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Turandot triunfa en A Coruña

La primera representación de Turandot se desarrolló con gran éxito, patente en la larga ovación final y otras espontáneas tras actuaciones individuales. La primera de éstas, para Cristina Gallardo-Dômas por su Signore ascolta, fue un acto de pura justicia con la primera soprano pucciniana del momento. Desde la humildad de su personaje, Liu, supo encender un entusiasmo que el público coruñés multiplicaría luego con generosidad.

La función se cimentó en la solidísima actuación de los conjuntos. La Sinfónica de Galicia estuvo espléndida. Su carrera vital por Mozart, Rossini y otros belcantistas, románticos e impresionistas la ha llevado a las posiciones de cabeza entre las orquestas de foso en toda España. Sus coros de adultos e infantil estuvieron a su altura bajo la batuta de Miguel Ángel Gómez Martínez, que concertó y matizó con su peculiar eficacia.

Lise Lindstrom, Turandot, cuajó una buena actuación, aunque con una clara tendencia al grito en los agudos en forte y su voz tiene un timbre algo áspero. Marcello Giordanni compuso un Calaf muy hierático. Su voz sonó tensa toda la noche, pero se llevó la gran ovación de la noche en el Nessun dorma. Es de rigor: lo conocido siempre tira de la palma. Luiz-Ottavio Faria hizo un Timur soberbio de voz y presencia. Y Pablo Carballido se mostró excelente de carácter en un compasivo Altoum. El trío de ministros de Guagliardo, Pardo y Atxalandabaso estuvo a la gran altura y solidez de los conjuntos. Pero la escenografía del Palau de les Arts valenciano resultó demasiado grande para un escenario en el que parecía metida con calzador.

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