¿Cómo son esos españoles en quienes nos vemos representados? Son jóvenes luchadores, juegan limpio, son hermosos (con la camiseta o con toalla), tienen sentido de equipo y compañerismo. El mismo seleccionador, Del Bosque, es una persona culta, educada y digna. A veces una persona, una individualidad, expresa la conciencia de un pueblo, pero nada representa sociológicamente mejor a un país que una selección de fútbol. Como suele suceder proceden de familias trabajadoras, hijos de ganaderos, trabajadores, panaderos, son de los nuestros. Esta selección tiene un espíritu democrático y nada castizo, lo que expresa es lo contrario del señoritismo pijo del Barrio de Salamanca. Para mayor ofensa, esta selección española es casi la selección catalana, muchos catalanes animan a la selección vistiendo la camiseta del Barça. (Pero veamos lo evidente: es un equipo de varones. Quienes representan las naciones con claridad y firmeza siguen siendo los hombres, pero se es otro tema).

Esta selección es la gran referencia nacional española y representa un nacionalismo democrático, el que acepta que la España que puede enfrentarse a los ataques especulativos contra nuestra economía bien desde Alemania bien desde fuera del euro es la que nos integra a todos. También a los catalanes que se manifestaron ayer por las calles de Barcelona, también a los vascos, gallegos que lo deseen. La España que integra su diversidad nacional es la que marca golazos de cabeza.

Esa camiseta roja es una referencia nacional muy fuerte. Junto a eso, los gallegos carecemos de alguna referencia que pueda medirse ni de lejos. Cuesta señalar algún éxito individual o de equipo que podamos sentir como un éxito nuestro, algo que nos haga sentir orgullo de ser ciudadanos gallegos. Pero entonces, ¿no los hay? Haylos. Hay éxitos económicos, éxitos sociales, artísticos, pero son piezas sueltas, fragmentos de nada, no hay una representación de todo ello como partes de un todo colectivo. La imagen de nosotros en los escasos medios de comunicación propios es la de una sociedad llena de problemas y carencias, todo ello es cierto, pero falta ahí la representación de nuestros éxitos y de nuestros héroes y heroínas. Necesitamos ver que nuestros talentos se pueden realizar aquí, que es un país normal y que la única salida no es emigrar a otro lugar donde prosperar. Igual que los catalanes aportan de su Can Barça talentos a la selección española, estaría bien que pudiésemos aportar desde nosotros un caudal de talento conscientemente gallego. La palabra nación es instrumento y arma, deberíamos usarla sin miedo como instrumento para vivir y convivir.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_