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Reportaje:

"Somos una iglesia sin paredes"

Los evangélicos de Oleiros rezan al aire libre tras el cierre por ruidos de su templo

El lema, en principio teórico, con el que la iglesia evangélica Nueva Vida encabeza su presentación en Internet se ha tornado, a su pesar, en realidad para los 150 fieles del municipio coruñés de Oleiros, después de que el ayuntamiento precintase, la semana pasada, la nave que alberga este templo protestante. El haberse quedado literalmente sin paredes, ni techo, es el colofón del tortuoso camino emprendido por esta comunidad, cuando decidió abrir una iglesia, hace tres años y medio, en la nave número seis del polígono industrial de Icaria, en Perillo.

Para estos discípulos de Dios y Jesucristo que preconizan ejercer su fe cristiana sin corsés, ni jerarquías, el derecho constitucional a la libertad de culto religioso ha sido conculcado. Hablan de persecución. "No sabemos si por motivos religiosos o políticos, pero nos sentimos perseguidos", afirma el pastor, Roberto Reed.

El pasado domingo tuvieron que celebrar sus dos misas semanales al aire libre, ante la puerta precintada de su templo. Y los niños recibieron su catequesis en los bancos de una zona ajardinada. Desde el principio, todo fueron trabas por parte de las autoridades municipales, que no dejaron de alargar la lista de requisitos y trámites para conceder licencia a esta actividad religiosa, "que ni es clandestina, ni sectaria", subraya Reed.

El principal pecado de estos protestantes, a tenor del escrito remitido por el ayuntamiento, es el de hacer demasiado ruido. Ya hace unos meses que, por temor al cierre, habían reducido a dos guitarras acústicas, sin amplificadores, el acompañamiento a sus cantos durante los oficios religiosos, en una zona industrial rodeada de naves y oficinas por lo general cerradas ese día. También "rectificaron", según Reed, el excesivo ruido de sus encuentros para jóvenes que celebran cada viernes por la noche. "Es verdad que la participación de un grupo de músicos en esas reuniones era demasiado ruidosa, pero hace más de un año que ya no", explica el pastor.

De nada valieron el informe de medición acústica que realizaron con una empresa homologada y sugerida por el ayuntamiento, ni las obras para cumplir con "requisitos sanitarios" como el de dotar de ventana y rejas a la nave que les sirve de templo. Los residentes de la zona no corroboran las molestias y "denuncias vecinales" que esgrimen las autoridades locales para precintar la nave. Según Reed, sólo hay un vecino, dueño de un estudio de grabación cercano, que se ha quejado de las actividades de estos evangélicos. "No queremos estar peleados con nadie", afirma el pastor, "y estamos dispuestos a rectificar todo lo que sea necesario para solucionar este problema".

Pero para empezar, es preciso, destaca, que el ayuntamiento les aclare qué es lo que están haciendo mal. El jueves, Reed tiene cita con la concejala de Urbanismo, María de los Ángeles de la Fuente, quien "ya había mostrado la mejor de las voluntades" el viernes, antes de que la Policía Local precintase la nave y las oficinas del templo. "Hay mucho reparo a aceptar los evangélicos. Nos cierran iglesias y, a diario, nos señalan", afirma el secretario del Consello Evanxélico de Galicia, David Rego. Hace poco más de un año, en Lugo, se cerró un templo de evangélicos de etnia gitana bajo el argumento de que la normativa municipal establecía que una iglesia tenía que albergarse en un edificio independiente. "Es anacrónico a estas alturas que se conculque así la libertad de culto", lamenta Rego, "pero estamos acostumbrados".

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